Tener un alto índice de masa corporal (IMC) puede complicar la salud de la embarazada y la del bebé; pero, aun antes de eso, puede causar problemas de fertilidad al inhibir la ovulación regular.

Incluso a las mujeres que tienen un ciclo regular, pero un IMC alto, puede tomarles más tiempo quedar embarazadas, explica el equipo de la Clínica Mayo. La investigación también sugiere que el sobrepeso está asociado con un riesgo más alto de fallas en la fertilización in vitro.

Antes del embarazo, el médico necesitará estos datos: el peso de la mujer, su estado nutricional y actividad física. Esto porque, desde que comienza la gestación hasta su término, solo podrá ganar hasta doce kilos, indica la ginecóloga Melba Torres Córdova. “Y si la paciente está engordando durante la gestación, debe comenzar con una dieta saludable y restringir las cantidades. Debe fraccionar las comidas, de cuatro a cinco veces al día y en menor cantidad”.

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La Clínica Mayo explica que esto es un poco más complicado cuando hay un IMC de 30 o más (obesidad). Si se trata de un embarazo de un solo bebé, se aconseja mantener el aumento de peso entre los 5 y 9 kilos. Si es un embarazo múltiple, entonces el rango es de 11 a 19 kilos.

La presión arterial es uno de los valores que deben medirse constantemente durante el embarazo. Foto: Shutterstock

¿Cómo bajar de peso en esta etapa? La ginecóloga recomienda ponerse como meta una alimentación saludable distribuida así: 15 % de proteínas, 50 % de hidratos de carbono y 35 % de lípidos.

El aporte energético recomendado durante el embarazo es de 2.500 a 2.700 kilocalorías por día, dependiendo del peso previo y de la actividad física. Y acompañarlo de una buena hidratación: dos litros de agua al día y consumo diario de frutas y verduras.

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Las frutas, de preferencia, a primera hora de la mañana, seguidas de lácteos. Cada día debe haber una o dos raciones de carne, pescado o huevos. En el tercer trimestre se deben preferir carnes suaves. Consuma a diario pan integral, cereales, arroz, pasta o legumbres. Use aceites vegetales y coma a la plancha, al horno o al vapor. Evite los embutidos, quesos grasos, bollería y pastelería prefabricada.

Si pierde un poco de peso o no gana de un mes a otro, no hay problema, mientras esté haciendo la dieta adecuada. Siempre puede haber un excedente que perderá después del parto. “La proporción de mujeres que alcanzan un peso saludable después del parto es aproximadamente de un 70 %”, asegura la doctora.

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Cómo cambian las reglas del embarazo cuando hay sobrepeso

Todo embarazo con sobrepeso es de alto riesgo y amerita cuidados especiales o, al menos, apegarse a la consulta médica secuencial, mes a mes, para evitar problemas, como la hipertensión gestacional desde las primeras semanas, que puede hacer imposible que el embarazo continúe, porque la presión se vuelve incontrolable, señala el ginecólogo y obstetra Francisco Plaza Bohórquez. Una junta médica (obstetra, cardiólogo, nefrólogo) puede decidir la interrupción del embarazo. “Si la mujer debuta con presión arterial alta a las semanas 6, 7 u 8, es difícil que culmine el embarazo”.

La hipertensión y sus complicaciones, preeclampsia y eclampsia, son más frecuentes en mujeres obesas. Otra complicación es la diabetes gestacional, que se presenta en los primeros meses o semanas. La diabetes hace, a su vez, que la embarazada gane más peso de lo debido.

El endocrinólogo y el obstetra tratarán de controlar los niveles de azúcar para evitar problemas, como la macrosomía fetal, fetos que se desarrollan demasiado, a tal punto que deben nacer por cesárea, pues no pueden pasar por el conducto vaginal.

La natación es una buena manera de que la embarazada se ejercite sin peligro de lesionarse. Foto: Shutterstock

Los niños también deben ser vigilados por el pediatra, porque pueden desarrollar hipoglucemia neonatal, una baja brusca del azúcar. Si el niño sobrevive, puede tener una secuela o daño neurológico irreversible. También hay enfermedades del tubo neural y malformaciones cardiacas.

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El obstetra llevará el control mensual de los datos de IMC de la mujer, para ver si se adapta a la curva. “Una mujer muy delgada se puede permitir, tal vez, una ganancia de peso de trece a catorce kilos”, explica el doctor Plaza. Una mujer promedio subirá de ocho a doce kilos. Y una mujer obesa tiene como referencia de seis a ocho kilos.

En el otro extremo están las mujeres que pierden mucho peso en las doce primeras semanas del embarazo. “Hay que tenerles mucho cuidado, porque esa pérdida de peso podría ser un arma de doble filo; a partir de la semana 12, ese peso se dispara y la mujer aumenta 8 libras de golpe”. Este rebote, dice Plaza, puede ocurrir una o dos veces, pero no más.

