La primera mujer en llegar a la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, conquistó hoy su segundo mandato consecutivo, con lo cual amplía a 16 años la permanencia de su Partido de los Trabajadores (PT) al frente del país.

La exguerrillera se impuso con más de 53,3 millones de votos -el 51,45 % de los válidos -según datos oficiales correspondientes al recuento del 98 % de las urnas-, lo que supuso una ventaja de unos tres millones de votos sobre el senador liberal Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien obtuvo el 48,55 % de los sufragios válidos.

Rousseff ya había logrado un importante triunfo en las urnas el pasado 5 de octubre, cuando se impuso a Neves y a la ambientalista Marina Silva con el 41,59 por ciento de los votos válidos.

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No obstante, la victoria en primera vuelta no le aseguró una campaña cómoda de cara al balotaje.

Entre otros obstáculos, la "ahijada" política del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien también gobernó Brasil durante dos periodos, entre 2003 y 2010, enfrentó un inesperado crecimiento de Neves, quien llegó a superarla en intención de voto en los sondeos de opinión.

Además, Rousseff transitó el camino hacia la reelección bajo la sombra de las denuncias de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y las críticas a su política económica, a la que se responsabiliza por el alza de la inflación y los bajos índices de crecimiento.

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En este marco, su triunfo se convierte en una batalla más en la vida de la política izquierdista, quien fue presa y torturada durante la dictadura militar brasileña (1964-1985) y en 2009 superó un cáncer linfático que llegó a poner en duda su candidatura a la presidencia en las pasadas elecciones.

Nacida en Belo Horizonte el 14 de diciembre de 1947, hija de un poeta y empresario búlgaro, Pedro Rousseff, y de una maestra brasileña, la mandataria inició sus estudios en una prestigiosa escuela católica, pero muy pronto se decantó por las ideas marxistas, lo que la llevó a unirse a los 17 años al grupo Política Obrera (Polop).

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Tres años más tarde se acercó a movimientos más radicales -el Comando de Liberación Nacional (Colina), que a la postre se unió a la Vanguardia Popular Revolucionaria (VAR-Palmares)- donde recibió entrenamiento de guerrilla, aunque no hay indicios de que haya participado en acciones armadas.

En enero de 1970 fue capturada por la policía política de Sao Paulo y sometida a torturas. "Nadie sale de esto sin marcas", admitió en una entrevista.

Tras recuperar la libertad, en diciembre de 1972, Rousseff pasó a dedicarse a su única hija, Paula, y completó sus estudios de Economía. Volvió a la política en la década del 80, cuando se afilió al Partido Democrático Laborista (PDT), fundado por el fallecido líder socialista Leonel Brizola.

En los años siguientes se desempeñó como secretaria de Hacienda, de Energía y de Comunicaciones del estado de Río Grande do Sul hasta abandonar el PDT para afiliarse al PT, en el 2001. Dos años después, luego de asumir el gobierno, Lula la nombró ministra de Minas y Energía.

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Luego, en el 2005, la designó como jefa del Gabinete Civil de la Presidencia en lugar de uno de los máximos exponentes del PT, José Dirceu, desalojado del poder y encarcelados por sus nexos con un sonado escándalo de desviación de dinero público para pagar sobornos a legisladores.

Si bien Rousseff nunca fue salpicada por el llamado escándalo del "mensalao", la sombra de la corrupción llegó a su gobierno cuando aún estaba en sus comienzos, y la obligó a llevar a cabo lo que ella llamó una "limpieza" gabinete, que se tradujo en la destitución de varios ministros.

Este año, el descubrimiento de una red corrupción en Petrobras, que según los denunciantes -un ex director de la estatal y un cambista vinculado al lavado de dinero- operó cuando Lula da Silva era presidente y Rousseff su jefa de Gabinete Civil y presidenta del Consejo de Administración de la estatal, la persiguió de cerca durante la campaña electoral y continúa acechándola como una bomba de tiempo a punto de estallar.

Las escandalosas revelaciones de desvíos de dinero de la empresa considerada como un símbolo mismo del país tuvieron un nuevo capítulo en la recta final de la campaña, cuando la revista Veja publicó declaraciones que uno de los denunciantes del escándalo habría hecho a la policía, asegurando que tanto Rousseff como Lula estaban al tanto de los desvíos de dinero de la estatal, parte de los cuales habrían financiado campañas electorales del PT y sus aliados.

No obstante, el éxito de las políticas sociales de los gobiernos de Lula y Rousseff, que prácticamente erradicaron la miseria, hicieron salir al país del "mapa del hambre" de la ONU y acceder al mercado de consumo a unas 40 millones de personas, habló más fuerte en las urnas, dándole al partido fundado por el ex sindicalista Lula la oportunidad de profundizar esos avances y mantenerse en el poder hasta el 31 de diciembre de 2018.