Investigadores alemanes han detectado ADN viral en las habitaciones de pacientes con viruela del mono, pero han apuntado que la contaminación de las superficies con ADN del virus no prueba que la infección pueda producirse tras el contacto con las superficies.

“La transmisión se produce principalmente por el contacto físico estrecho con personas sintomáticas. Aunque se ha descrito anteriormente la transmisión del virus entre personas, los datos sobre la contaminación ambiental de las superficies son escasos”, explican los autores en un artículo publicado en la revista científica Eurosurveillance.

Los investigadores tomaron muestras de las superficies de las habitaciones inmediatas y adyacentes de dos pacientes de viruela del mono hospitalizados en Alemania. Las habitaciones de aislamiento de los pacientes estaban separadas del pasillo de la sala por antesalas, donde el personal del hospital se ponía y quitaba su equipo de protección personal (ponerse y quitarse).

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Se estimó la contaminación con hasta 105 copias virales/cm2 en superficies inanimadas mediante PCR y se logró aislar el virus en superficies con más de 106 copias.

Según los autores, todas las superficies que los dos pacientes habían tocado directamente mostraban contaminación vírica, y las cargas más altas se detectaron en los dos cuartos de baño (por ejemplo, la palanca, el lavabo y los asientos del inodoro). Tejidos como toallas, camisas o fundas de almohada que los pacientes utilizaban con frecuencia también mostraron contaminación viral.

La contaminación viral no equivale a un virus infeccioso

Los autores destacan que por el momento “no hay datos definitivos” sobre qué dosis de virus provoca la infección por viruela del mono en el ser humano. Sin embargo, suponen que se requiere una dosis “significativamente mayor” para desencadenar la infección que, por ejemplo, el virus de la viruela.

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Por ello, detallan que “a pesar de la alta contaminación con hasta 105 cp/cm2, así como de la recuperación exitosa del virus de la viruela del mono a partir de muestras con un total de >106 copias, los hallazgos no demuestran que la infección pueda producirse por el contacto con estas superficies”. Además, la detección de ADN viral por PCR “no puede equipararse a un virus infeccioso”.

La prevención de la propagación del virus a partir de pacientes sintomáticos debe adaptarse individualmente. Basándose en sus resultados, los autores concluyen, no obstante, que “la desinfección periódica de los puntos de contacto frecuente con las manos y la piel durante los procesos de atención, además de la limpieza periódica de las habitaciones y la desinfección de las superficies con productos que tengan al menos actividad virucida contra los virus envueltos, puede reducir el virus infeccioso en las superficies y, por tanto, el riesgo de transmisión nosocomial”. (I)