La alergia es una respuesta exagerada de nuestro organismo a una sustancia (alérgeno). Polvo, pelos de animales, alimentos… Tenemos tolerancia a todos ellos, pero ciertas personas, la mayoría de ellas con una predisposición genética, desarrollan un anticuerpo (IgG) contra alguna de esas sustancias, y lo demuestran con una reacción alérgica.

Los síntomas van a ser diferentes dependiendo del órgano afectado. “Si es en la nariz, tendré una rinitis alérgica con estornudo y picazón, congestión nasal, moqueo transparente”, describe el doctor Iván Chérrez, neumólogo y alergólogo. Pero podría ser el ojo el afectado, enrojecido e irritado, en una conjuntivitis alérgica. O una reacción en el pecho (asma bronquial), con silbidos, tos y falta de aire que impide dormir. Y si es la piel estará enrojecida, con picor y descamada (dermatitis atópica). ¿Reconoce usted aquí sus síntomas?

El médico, por su parte, necesitará saber cuál es el alérgeno y cuáles son los órganos afectados, a través de dos mecanismos: el examen más sensible o prick test, o el de IgE específica de alérgeno en una muestra de sangre. En el prick, el alergólogo le colocará en el brazo o en la espalda unas gotitas con la sustancia alérgica y le tocará la piel con una lanceta especial. Si después de 15 minutos hay una pápula mayor de 3 milímetros, se confirma la alergia a la sustancia sospechosa.

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La prueba de parches es una de las opciones para dar con la sustancia que desencadena la reacción alérgica en una persona. Los resultados se obtienen en alrededor de 72 horas. Foto: El Universo

La prueba de laboratorio en sangre, en cambio, produce ciertos valores que permiten saber si se trata de una alergia baja, moderada, alta o muy alta. En esa última categoría se produce el caso más extremo, el choque anafiláctico, que por lo general ocurre por exposición a alimentos, medicamentos o picaduras de insectos.

Las alergias y su impacto en la calidad de vida

Estas enfermedades han aumentado en los últimos 20-30 años. “La curva de crecimiento prácticamente se ha duplicado, y de aquí a 20 años se estima que más de la mitad de la población en el mundo sufra de algún tipo de alergia, por ese motivo tenemos que cuidar del ambiente en el que vivimos”, dice el médico alergólogo Pablo Torres Córdova. “Pasamos más de 90 % de nuestra vida en ambientes cerrados; me refiero a casa, escuela, trabajo, algún centro comercial; y el contacto con lo que tenemos dentro de casa es fundamental, porque más de la mitad de ese tiempo lo pasamos en nuestro dormitorio”.

Por tanto, para identificar a qué somos alérgicos hay que examinar el ambiente en la oficina o en el dormitorio. “Es tan importante esta medida que se llama control ambiental, que sumada a los medicamentos da una mejoría de hasta el 95 %”, indica Torres.

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Los niños con rinitis alérgica no diagnosticada ni tratada tienden a hacerse daño en la nariz que puede llegar a una deformidad. Foto: El Universo

Estas son buenas noticias para los pacientes con la muy común rinitis alérgica, que produce trastornos del sueño, problemas de concentración y ausentismo. “Los pacientes alérgicos faltan más, tanto en la escuela, la universidad y el trabajo”, dice el médico. “Los niños con rinitis alérgica, generalmente, van a la escuela a dormirse, y no rinden tanto como deben ni como pueden”.

Mientras tanto, pacientes mayores se automedican y usan antihistamínicos o antialérgicos de forma prolongada, sin tener orientación válida. Como explica Torres: “Los antihistamínicos causan mucho sueño, y de paso acortan una fase del sueño que se llama REM; el paciente que los toma puede dormir 10 o 12 horas, pero se levanta cansado”.

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La rinitis alérgica que se sufre sin tratamiento puede traerle complicaciones: otitis, sinusitis, faringitis… “Reforzamos la necesidad de saber quién es alérgico, y disminuir el contacto con las sustancias que lo causan”, afirma Torres, más aún cuando la pandemia trajo largos periodos de confinamiento, dejando a muchos encerrados con aquellas sustancias que contribuyen a producir síntomas.

Si bien muchos le temen al choque anafiláctico, las alergias no tienen que llevarlos a ese extremo para afectarles la calidad de vida, expone el doctor Chérrez. “Imagine usted un niño con rinitis alérgica en el colegio o en la escuela, con la nariz siempre congestionada, tiene mal olor, ojos llorosos; los niños se dañan la nariz porque les pica, se les forma un surco y se les deforma”.

Los pacientes alérgicos tienen mayor predisposición a los dolores de cabeza, y no solo en la rinitis. “Los adultos tienen disfunción sexual, ronquidos, no dejan dormir a sus parejas. Necesitamos llamar la atención para que la gente se estudie”, dice Chérrez, quien agrega que es muy común encontrar personas que llegan a la adolescencia y juventud con alergia, pero nunca fueron examinados.

Además, no siempre quien tiene una rinitis se lo debe a reacciones alérgicas, aunque esté convencido de eso. Sin exámenes no sabrá si en realidad tiene el tabique desviado, un cornete nasal grande o algún resto de adenoides.

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Quien realmente tiene una alergia cuenta con medicamentos, pero también con la inmunoterapia, que a decir del doctor Chérrez tiene altísimos beneficios. “Es inconcebible que en la actualidad no se permita a pacientes alérgicos usar la inmunoterapia”, opina. Consiste en administrar al paciente la sustancia a la que reacciona, en forma progresiva, induciendo tolerancia y elevando su calidad de vida. Se ahorra medicación y evita los efectos adversos de usar ciertos fármacos a largo plazo, que vienen en forma de somnolencia, alteraciones del crecimiento y trastornos psiquiátricos.

Chérrez aclara que no todos los pacientes con alergias necesitan usar la inmunoterapia. “Hay un grupo para el cual es un tremendo beneficio”, en especial cuando no puede evitar la sustancia desencadenante.

Diferentes pruebas de alergias, ¿cuál me conviene hacer?

Las pruebas siempre deben ser lo más específicas posible, es uno de los principios que señala el doctor Torres. Está el prick test, pero también hay formas de diagnosticar otros tipos de alergias, como las dermatitis de contacto, que se generan por sustancias como el níquel (que está en la bisutería o en los tintes para el cabello). Aquí se puede usar el parche o patch test, en que se adhieren a la piel de la espaldas pequeñas cámaras con varias sustancias. “Después de 72 horas observamos la reacción en cada lugar”.

Una inyección de epinefrina en la parte superior del muslo es una medida de emergencia ante una reacción alérgica aguda por alimentos o picaduras de insectos. Foto: El Universo

También está la prueba de provocación oral, en el caso de alergias alimentarias, para confirmar o excluir reacciones a alimentos o a medicamentos. Pero esto también podría realizarse directamente en la piel (una variante del prick test), que se hace con alimentos frescos.

Si su médico le ha recomendado hacerse un prick test, usted debe permanecer sin usar ningún medicamento antialérgico durante tres días o más. De lo contrario, la prueba dará un falso negativo.

Además, Torres advierte que las pruebas de intolerancia o de sensibilidades alimentarias en sangre o en muestras de cabello no tienen validez para alergias, según las diferentes academias y sociedades médicas. “Se ve muchísimos pacientes que vienen con estas pruebas, confiados de que son alérgicos a 10 o 20 alimentos, cuando tal vez solo hay uno responsable; lamentablemente perdieron tiempo y dinero”, y ganaron problemas nutricionales importantes. (I)