Primero llegó la ómicron, luego estuvo la subvariante BA.2, altamente contagiosa. Esa subvariante dio pie a sus propias subvariantes, cuya porción de casos de coronavirus en Estados Unidos está creciendo.

El coronavirus está en mutación constante. Aunque algunas variantes al parecer desaparecen, dejando a su paso pequeñas olas, otras sí provocan brotes grandes. Los expertos dicen que una variante, la BA.2.12.1, se está propagando con rapidez y es probable que en las próximas semanas se convierta en la forma dominante del virus en Estados Unidos. Aún no se cuenta con la evidencia suficiente para afirmar que cause una enfermedad más grave.

En la semana que terminó el sábado 30 de abril, la BA.2.12.1 representó cerca del 36 por ciento de todos los casos nuevos en Estados Unidos, según las estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Esta cifra es superior al 26 por ciento de los casos de la semana anterior y al 16 por ciento de las infecciones de la segunda semana de abril. (Las cifras más recientes son estimaciones aproximadas, sujetas a revisión a medida que se reciben más datos. La secuenciación genética del virus se realiza con una porción de muestras procedentes de todo el país).

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La subvariante BA.2.12.1, que las autoridades sanitarias del estado de Nueva York detectaron por primera vez en abril, se está propagando más rápido que las primeras versiones de la variante ómicron, la cual provocó un repunte considerable de casos durante el invierno. Esta versión desciende de la BA.2 y parece que se ha propagado con mayor velocidad, aunque aún se indaga por qué.

En efecto, tal parece que el virus encuentra maneras de transmitirse más fácilmente. “La ómicron fue más transmisible que la delta, que a su vez fue más transmisible que la alfa”, afirmó Krista Queen, directora de genómica y vigilancia viral en la Universidad Estatal de Luisiana. La BA2.12.1 continúa esa tendencia, añadió, “y por eso se está arraigando ahora, especialmente en el noreste”.

Los casos nuevos en Nueva York han aumentado, aunque siguen muy por debajo de las cifras horríficas de inicios de la pandemia. No obstante, varios condados se han convertido en zonas de alto contagio, lo cual les recuerda a las autoridades sanitarias que el coronavirus no se dará por vencido pese al hartazgo pandémico de la población.

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Queen espera que el aumento de las infecciones se extienda del noreste al sur y luego al oeste, lo que provocará más brotes. “Ya lo estamos viendo aquí en Luisiana”, comentó Queen, que supervisa el análisis genético del virus en la universidad. “Todas las secuencias más recientes que hemos hecho a partir de muestras comunitarias han sido de BA.2.12.1 y esas muestras son de mediados de abril”.

Los informes de casos nuevos a nivel nacional se han duplicado en el último mes a medida que se han propagado las subvariantes de ómicron, según una base de datos de The New York Times. En las últimas dos semanas, los casos en general han aumentado un 50 por ciento.

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Sin embargo, es probable que los casos notificados no reflejen la verdadera propagación del virus, ya que el acceso a las pruebas caseras ha aumentado y los resultados a menudo no se comunican de manera oficial.

Aun así, prácticamente todas las infecciones reportadas en el país proceden de una subvariante ómicron y, aunque la BA.2 sigue siendo la forma dominante, la BA.2.12.1 está ganando terreno a paso veloz.

Rochelle Walensky, directora de los CDC, dijo la semana pasada que la agencia estaba empezando a enfocarse en la BA.2.12.1 además de la BA.2.

“En términos epidemiológicos no parece que estemos viendo una enfermedad más grave en los lugares donde hay más casos”, informó. “Así que no esperamos que algunas de estas variantes provoquen enfermedades más graves, aunque sí lo estamos estudiando”.

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Hospitalizaciones por eliminar mascarillas

Las hospitalizaciones han aumentado más lentamente que los casos nuevos, un 18 por ciento en dos semanas, pero estas tasas tienden a acompañar el aumento de los casos. Las muertes han disminuido un 17 por ciento en las últimas dos semanas.

No obstante, las primeras investigaciones sugieren que el BA.2.12.1 evade las defensas inmunitarias del organismo con más habilidad que las versiones anteriores del coronavirus y eso parece explicar en cierta medida su propagación tan rápida. “En dos semanas, probablemente estará en todas partes”, comentó Massimo Caputi, profesor de Ciencias Biomédicas de la Universidad Atlántica de Florida.

Pero la subvariante también está encontrando más oportunidades. Taj Azarian, investigador de salud pública genómica de la Universidad de Florida Central, afirmó que cree que el reciente aumento se debe sobre todo al “gran retiro de cubrebocas”.

“Estamos en esta etapa de complacencia y hartazgo pandémicos”, explicó. “Y si bien hay que equilibrar la carga en la salud mental y el riesgo de enfermarse, como resultado hemos visto un aumento no solo de la variante ómicron, sino de otras enfermedades respiratorias”. (I)