Desde hace un mes y tres días Íngrid, de 17 años, asiste a terapias de drogodependencia en un centro de salud, en el norte de Guayaquil. La adolescente descubrió que el consumo de sustancias prohibidas durante cinco años no era lo correcto y que estuvo a punto de morir al sufrir un paro cardiaco luego de ingerir varias pastillas.

Recordó que a los 12 años consumió por primera vez la conocida ‘H’ o heroína en el colegio donde estudiaba, luego de que un compañero, que expendía en el plantel, se la obsequió. Dijo que primero compraba una funda de ‘H’ a un dólar, pero con el pasar de los días su cuerpo le pedía más y comenzó a consumir dos veces al día y después la cantidad aumentó a cuatro. A esa sustancia también le sumó con el tiempo la cocaína, marihuana y pastillas.

Acceder al alcaloide no era difícil para Íngrid. Ella contó que conseguía la sustancia en el colegio o se la compraba a personas que se dedican a predicar la palabra de Dios en las calles, a mujeres con niños o a menores de edad.

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“Yo pensé que eso (las drogas) eran sustancias que manipulaban mi cerebro, pero luego comencé a bajar de peso y mi rostro empezó a cambiar. Yo vivía para consumir y consumía para vivir, me volví dependiente de la droga”, expresó Íngrid, quien el pasado viernes dio su testimonio de rehabilitación a estudiantes durante el Festival de Prevención del Consumo de Drogas ¿Y tú qué eliges? en el hospital Universitario.

En otro caso, el pasado miércoles un empleado de un colegio en el norte de Quito fue detenido porque habría vendido estupefacientes a los estudiantes del plantel.

En poder del trabajador la Policía encontró alcaloides, así como también un listado de los estudiantes que debían por la compra de la sustancia, informó el Crnel. David Ortega, jefe Antinarcóticos de Pichincha.

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En ese operativo cinco estudiantes fueron aislados porque tenían estupefacientes.

La situación por la que pasó Íngrid y lo ocurrido en el colegio de Quito revelan que los microtraficantes se han convertido en un grave problema.

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En días pasados el ministro del Interior, José Serrano, anunció la creación de la Dirección Nacional Contra el Microtráfico, la que estaría habilitada desde enero próximo.

La Dirección tendrá como objetivo investigar, localizar y capturar a personas y organizaciones dedicadas a la venta menor de estupefacientes.

Ignacio Benítez, jefe de la Zona 8 de la Policía, expresó que para la creación de la Dirección, que aún no tiene sede, se va a sacar a varios elementos del departamento de Antinarcóticos.

“Vamos a sacar gente especializada en el tema para controlar este tentáculo que es el microtráfico en las escuelas y colegios de nuestro país”, dijo Benítez, quien añadió que en los próximos días informará cómo funcionará y cómo estará estructurada la nueva dependencia.

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Freddy Ramos, subdirector de la Dirección Nacional Antinarcóticos, indicó que se creó la Dirección ante la problemática que existe sobre el expendio de estupefacientes en barrios, escuelas, plazas y colegios. “No es otra cosa que enfrentar el problema para dar mayor seguridad a la ciudadanía”.

Según estadísticas de la Jefatura Antinarcóticos de Guayaquil, de enero al 1 de noviembre del año en curso han sido detenidos 1.987 adultos y aislados 543 menores dedicados al microtráfico, lo que demuestra que hubo un incremento del 68 %, ya que en el 2013, 1.185 personas fueron arrestadas y 317 aisladas.

Omar Paredes, jefe Antinarcóticos de Guayaquil, destacó que hubo un incremento del 58 % en cuanto a los operativos contra expendedores, pues en el 2013 se ejecutaron 1.470 casos y en lo que va del año, 2.329.

Agregó que de las 27 toneladas 700 kilos decomisados en lo que va del año en Guayaquil, 3,8 toneladas estaban destinadas al tráfico del consumo interno.

Añadió que los expendedores trabajan a menudo en los exteriores de los centros educativos, en los exteriores de viviendas, en las esquinas y otros que venden en su casa.

Paredes indicó que todas estas personas tienen algo en común, cuentan con muchachos que los alertan cuando un carro o persona sospechosa se acerca a su zona y como pago o recompensa reciben dosis de drogas.

La autoridad formuló un llamado a la ciudadanía para que denuncie a los vendedores de droga de su barrio o plantel.

Adictiva
Los microtraficantes usan la heroína para atrapar a nuevas víctimas, dijo Omar Paredes, jefe Antinarcóticos. “La heroína es una droga altamente adictiva. Si una persona consume una dosis hoy, la próxima semana será todos los días”.