El último gran invento tecnológico es un robot diseñado para rastrear y rescatar a víctimas después de un desastre. El aparato tiene la forma y funcionalidad de una luciérnaga, pues es una pequeña máquina voladora que emite luces y aletea.

El robot, diseñado por un equipo de científicos del MIT (Massachusetts Institute of Technology), se compone de músculos artificiales electroluminiscentes del tamaño de un insecto. Por medio de las luces y de comunicación con un programa informático y un smartphone, los científicos manejan a las ‘luciérnagas’.

“Los robots de gran escala pueden comunicarse usando muchas herramientas diferentes: Bluetooth, inalámbrica… Todo este tipo de cosas. Pero para un robot diminuto y con limitaciones de energía nos vemos obligados a pensar en nuevos modos de comunicación. Es un gran paso para hacer volar estos robots en entornos al aire libre, en los que no tenemos un sistema de seguimiento del movimiento de última generación bien ajustado”, comentó Kevin Chen, investigador del MIT.

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El objetivo de este robot es detectar la presencia de movimiento debajo de un derrumbe, por ejemplo. En el caso de un terremoto, las luciérnagas actuarían como pequeños drones volando sobre los escombros y emitirían luz para comunicar a los otros robots y a las personas que manejan el sistema que se ha logrado identificar a alguien.

La manera en la que se rastrea la ubicación de los robots es por medio de un programa informático y con cámaras de un smartphone que puede reconocer las luces que emiten. “Usamos hardware barato en comparación con las decenas de miles de dólares que cuestan estos grandes sistemas de seguimiento y los resultados fueron muy parecidos”, explicó Chen.

El grupo de investigadores del instituto se encuentra trabajando también en una modalidad de seguimiento en tiempo real y de señales que permitan apagar o prender las luces durante el vuelo.

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Este invento, que ya superó las pruebas de vuelo de los científicos, también abre la puerta a la exploración profunda de la electroluminiscencia para la comunicación y el rastreo a distancia.

“Los materiales electroluminiscentes suelen ser energéticamente muy costosos, pero en cierto sentido obtenemos esa electroluminiscencia de forma gratuita porque solo usamos el campo eléctrico a la frecuencia que necesitamos para volar. No necesitamos nuevas claves. Solo alrededor de un 3% más de energía para que brille la luz”, señaló Chen.

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El mecanismo consiste en capas ultrafinas de elastómero y electrodos de nanotubos de carbono en una pila, que se enrolla hasta formar un cilindro flexible al que se le aplica voltaje para que los electrodos aprieten el elastómero y se agiten las alas.

Para que el brillo imite al de las luciérnagas, los científicos crearon un campo eléctrico y añadieron al elastómero partículas de sulfato de zinc electroluminiscentes. (I)