Sin lugar a dudas el cuerpo humano “delira” por la ingesta de alimentos dulces. Hay causas físicas en las que actúa diversos sensores presentes en el estómago que son activados cuando el cerebro envía señales.

CuerpoMente descifra lo que pasa a lo interno en el momento en que el azúcar baja a niveles muy inferiores a los valores establecidos como aceptables. Cuando este escenario se da se presenta el hambre, y para el cerebro lo más “apetecible” no será algo saludable, sino que buscará saciar a través de lo salado, graso y de lo dulces.

Pese a que este es un proceso normal, existen otros factores que pueden provocar una ansiedad incontrolable por comer dulces, lo que redundará en la ingesta de harinas procesadas y comida chatarra con grasas nada saludables.

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La respuesta a esos malos “antojos” también pueden ser a causa de un hambre generada por la deficiencia de nutrientes, estrés, síndrome premenstrual y los rigores que provoca estar sometidos a una estricta dieta alimenticia. (I)

a combinación de dulce y graso es muy estimulante para el cerebro.
Los postres, los jugos artificiales y las bebidas energéticas están entre las principales fuentes de azúcares añadidos. Imagen: Pexels