A lo largo de los años se ha representado a la Virgen María de diferentes maneras y en distintas etapas de su vida. La Virgen María de la Buena Esperanza muestra a María en estado avanzado de embarazo, es decir, con el vientre abultado. De acuerdo con el sacerdote y rector de la Catedral, Francisco Sojos, con su mano sobre el vientre señala que ahí está el Verbo de Dios hecho hombre.

Asimismo, esta figura o representación de María es una señal de espera, porque es la nueva Eva que aguarda el nacimiento del Hijo de Dios. Cada mes las madres embarazadas pueden participar en una consagración a María de la Buena Esperanza. Este acto puede ser realizado en cualquier momento, pero muchos eligen el día 25 de cada mes.

La consagración tiene el objetivo de entregar el hijo a Dios. “Recordar que no le pertenece a la madre ni al padre, sino a Dios, que es su creador”, señala el sacerdote Sojos. Además, se hace el compromiso de bautizarlo lo más pronto posible tras su nacimiento.

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Mediante este acercamiento a Dios, la Iglesia católica intenta crear conciencia en las mujeres sobre las consecuencias del aborto, anticoncepción, maternidad sin matrimonio y reproducción asistida.

En algunos templos de Guayaquil han arreglado la corona de Adviento con la Virgen al centro; esto sucede por el estado en el que se encuentra María. Por su embarazo se la asocia con el Adviento y la espera del Niño Dios. (I)