Estudiantes que no alcanzan los conocimientos elementales en Matemática (el 30% de los de 7º año de Educación Básica y el 42% de 10º, por ejemplo). Alumnos que en Lengua y Ciencia poseen conocimientos elementales (el 70%, en el caso de 7º) y jóvenes cuyos niveles de excelencia, en general, apenas superan el 2% en las cuatro materias básicas. Los resultados de las pruebas Ser Estudiante 2013, que se hicieron públicos este mes, evidencian además de los estándares educativos alcanzados por los alumnos, una realidad que sigue afectando a la educación del país: su calidad.

Es la mirada que hacen expertos y exministros luego de conocer la medición del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval), que evaluó a los estudiantes de 4º, 7º, 10º de Educación General Básica (EGB) y 3º de Bachillerato General Unificado (BGU) en los campos de Matemática, Lengua y Literatura, Ciencias Naturales y Estudios Sociales. La nota esperada era de 700/1.000, pero los estudiantes de bachillerato promediaron 674 a nivel nacional.

Para Milton Luna, coordinador nacional del Contrato Social por la Educación, los resultados no sorprenden y más bien confirman la hipótesis sobre que la crisis estructural de la calidad de la educación se mantiene desde hace décadas. Muestra de ello, dice, es que en los 90 con las pruebas Aprendo se tuvieron las primeras evidencias de la situación de los alumnos con relación a sus aprendizajes también en Lengua, Matemática, Estudios Sociales, entre otras.

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Aunque no es posible comparar esas pruebas y las actuales porque emplean metodologías distintas para medir los niveles de aprendizaje, los resultados de una y otra tienen en común las deficiencias en la calidad como resultado. Pero en condiciones totalmente distintas.

En la década del 90, recuerda Luna, se dio una sistemática desinversión en la educación que llevó en el año 2000 a destinar el 1,7% del PIB. A esto se sumaba la inestabilidad política de los gobiernos, a que la educación no fuera una prioridad y a un conflicto con el magisterio.

Hoy, esos factores han desaparecido. Entre el 2007 y 2013, según cifras oficiales, el gobierno de Rafael Correa asignó $ 2.541 millones bajo el rubro infraestructura educativa. El presupuesto en esos años fue $ 21 mil millones, pero aún no llega al 6% del PIB que manda la Constitución, según cifras oficiales y del Observatorio de Política Fiscal.

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Luna dice que hoy casi se alcanza la universalización (del 96%) en el acceso y matriculación en educación básica y hay un aumento de 10 puntos en el acceso a bachillerato; sin embargo, los problemas de deserción y de calidad persisten, por lo que ve necesario hacer una evaluación de las políticas y de los contenidos aplicados.

Rosalía Arteaga, expresidenta de la República y exministra de Educación, coincide con ello. “...Por más que haya escuelas del milenio, que se ha gastado bastante en infraestructura, para mí la conclusión más importante es que no se ha puesto el énfasis debido en la capacitación de los maestros”, dice Arteaga.

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Para el exministro de Educación, Roberto Passailaigue, el sistema educativo de un país es como una mesa que requiere de cuatro pilares para sostenerla: el gobierno y las autoridades, el magisterio y las unidades educativas, el padre de familia y la sociedad y, por último, el estudiante. En los cuatro, considera, existen deficiencias actualmente.

En los dos últimos el tema pasa por una generación digital, a la que no le gusta esforzarse, sumado a esto un poco control y formación en la casa.

Abelardo García, director del Instituto Particular Abdón Calderón (IPAC), dice que parte de esta deficiencia se evidencia en que el estudiante ecuatoriano no lee y le cuesta cuando se lo exige. El informe 2012 del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe de la Unesco señala que en el Ecuador la cifra de lectura es de 0,5 libros al año por persona. En Colombia de 4,1 libros; Argentina, 4,6; España 11,1.

En los otros dos pilares, en los que radica la política educativa y su ejecución, Passailaigue y García coinciden en que falta capacitar a los maestros y que existen disposiciones que terminan por convertirse en un ‘facilismo’.

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Una muestra son reformas recientes al Reglamento General de la Ley de Educación Intercultural, mediante decreto Nº 366 del pasado 27 de junio. El artículo 196 establecía que en los niveles de Básica Elemental (2º, 3º y 4º grados de EGB) y Básica Media (5º, 6º y 7º) para pasar de grado se requería una calificación promedio de 7/10 en Matemática, Lengua y Literatura,

Ciencias Naturales y Estudios Sociales, y un promedio general de todas las asignaturas de 7/10. Ahora se requiere un promedio de 7/10 en el conjunto de materias que integran la malla.

Los pases de año también tienen nuevas reglas. Hay exámenes de recuperación, supletorio, remediales y de gracia. El decreto añade un artículo al reglamento que dispone que ahora estas pruebas se apliquen a partir de 8º de EGB. En los cursos inferiores, se faculta a la autoridad educativa el establecer métodos de evaluación, acordes con las destrezas desarrolladas.

El ministro de Educación, Augusto Espinosa, aseguró la semana pasada en un conversatorio con los medios que la evaluación real se hará a partir de las pruebas Ser Bachiller, que se tomó a los estudiantes de la Sierra y Amazonía y en las que un 90% tuvo un buen nivel, según Ineval. Y en diciembre cuando se conozcan los resultados de las pruebas Terce de la Unesco. “Mi percepción es que los resultados van a demostrar que Ecuador ha mejorado durante estos últimos siete años”. Anunció un plan de maestrías para 2.400 maestros y capacitación a otros 8.000.

La falta de capacitación es una limitante en la escuela particular Marañón, ubicada en el barrio 11 de Diciembre del cantón La Libertad, Santa Elena, una de las provincias de menor desempeño junto a Esmeraldas, Sucumbíos, Orellana y Bolívar. Según su directora, Jaqueline Liriano, en Matemática, la materia en la que, señala, sus estudiantes tuvieron mayores problemas, será reforzada el próximo periodo lectivo con la llegada de un maestro nuevo “especializado”.

Cuando hablamos de calidad y tenemos colegios con pandillas, drogas, con embarazo prematuro, de qué calidad estamos hablando”.Abelardo García Director IPAC