Los gatos envejecen con lentitud, muchos se vuelven gradualmente más tranquilos y ya no retozan tan salvajemente. Los felinos suelen vivir hasta 15 años y a veces incluso pueden llegar a los 20. Se considera que un gato es mayor cuando tiene entre 10 y 12 años. “También duermen más”, comenta Lea Schmitz, jefa de la oficina de prensa de la Asociación Alemana para el Bienestar Animal en Bonn.

En los gatos viejos, la flexibilidad puede disminuir. Por ejemplo, muchos animales ya no pueden saltar tan alto como antes. “A veces ya tampoco se limpian todo el cuerpo”, indica Schmitz. Esto se nota en que las zonas de difícil acceso se apelmazan levemente, por ejemplo, el pelaje de la base de la cola. “Frecuentemente, el oído también se deteriora, los ojos se vuelven más opacos y la agudeza visual disminuye”, manifiesta la experta.

También es típico que los gatos de edad avanzada posean menos masa muscular y acumulen más tejidos grasos. Por esa razón, los dueños deben ajustar el alimento a la necesidad del felino, porque el sobrepeso puede conducir a que desarrolle problemas con su movilidad.

Publicidad

Schmitz aconseja elegir alimentos de alta calidad, bien equilibrados y de fácil digestión y, a partir de los 11 años, llevar al animal al veterinario una vez al año, o mejor aún, dos veces al año, para una revisión preventiva. “Lo ideal es hacer un análisis de sangre completo, examinar la orina y, si es necesario, medir también la presión arterial”, recomienda la experta.

Los gatos viejos pierden movilidad. Puede suceder entonces que las zonas de difícil acceso se apelmacen levemente, por ejemplo, el pelaje de la base de la cola.

De esta manera, pueden reconocerse algunas enfermedades incluso antes de que aparezcan los síntomas. Asimismo, los dueños deben hablar con su veterinario sobre los intervalos de vacunación para felinos mayores.

Schmitz también recomienda pesar al gato una vez por semana. Los propietarios deben también prestar atención a si su mascota de golpe bebe u orina más.

Publicidad

Los dueños deben vigilar además si el animal tiene más vómitos, dificultades respiratorias, cambios de comportamiento y del estado de las heces. “Si hay alguna anomalía, debe ponerse en contacto con el veterinario”, apunta la especialista.

Las cuestiones típicas en los gatos en la vejez y para las que es importante una detección temprana son, por ejemplo, las enfermedades renales y dentales, los tumores, las afecciones cardiacas, las enfermedades de las articulaciones, de los órganos reproductores y la glándula tiroides o las enfermedades metabólicas como la diabetes. “Lamentablemente pasa una y otra vez que los dueños reconocen recién demasiado tarde que su animal tiene dolor”, afirma la veterinaria Svenja Joswig, quien se especializó en geriatría de animales domésticos.

Publicidad

Es frecuente que los gatos bajen las orejas cuando sienten dolor, tengan un pelaje opaco y mantengan la cabeza baja. “Además, suelen entrecerrar los ojos y tener las pupilas contraídas o muy dilatadas”, detalla Joswig. “Muchos gatos también saltan menos, por ejemplo, al rascador, al alféizar de la ventana o al sofá”.

Aproximadamente a partir de los once años de un gato se recomienda llevarlo una o dos veces al año a la veterinaria para una revisión preventiva.

Una postura como en cuclillas también puede indicar que un gato no está bien. Los propietarios asimismo deben estar atentos a si su mascota adopta una posición inusual. “A los gatos les gusta acostarse sobre el lado del cuerpo que les duele”, dice la experta. Un felino inusualmente agresivo también puede estar experimentando dolor. Algunos animales se vuelven inquietos, mientras que otros tiemblan o se retraen.

También tendrá una gran influencia sobre la calidad de vida del felino entrado en años cómo está dispuesto su entorno. “Cuando un gato tiene problemas con las articulaciones, debería elegirse una bandeja sanitaria que tenga una entrada baja”, recomienda Joswig.

Y, en caso de dolor, también puede tener sentido que tanto la comida como el agua sean ofrecidos en un espacio de alimentación elevado.

Publicidad

En particular los gatos ya mayores deben contar con un espacio tranquilo, blando y caliente en el que puedan dormir y donde puedan retirarse. “Para la orientación de algunos gatos también resulta útil si se coloca una pequeña luz nocturna en los cuartos”, propone la veterinaria.

Asimismo, los ruidos cotidianos pueden proporcionar mucha seguridad a los gatos de edad avanzada. “Por eso, a veces recomiendo dejar prendida una radio a la noche”, agrega la especialista.

Cuidados en la alimentación

Los gatos mayores necesitan menos comida en general, pero algunos también necesitan más alimento rico en energía. Según los especialistas, muchas porciones pequeñas son mejor tolerables para el sistema gastrointestinal de los felinos que unas pocas raciones diarias más abundantes.

Cada kilo de más no solo supone un esfuerzo para las articulaciones del animal, sino que también aumenta el riesgo de diabetes. Si el dueño nota que su mascota ya no puede morder ni masticar correctamente, es necesario cambiar a un alimento con una consistencia más blanda.

En cualquier caso, el lugar de alimentación de los gatos mayores no debe cambiarse. Esto también se aplica al arenero. Sin embargo, si el gato tiene dificultades para desplazarse tal vez sea conveniente comprar una bandeja adicional.

Cómo hacer que beban más agua

Una mayor cantidad de agua no solamente es importante para los gatos mayores y los que padecen enfermedades renales. En general, si los gatos ingieren muy poca agua, su orina puede concentrarse tanto que puede producirse una formación de cristales.

Algunos trucos para que los dueños de los felinos logren animarlos a tomar más agua del cuenco:

- Mezclar un poco de agua caliente en la comida húmeda hace que el alimento se convierta en más atractivo. El truco ralentiza la ingesta de comida, pero a los gatos les suele gustar el alimento a temperatura de calor corporal. Si al gato no le agrada la comida caldosa, la cantidad de agua debe aumentarse gradualmente.

- Si el gato solo ingiere comida seca, hay que armar un puesto de ingesta de agua más atractivo. Ya se especifica en el envase del alimento que se debe poner suficiente agua fresca a disposición del gato. Sin embargo, no es buena idea colocarlo junto a la comida. El felino preferirá el agua estancada en el platillo bajo las macetas antes que el agua fresca al lado de su alimento. Por lo tanto, coloque las fuentes de agua repartidas por diferentes lugares.

- Como la leche no es un sustituto para el agua, también se indica que puede apelarse al truco de cambiar el sabor, por ejemplo, colocando algunas gotas de leche en el agua. Asimismo, el agua puede hacerse más atractiva para el felino poniéndole jugo de atún o sopa de pollo.