Por Gustavo Costa von Buchwald

Cuando nos enfrentamos a la tarea de interpretar o explicar los sentidos de los objetos precolombinos de las sociedades correspondientes al área del neotrópico, región que incluye los bosques tropicales desde México y Centroamérica hasta el norte de Suramérica y Brasil, con la Amazonía, tenemos que recurrir a la antropología, la etnohistoria, la lingüística e historia del arte, porque estas ciencias nos brindan marcos de interpretación de objetos recuperados por la arqueología.

Las crónicas españolas del siglo XVI y colonia temprana son documentos invalorables de evidencia etnohistórica de la época. Nos llama la atención, desde la visión arqueológica, porque en los museos andinos actuales hay miles o decenas de piezas precolombinas y nos preguntamos su razón de existir. Una respuesta viene del secretario de Francisco Pizarro, conquistador español del Perú, Pedro Cieza de León, que dice así:

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“... y la verdad, en la mayor parte de las Indias se tiene más cuidado de hacer y adornar la sepultura donde han de mudarse después de la muerte, que no en aderezar la casa en que han de vivir siendo vivos…”.

Las estatuas de piedra, piezas de oro y gran número de ofrendas de cerámica provienen de tumbas funerarias; se podría deducir que son los despojos de un funcionario importante, tipo sacerdote, chamán o gobernante, para su nueva vida. En algunos casos incluyen sus esposas y hasta su perro.

La cosmovisión andina y la materialidad

Pieza precolombina que se puede observar en el Museo de Arte Precolombino Casa del Alabado, en Quito.

No existe una propuesta monolítica, porque muchos académicos tienen opiniones respetables por tratarse de un periodo que abarca 3.000 años de historia andina.

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Los conceptos, funciones, significados y usos de estas decenas de figurillas encontradas en tumbas se encuentran muchas veces entrelazados. A mayor número de variedad de representaciones, mayor variedad de significados.

Por función entendemos el puesto que tienen las figurillas en la cultura, el papel que desempeñan dentro de la sociedad, el sistema de valores y de su universo simbólico.

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Los mensajes de estos objetos se activan dentro del contexto específico para el cual fueron usados: ya sea una fiesta, una ceremonia, un ritual doméstico o comunitario.

Las representaciones figurativas o figurillas tienen información sobre la estructura social y son parte del sistema de poder político y religioso. Las famosas sillas de piedra de la cultura manteño de Manabí vienen por lo general en dos presentaciones; una es de un jaguar, que representa el poder religioso. Este felino es como un símbolo de protección, astucia y poder de la noche y lo nocturno.

Las otras sillas tienen a un hombre acuclillado o esclavo, que representa el poder político. La importancia de la silla, como concentradora de poder, es que es un símbolo de poder resultante al usador de la silla, a un alto nivel jerárquico, religioso, político, símbolo de prestigio social. Propósito ceremonial: relacionados con las creencias y ritos religiosos, o solemnidades de culto.

Las sillas vienen en diferentes tamaños, de pequeñas a grandes, lo cual significaría que las funciones eran hereditarias. El hijo del cacique o sacerdote desde muy pequeño tenía ya esa responsabilidad.

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El significado

Uno de los objetos de culturas ancestrales que se puede ver en el museo Casa del Alabado (Quito).

Es un sistema estructurado de signos que nos permite inferir, por ejemplo, su religión. En sociedades precolombinas que vivieron en los bosques andinos tropicales, su religiosidad está relacionada con la supervivencia biológica de su pueblo.

Marshall Saville, ícono de la investigación de las sillas de piedra manteñas, opina: “Las sillas expresan concisamente los elementos estructurales de una cosmovisión de selva”. Saville fue el primero en mencionar que las sillas son una versión más perdurable del concepto de bancos de madera chamanísticos de la Amazonía.

En las tierras bajas tropicales, el banco de madera con una criatura en el centro representa la ayuda específica del chamán. Este puede comunicarse con este animal mientras está bajo la influencia del alucinógeno, cual es prerrogativa del chamán a encontrarse con los espíritus y el poder supernatural.

Es posible asociar los cuencos y figurillas de mujeres embarazadas y ancianos con la actitud, la postura, dentro de un contexto de rituales, en invocación a la lluvia, fertilización de la tierra y, consecuentemente, al desarrollo agrícola; dentro de un proceso de búsqueda para conservar el agua, dentro del fenómeno de lluvias de El Niño o temporada invernal. Existen los figurines gigantes de la cultura Bahía de Manabí de un hombre parado con una coa en las manos, herramienta que se utiliza para la siembra.

Es obvio que la creación de estos objetos precolombinos que se encuentran en tumbas no son simples creaciones del orfebre de su tiempo, sino que obedecen a una forma de vida o pensamiento religioso de una comunidad.

La representación de un personaje, deformación craneana y muchos atuendos y ornamentos, o una mujer con pechos descubiertos y falda corta, son aspectos de la vida cotidiana, como el trabajo, el sueño, la música y el amor. Muchos fragmentos de figurines son exvotos de la persona que lo descabezó o rompió para pedir algún favor a los dioses.

En nuestros museos de todo el país hay una ardua labor para los académicos e investigadores precolombinos, porque hay cientos de figurillas que hay que estudiar, e interpretar su mensaje y significado, que podrían ser la mayor contribución a nuestra historia precolombina.