A través de un en vivo de Facebook, Camila Velasteguí, quien vive en Guayaquil, compró un “combo” de maquillaje que se veía prometedor. Sombras, bases, un producto para eliminar las ojeras, delineador y un lápiz de labios. Todo lo adquirió con 30 dólares y se lo dejaron en el domicilio.

La persona que vendía los productos de belleza aseguraba, en las redes sociales, que la calidad de los artículos era excelente y que sus bondades eran “comprobadas”. Camila los empezó a utilizar y en los primeros días todo parecía estar bien. Sin embargo, a la segunda semana de colocarse el maquillaje empezó a notar su piel reseca y comenzó un leve sarpullido.

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Fui al dermatólogo y también detectó una leve inflamación de los tejidos cutáneos de la cara. El doctor me preguntó si había cambiado de maquillaje recientemente y le dije que sí. Luego me preguntó si sabía el tipo de sustancias que contenía el maquillaje, y la verdad jamás leo las letras pequeñas de los envases”, dice.

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Al revisar los artículos de maquillaje comprados, Camila se dio cuenta de que todos tenían procedencia china. “Le escribí a la persona que me los vendió, pero jamás contestó”. Por suerte su salud no corrió mayores riesgos y dejando de usar el maquillaje y con medicina tópica logró revertir los efectos nocivos.

“Me quedó como experiencia. Ahora no me pongo mucho maquillaje, casi nada, y todo lo que compro trato de leer las letras pequeñas”, señala.

Los productos cosméticos que adquirió Camila no contaban con la Notificación Sanitaria Obligatoria (NSO). Ella afirma que no sabía que este tipo de artículos deben contar con esta declaración juramentada del responsable o titular del producto que asegura que su cosmético cumple con las normas de calidad y de seguridad necesarias para ser comercializado en Ecuador.

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Consumir productos que no tengan la NSO o que no sean fabricados en laboratorios autorizados constituye un riesgo para la salud, ya que no hay autoridad nacional o médica que certifique que el producto tiene la calidad sanitaria requerida para no afectar al ser humano.

En ciudades como Guayaquil hay cosméticos que provienen del contrabando, son adulterados o falsificados. El pasado 23 de marzo, la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) detectó, en varios establecimientos, productos cosméticos que se comercializaban sin la NSO o que tenían esta certificación caducada.

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Los técnicos utilizaron la aplicación Arcsa Móvil para revisar que este tipo de productos se encuentren regularizados en el país. Además, que declaren en su etiqueta los parámetros que garanticen su origen legal e inocuo para el consumo de la ciudadanía.

Una vez identificadas estas irregularidades, se procedió a clausurar de manera temporal uno de los establecimientos inspeccionados. Arcsa anunció que iniciará el respectivo proceso sancionatorio conforme a lo que establece la Ley Orgánica de Salud en su artículo 137, que dispone que “están sujetos a la obtención de la notificación sanitaria previamente a su comercialización (…) los productos cosméticos (…) fabricados en el territorio nacional o en el exterior, para su importación, comercialización y expendio”.

En julio de 2020, Arcsa también decomisó un total de 659 productos, entre ellos cosméticos, caducados, sin registro sanitario ecuatoriano, con certificaciones sanitarias vencidas y algunos presumiblemente falsificados en el área de comercialización de una farmacia ubicada en el centro de Huaquillas, El Oro, cantón fronterizo con Perú.

Antes de comprar cosméticos el usuario debe fijarse si el artículo tiene registro sanitario. Foto: Archivo

Las sanciones por comercializar este tipo de productos van desde la incautación de los artículos, cierre del local como multas administrativas o, de ser el caso, sanciones penales, ya que se puede perjudicar a la salud de una persona. Si no se tiene el respectivo cuidado a la hora de adquirir cosméticos, la piel y los ojos son los órganos que tienden a ser más afectados, dice María Figueroa, cosmetóloga.

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La inflamación de la piel suele ser uno de los signos más visibles cuando se usa un maquillaje no adecuado o de mala calidad. Incluso hay productos que pueden afectar la producción de colágeno y elastina, provocando resequedad. Además, el aparecimiento de acné y puntos negros por la falta de oxigenación y limpieza puede ser otro de los factores”, indica. A esto se suma el aumento del riesgo de infecciones en los labios.

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Además de fijarse en la NSO también hay que observar que los productos elegidos sean “hipoalergénicos” y que hayan sido “testados dermatológicamente”, ya que, por ejemplo, los productos para maquillar los ojos (sombras, eye-liner, máscara de pestañas) deben estar formulados específicamente para cumplir las necesidades de los ojos, y así minimizar el riesgo de irritación y alergia, afirma Carlos Sotomayor, dermatólogo.

Pero adquirir cosméticos de dudosa procedencia no solo impacta en la salud, sino que también repercute en la economía, ya que con el contrabando o la falsificación la industria nacional de producción de cosméticos se ve afectada.

Según datos de Arcsa, el segmento de cosméticos mueve la economía de miles de familias en el país, especialmente a través de las ventas por catálogo o el e-commerce. Pese a la emergencia sanitaria, este es uno de los sectores que han tenido mayor crecimiento a nivel nacional. Los ecuatorianos invierten más de 50 millones de dólares anuales en este tipo de productos, lo que representa una tasa de crecimiento fluctuante entre el 6 % y 7 % cada año.

La app móvil de Arcsa está a disposición de la ciudadanía para que pueda reportar irregularidades sanitarias. Además, se puede verificar la vigencia de un registro sanitario o NSO antes de comprar un producto. (I)