Cuando el calor y la humedad aumentan, los humanos pueden sufrir una insolación (o hipertermia), una condición potencialmente fatal en la que la temperatura del cuerpo aumenta más allá de un rango saludable. También les puede pasar a tus mascotas.

De hecho, dicen los expertos, los animales pueden ser más susceptibles porque les resulta más difícil refrescarse, especialmente los perros, pues los felinos tienen mejores mecanismos de compensación, aunque eso no significa que puedan llegar a sufrirlo.

En los humanos los primeros signos de una insolación son mareos y calambres musculares, que pueden ser difíciles de notar en las mascotas. Por lo tanto, los dueños a menudo no se dan cuenta de que las mascotas están enfermas hasta que colapsan.

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Otros signos en los animales incluyen jadeo intenso, ojos vidriosos, dificultad para respirar, sed excesiva y vómitos, según explica un artículo del New York Times.

Los perros con hocicos cortos, como los bulldogs, los pugs y los shih tzus, son particularmente vulnerables porque tienden a sufrir de problemas respiratorios.

¿Qué hacer en ese caso extremo? Moje con una manguera a su mascota. Si cree que su perro está sufriendo una insolación, mójelo con una manguera lo antes posible, incluso antes de llevarlo al veterinario. Cuanto antes baje la temperatura de su cuerpo, mejor será.

Situaciones de alto riesgo

Que el perro llegue a sufrir una condición de este nivel es 100 % responsabilidad del humano, afirma Briza Cubillos, médico veterinaria de la Universidad de la Salle de Colombia y quien ofrece su servicios en Guayaquil en el centro Costavet.

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La especialista considera que si bien hay ciertas razas que pueden tener mayor predisposición y susceptibilidad a una mala ventilación pulmonar, los golpes de calor que los afectan suelen darse como consecuencia de un mal cuidado de los dueños.

Por ejemplo, quienes mantienen a sus mascotas en los balcones de sus casas o amarrados en patios, sin agua, sin comida e incluso sin la limpieza adecuada. En zonas rurales, precisa, se los suele ver amarrados en los portales. “Y cuando se les pregunta por qué hacen eso, algunos de ellos te contestan que la mascota está contenta allí porque ve a toda la gente pasar”.

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Es cierto que algunas mascotas buscan echarse bajo el sol por ciertos periodos, pero no deberían estar siempre expuestos.

Otra situación son los perros que participan de desfiles o exhibiciones, pues ha atendido a mascotas que se han desplomado por las altas temperaturas y humedad, aún estando quietos en un solo lugar.

“También está el dueño que carga a su perro atrás, en su camioneta y se estaciona, toma café, da cuatro vueltas al centro comercial y el animal está aguantando sol todo el tiempo de su visita y también hay quien lo deja adentro del carro”, lamenta. “Entonces cuando uno va a salir a pasear con un animal tiene que tener en cuenta que lleva a un ser viviente que demanda atención y cuidados”.

Por último, menciona a los dueños que salen a ejercitarse por grandes distancia con una mascota que nunca antes tuvo esa rutina deportiva. “La adaptación al ejercicio es un proceso igual que en los humanos, que lleva su tiempo”. Quienes trasladan a su mascota desde la Sierra hasta Guayaquil también deben cuidar su transición, pues son zonas con diferentes condiciones atmosféricas.

En el caso de programar un paseo con su mascota, lo ideal sería realizarlo en las primeras horas de la mañana o por la tarde, cuando el sol haya disminuido su intensidad. Además, vigilar la ruta por la que se llevará a la mascota, pues el asfalto tiende a absorber calor y al tener contacto directo, la mascota puede predisponerse a sufrir de hipertermia; quizás se sienta mucho más cómodo sobre un área con césped.

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Si usted pone la mano en el suelo y está muy caliente como para mantener la mano allí, olvide el paseo, recomienda Steve Epstein, jefe de servicios de emergencia en la Facultad de Medicina Veterinaria de la U. de California. Los perros pueden, sin saberlo, quemarse las almohadillas de las patas con el asfalto o el hormigón. “Si es incómodo para su mano, entonces será incómodo para sus patas”, dijo. “Están en el paseo y parece que dicen: ‘Me encanta’ pero, hasta el día siguiente vemos la lesión”.

¿Cuánta agua debería tomar mi mascota?

Cubillos precisa que cada mascota debería ingerir de 20 a 30 mililitros por kilogramo en el día, de forma pausada y a un ritmo que beneficie a su salud y no solo los llene abruptamente de líquido.

“En su bandeja de agua debe permanecer agua a disposición. Pero hay que tener en cuenta que si el perro bebe agua en exceso, eso también es un indicativo médico porque no es que: ‘uy, yo tengo un animal que toma agua como loco’, no es así de simple, podría ser un síntoma de un problema renal, de problemas hormonales o de diabetes, específicamente”.

Asimismo, así como un humano no se serviría más y más comida en el mismo plato sin lavar cada día, no se trata solo de rellenar la bandeja de agua de la mascota con más líquido. Lo ideal es que permanezca limpia y se cambie su contenido una vez al día. La higiene protegerá a su mascota de procesos parasitarios y también a su familia, pues los canes suelen interactuar de cerca con sus dueños, lamerlos o saludarlos.

Si su perro bebe agua en exceso también es un indicativo médico que debe atenderse.

Otro punto resaltado por la especialista es vigilar si el perro riega la fuente de agua. Este comportamiento puede resultar riesgoso, pues aunque el dueño le provea de agua para el día, el can se quedará sin suministro luego de derramarla. Cubillos precisa que esa reacción de ‘jugar con el agua’ puede corregirse oportunamente y también se pueden recurrir a otras opciones como los bebederos de agua y enseñarle a la mascota a beber de ellos.

La médica veterinaria cree que la clave está en realizar campañas de educación para que los dueños de las mascotas sepan cómo proveerles a sus mascotas las mejores condiciones en el marco de una tenencia y convivencia responsable que garantice la protección de las mascotas.