Alrededor de 100 enfermeras y trabajadores del Sistema Nacional de Salud del Reino Unido, que han enfrentado la pandemia por COVID-19, marcharon por la calle Downing, en Londres, para protestar por lo que llamaron el “terriblemente inadecuado” aumento salarial, y advirtieron que los empleados seguirán abandonando sus puestos.
Se trata de servidores de varios hospitales londinenses, incluyendo el St. Thomas, donde salvaron la vida del primer ministro británico, Boris Johnson, después de tres noches en cuidados intensivos en 2020, cuando contrajo la enfermedad por el nuevo coronavirus.
Esta unión interhospitalaria empezó así un nuevo “verano de protestas” por la “mezquina” propuesta, señaló el periódico The Mirror.
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Enfermeros y otros trabajadores marcharon hasta las puertas de la residencia de Johnson, cantando “Páganos bien o vete”.
Mientras tanto, las uniones de trabajadores se preparan para consultar a sus miembros sobre una posible huelga.
El personal de primera línea exige un aumento salarial digno después de una década de tratos por debajo de los niveles de inflación. Exhaustos después de 18 meses de sacrificios, se sintieron aún más devastados al escuchar de la oferta de 3 % que recomendó el Cuerpo de Revisión Salarial la semana pasada.
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Dave Carr, representante gremial y enfermero de cuidados críticos en St. Thomas, admitió que está lo bastante desesperado como para entregar su carta de renuncia, debido a la crisis de personal durante estos meses.
“No es solo por dinero en el bolsillo, se trata de invertir en personal para que cubran el trabajo”, dijo a The Mirror. “La tercera ola está subiendo y todos estamos de rodillas. No podemos soportarlo más. Estamos agotados. La gente está ansiosa y espera que nosotros solucionemos esto. No es que el Sistema Nacional de Salud va a colapsar, es que ya está colapsando”.
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Carr, quien lleva en el sistema desde 1982 —39 años—, dijo que el sistema de reclutamiento no alcanza a suplir el problema del personal experimentado que ha dejado sus puestos desde 2020.
Dijo que si bien quiere renunciar después de los horrores de la pandemia, se queda por sus colegas y pacientes.
Explicó que todos tienen conocidos o familiares en el Ejército que les han explicado que lo que sienten es producto del síndrome de estrés postraumático (PTSD), que a menudo tienen los soldados después de una temporada completa en el frente.
“Si pudiéramos hacer huelga mañana, lo haríamos”.
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Emma Murphy, de 35 años, enfermera de cuidados críticos y de transfusiones, corroboró que el alza salarial no es sobre dinero sino sobre seguridad hospitalaria.
“Este anuncio del 3 % es corto de vista frente al futuro del Sistema Nacional de Salud y la permanencia del personal”. En la realidad, esto solo conducirá a más renuncias y reducción del presupuesto.
Una encuesta realizada en marzo descubrió que uno de cada cuatro trabajadores del sistema quería renunciar hace un año.
La única manera de retenerlos, dijo Murphy, es darles un aumento significativo, “no para llenarnos los bolsillos. La mayoría de los enfermeros viven en residencias compartidas, no tienen oportunidad en el mercado de propiedades. Y esta es una profesión de alta complejidad que requiere un título”. (I)