Hay enfermedades que amenazan a las embarazadas que sufren de obesidad, entre ellas la pseudogestosis y la bulimia (exceso de apetito y ciclos de atracones y purgas). Otro problema grave es la apnea del sueño. “Durante el sueño profundo se queda segundos o hasta minutos sin respirar, y luego, sin despertarse, retoma la respiración. Pero es peligrosísimo, porque puede haber muerte súbita”, menciona el doctor Plaza. Y también hay molestias como las micosis inguinales y del área urogenital, así como las infecciones urinarias.

En el caso del embarazo múltiple, en que la mujer ganará mucho más del promedio, suele ocurrir que no se puede llegar al término de la gestación, y hay que traer a maduración a los bebés entre las semanas 28 y 32.

Por estos motivos, toda embarazada con obesidad necesitará, alrededor de las semanas 20 a 24, una prueba de tolerancia a la glucosa, para saber si está en peligro de desarrollar una diabetes no solo gestacional, sino permanente.

La Clínica Mayo agrega que, si los niveles de glucosa en la sangre son altos, se necesitarán más pruebas y monitoreo. También puede haber cambios en los ultrasonidos fetales que se hacen entre las semanas 18 y 20, para evaluar la anatomía del bebé. Las ondas de ultrasonido no atraviesan con facilidad el tejido graso del abdomen, así que puede ser necesario hacer alguna prueba más exhaustiva.

Y sí, habrá un examen para la apnea obstructiva del sueño; y, de ser positivo, se la referirá a un especialista en medicina del sueño para evaluación y tratamiento.

Si considera embarazarse y tiene un IMC de 30 o más, hable con su médico para que puedan iniciar un programa prenatal con otros profesionales, como un dietista calificado que la ayude a alcanzar un peso saludable antes de concebir.

El parto y el sobrepeso, cuidados especiales

El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) especifica que las mujeres con sobrepeso y obesidad suelen tener labores de parto más largas que las que llegan a este momento con un peso normal. Puede ser más difícil monitorear al niño durante el alumbramiento. Esto también pesa sobre la decisión de hacer una cesárea. Y esta cirugía, en el grupo de mujeres mencionadas, tiene mayores complicaciones de infección y sangrado.

El 70 % de las mujeres logran recuperar su peso habitual luego del parto. Foto: Shutterstock

Así que anima a que, aun si nunca se ejercitó antes, empiece durante la gestación. Hable con su obstetra para que le indique lo más seguro para usted. Empiece aunque sea con cinco minutos al día y añada cinco minutos cada semana. Su meta será permanecer activa por 30 minutos casi todos los días de la semana.

Caminar es una buena opción, si no se atreve a otro tipo de ejercicios. Y nadar es excelente para las embarazadas. El agua le ayuda a soportar el peso, y así puede evitar caídas, lesiones y contracciones musculares. Además, la refrescará, si está padeciendo por el calor y el peso durante el embarazo.

La mejor manera de evitar problemas es perder el peso antes de concebir. Si aún no está embarazada, pero quiere estarlo, y tiene obesidad severa o grandes complicaciones de salud a causa de ella, la cirugía bariátrica es una alternativa. Eso sí, aunque califique para la operación y sea un éxito, posponga el embarazo de 12 a 24 meses, porque es el tiempo en que perderá la mayor cantidad de peso.

La buena noticia es que, si ha tenido problemas de fertilidad, estos podrían resolverse a medida que pierda el exceso de peso, informa ACOG. Es importante que tenga en cuenta esto, porque el aumento de la fertilidad puede resultar en un embarazo antes de lo planificado. Además, algunos tipos de cirugía bariátrica pueden afectar la manera como el cuerpo absorbe las medicaciones orales, incluyendo las píldoras de control de la natalidad. Puede que necesite cambiar a otra forma de anticoncepción.

Aun si queda embarazada cuando todavía está en obesidad, puede tener un buen desenlace, con un correcto manejo del peso, atención a la dieta y ejercicio, control prenatal y consideraciones especiales para el parto. Recuerde que no solo la pesarán a usted, sino que medirán el crecimiento de su hijo. Si está subiendo dentro del límite permitido y el feto está creciendo bien, manténgase así, no se confíe y no se permita ser complaciente. Si el niño no está creciendo bien, será el médico quien haga cambios a su régimen de comida y actividad física.

Si ha intentado bajar a través de la dieta y ejercicio, y aún sigue en un IMC mayor a 30 o al menos en 27 con condiciones médicas como diabetes o hipertensión, hable con su médico sobre tratamiento farmacológico, pero sepa que estos medicamentos no deben tomarse mientras está tratando de quedar embarazada o si ya lo está.

¿Cómo manejar su peso una vez que haya nacido el bebé? Apéguese a una alimentación saludable y al ejercicio para recuperar su peso ideal. La lactancia materna es una buena ayuda, y se recomienda durante el primer año de la vida del niño, pues no solo es bueno para él, sino que ayuda con la pérdida de peso posparto. Las mujeres que amamantan a sus bebés por al menos unos meses tienden a perder lo que ganaron más rápido que las que no lo hacen, según ACOG. (I)