La presidenta Cristina Fernández defendió a ultranza su gestión en la primera aparición pública que tuvo tras la derrota que sufrió el oficialismo en las primarias previas a las legislativas de octubre.

En un duro discurso pronunciado el miércoles en un acto oficial, Fernández también instó a que se produzca un debate en serio en el país y en ese sentido dijo que es necesario "discutir no cosas chiquitas, sino esta macroeconomía que hemos construido" en los diez años de su gobierno y de su fallecido marido y antecesor, Néstor Kirchner (2003-2007).

En las primarias del domingo en las que fueron elegidos los candidatos a diputados y senadores para las legislativas del 27 de octubre, el oficialismo fue derrotado en cinco de los principales distritos electorales.

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Las primarias funcionaron como una suerte de examen de la gestión presidencial. El oficialismo se topó con un nuevo opositor, el peronista disidente Sergio Massa, quien derrotó en la provincia de Buenos Aires -el principal distrito electoral- a Martín Insaurralde, a quien la mandataria acompañó en gran parte de la campaña.

Sin mencionarlo, la presidenta criticó a Massa -exitoso alcalde del municipio bonaerense de Tigre- en varios tramos de su discurso pronunciado ante funcionarios, gobernadores, candidatos a legisladores y militantes de la corriente peronista que lidera.

Fernández dijo que en las propuestas electorales "en realidad de nuevo, lo que se dice nuevo, no hay nada, solo hay viejos conocidos, y malos conocidos".

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"Las cosas tiene que ser discutidas sin agravios; quiero que me expliquen cómo hago para dejar de sacar plata de un lado, sin dejar de poner en el otro lado, porque la economía es así", afirmó la mandataria, que subrayó la necesidad de profundizar las actuales políticas gubernamentales "en un mundo que se cae".

Fernández se mostró dispuesta además a debatir "con los verdaderos actores económicos" del país y en ese sentido relativizó la importancia de los candidatos.

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"Donde haya errores lo discutiremos, pero queremos discutirlo con los grandes jugadores, no con los suplentes que están en los listas. Yo no soy suplente de nadie y quiero discutir con la UIA (Unión Industrial Argentina), con los bancos, y con los sindicatos, con los verdaderos actores económicos, porque este no es un partido para suplentes sino para los titulares de los verdaderos intereses económicos", afirmó.

Algunos peronistas afines al gobierno han reconocido que la derrota del domingo fue una advertencia y que es necesario evaluar la forma de atraer más votos.

El apoyo popular a Fernández ha disminuido en los últimos meses a raíz de varios escándalos de corrupción que han salpicado a sus funcionarios y allegados, además de un creciente malestar por el deterioro de los servicios públicos y algunas políticas que han sido interpretadas por sus críticos como un avasallamiento a las instituciones. Los sondeos también reflejan una percepción negativa de la marcha de la economía entre los argentinos.

La presidenta advirtió que si cambian las políticas que ella considera de inclusión social los beneficios obtenidos por muchas personas se evaporarán y llamó a los militantes peronistas a "ir casa por casa" para explicar las consecuencias.

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"Yo no soy eterna, pero las políticas económicas, que han permitido todas estas cosas que hemos hecho, tampoco son eternas, se pueden cambiar", expresó.

Las legislativas de octubre tendrán lugar en la mitad de la segunda gestión consecutiva de Fernández, quien fue reelegida en octubre de 2011 con 54% del apoyo de sus compatriotas y en la actualidad cuenta con un respaldo de 30% y una desaprobación de 59%, según algunos sondeos. La mandataria todavía tiene por delante dos años de gobierno sin posibilidad, según la constitución, de aspirar de nuevo a la presidencia en 2015.

En octubre se renovará la mitad de los miembros (127) de la Cámara de Diputados y un tercio de los miembros (24) del Senado.