Esta semana en Ecuador se viralizó en Twitter un caso de un supuesto acoso sexual a periodistas deportivas. Rápidamente los nombres de las personas involucradas se convirtieron en tendencia. La presión generada en esa plataforma fue tal que la Fiscalía anunció una investigación de oficio. La mayoría de causas sociales o solidarias son respaldadas en esta red social: búsqueda de empleo, lucha de género, acoso, feminismo, ambientalismo tienen eco.

Sin embargo, en esta red social también podemos observar cómo el bullying se convierte en tendencia. Por ejemplo, cuando políticos, periodistas, artistas o líderes de opinión han realizado declaraciones consideradas “controversiales” se activan etiquetas que buscan “trolear” su capacidad, sus convicciones. Basta con pensar diferente para que se dejen los argumentos a un lado y que la agresividad tome el control de los tuits.

Esta red social ha experimentado un aumento considerable de usuarios en el país en medio de la pandemia. Según el estudio Ecuador Estado Digital, de Formación Gerencial, en Ecuador se registraban 1,5 millones de cuentas en Twitter hasta octubre del año pasado. Esto es un crecimiento del 50 % de usuarios con relación a los tiempos anteriores a la pandemia. Aunque el aumento es notable, la cantidad de personas que usan esta red es considerablemente menor a los que utilizan Facebook (13,7 millones) o Instagram (5,8 millones), por ejemplo.

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A nivel mundial se considera que el 75 % de los usuarios de Twitter son “inactivos”, es decir, tienen cuentas solo para leer lo que pasa, pero no debaten o publican. Apenas el 25 % son activos y constantemente envían tuits, contestan, retuitean e interactúan con otros usuarios.

Su condición de una red social eminentemente textual (aunque con el tiempo incorporó fotos y videos), la limitación de caracteres y la inmediatez son algunas de las características que hacen de Twitter una red social propicia para el conflicto, dice María Elena Narváez, directora de Educación Online de la Universidad Internacional SEK.

La red social textual es percibida como más dura, no así las que son audiovisuales que se perciben como más amables”, indica. Para ella, el crecimiento de los usuarios de Twitter en Ecuador va relacionado estrechamente con la generación de tendencias que despiertan el deseo de informarse en las personas.

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Ahora se ha creado una especie de periodistas informales en esta red social que no son comunicadores y que utilizan la inmediatez para generar contenidos. Actualmente ya no estamos en la era de información, sino de la desinformación y la saturación, por lo que la gente prefiere que le den todo en cápsulas y esto hace Twitter”, señala.

Twitter ha experimentado un aumento de usuarios en Ecuador en medio de la pandemia. Foto: Archivo

Al limitar los caracteres en los tuits los usuarios deben elaborar mensajes más duros para que este llegue a la audiencia adecuada: “En redes como Facebook las opiniones, por ejemplo, no son tan duras porque no hay el problema de la extensión y se pueden añadir frases que maticen el mensaje. En Twitter no muchas personas mastican el mensaje antes de escribirlo y el comportamiento, por lo general, es más visceral, no hay contrastación”.

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Esta falta de contrastación o verificación fue evidenciada en un “experimento social” que realizó el cantante ecuatoriano Martín Galarza, más conocido como AU-D, cuando en agosto de 2020 publicó un tuit, como broma, indicando que sería candidato a asambleísta por el Partido Ecuatoriano de Oposición. El movimiento político no existe.

El artista recibió todo tipo de insultos y debió aclarar que se trataba de un experimento. Dijo que esto evidenció que en Twitter y en otras redes sociales la verificación de información es nula.

Para Fernando Checa García, docente de la Universidad Internacional de La Rioja y experto en redes sociales e informática, que Twitter no tenga un gran volumen de usuarios en Ecuador no impide que sea “llamativa” y tenga un impacto importante en la sociedad. Añade que una de las razones para que esta plataforma sea utilizada para emitir mensajes de odio es la facilidad que existe para abrir una cuenta con carácter anónimo.

Solo necesita una dirección de correo electrónico. Twitter no verifica realmente quién está detrás. Escudados en este anonimato aparecen muchos mensajes de odio, agresivos. Redes como Facebook llevan años tratando de luchar contra el anonimato, por ejemplo”, afirma.

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A esto se suman las redes automatizadas de los llamados “bots” para incrementar el alcance de determinados mensajes. “A esto hay que sumar que en la mayoría de las redes sociales se contrasta poco y la información veraz tiende a ser vista como aburrida, por lo que la desinformación se replica más”. Los bots son usados, principalmente, para mensajes políticos.

Carlos Centeno afirma ser un usuario inactivo de Twitter. Ingresa a la red social solo en determinadas ocasiones. Por ejemplo, revisa los comentarios de las personas luego de un partido de fútbol de su equipo favorito. Lee los mensajes, pero no publica tuits: “Hay muchas personas que se creen directores técnicos o jugadores profesionales. Insultan y se pelean entre ellos. He visto mensajes racistas, clasistas y machistas. Siento que es una red violenta, pero me gusta leer las peleas”. También ingresa cuando hay acontecimientos políticos, añade.

El “efecto espiral” de esta plataforma, según Narváez, hace que la red se preste para el conflicto, ya que la mayoría de usuarios activos tienden a ser agresivos y transgresores, y los que quieren quedarse o estar activos deben adaptarse a esas condiciones.

“Las personas que son activas en esta red no necesariamente tienen el perfil de una persona empática, que le guste agradar, sino todo lo contrario. Son personas que buscan el conflicto, la diferencia de opiniones y dejar por sentado que su forma de pensar es la que se debe considerar frente a cualquier tema”, señala.

A nivel mundial se considera que el 75 % de los usuarios de Twitter está “inactivo”. Foto: Archivo

Twitter está consciente de la cantidad de tuits dañinos y abusivos que se publican diariamente y ha tratado de implementar medidas para luchar contra este tipo de mensajes. Actualmente se pueden denunciar cuentas, bloquearlas u ocultar mensajes considerados ofensivos. De hecho, el miércoles 16 de febrero, la plataforma anunció que ampliará su función de modo de seguridad.

Este sistema marcará las cuentas que utilicen comentarios de odio o aquellas que bombardeen a las personas con comentarios no invitados, y las bloqueará durante siete días. Además, se identificarán de manera proactiva las respuestas potencialmente dañinas y pedirá a las personas que consideren habilitar el modo.

Si bien es bueno que la misma plataforma aplique medidas para tratar de reducir este tipo de reacciones, tanto Narváez como Checa coinciden en que también hay que educar para que los usuarios busquen información basada en fuentes, que contrasten y verifiquen un dato antes de tuitearlo o compartirlo. (I)