Ser notificado de una enfermedad maligna hace pensar, casi automáticamente, en los posibles tratamientos, y los que dominan en este campo son la cirugía y la quimioterapia.

¿Qué pueden esperar de la quimioterapia? En primer lugar, esto depende tanto del trabajo de su médico como del compromiso de usted. El doctor necesitará monitorearlo muy seguido, no solo durante la aplicación del medicamento. “Una semana después vemos cómo se ha afectado el cuerpo, y chequeamos la sangre para ver que no esté anémico, que no se haya inflamado el hígado, que no haya daño en los riñones”. Entonces decidirán un tratamiento adicional para mejorar su calidad de vida durante este tiempo, explica el doctor Luis E, Ráez, especialista en hematología y oncología, cuyo trabajo actual está enfocado en el cáncer de pulmón y la inmunoterapia.

¿Cuál suele ser el efecto más común de la quimioterapia? En general, se puede sentir fatiga, uno de los efectos más frustrantes de la quimioterapia, para lo cual es difícil encontrar solución, a menos que se deba a una anemia severa (en ese caso se realizará una transfusión de sangre). Por este motivo, se deja pasar tres semanas entre cada dosis, para que el paciente pueda recuperarse.

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La nutrición es parte importante del tratamiento contra el cáncer. Foto: Shutterstock

El doctor Ráez resalta la importancia de hablar con el médico y hacer preguntas y educarse sobre la enfermedad y el tratamiento. Así sabrá, por ejemplo, que deberá evitar abrir el refrigerador en las 24 horas siguientes a la quimioterapia, porque algunas personas desarrollan una gran sensibilidad al frío, y podría tener un dolor terrible en las manos. Evite también comer cosas heladas y exponerse al ventilador o al aire acondicionado.

Ciertos fármacos producen sarpullido y otras erupciones en la cara, para lo cual hay cremas. Si usted está preparado para esto y sabe que es transitorio, y que desaparecerá después de un mes o dos, su nivel de ansiedad y el de su familia disminuirán. “Importa mucho la educación del doctor al paciente, y también la que usted procure por sí mismo”, dice Ráez, director médico y científico del Memorial Cancer Institute, en Florida.

En esto tiene mucha importancia la parte anímica, continúa el especialista. Entre el fin de la quimioterapia y el momento en que se confirme que está en remisión pasarán cinco años, pero usted no puede esperar hasta entonces para sentirse curado y disfrutar de su vida.

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Durante ese tiempo, usted necesita recuperar su rutina familiar e incluso laboral. El médico le indicará rehabilitación para tratar con las secuelas de la quimioterapia. “El paciente que tiene neuropatía en los dedos, por ejemplo, podrá recibir acupuntura o masajes, y medicamento”.

Además, es importante la preparación física, porque el paciente de cáncer pierde peso rápidamente, hay cambios en el color y la textura de la piel. “Es importante estar bien nutrido, hacer ejercicio y mantener el físico, porque la lucha contra el cáncer es como una maratón”, ejemplifica Ráez. “Podemos pelear por varios años, pero si usted pierde peso cada semana, llegará a estar tan débil que no podrá recibir la quimioterapia”.

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Saber si un paciente está en remisión o curado requiere un monitoreo constante durante al menos 5 años. Foto: Shutterstock

Lo más común suele ser, observa el oncólogo, que lo primero que se agota es la resistencia física y mental del paciente. “Está débil, mal nutrido, entonces tememos darle tratamiento, porque en quimioterapia hay que aguantar los efectos secundarios para después ver el beneficio. Estás luchando por tu vida, tienes que usar todas las armas que tengas”.

Curar, cronificar y alargar la sobrevida, tres objetivos contra el cáncer

La quimioterapia se divide en dos grupos, de acuerdo con el tiempo de su aplicación. La neoadyuvante ha ganado mucho terreno, y es la que se da antes de hacer una cirugía. Y la adyuvante, que se da después, ha ido perdiendo espacio en la última década, como observa el doctor Francisco Plaza Bohórquez, oncólogo y mastólogo.

Su visión también apunta a que el paciente que va a recibir quimioterapia debe enfrentarla con optimismo. ¿Cómo lograrlo? “Necesita hacer conciencia de que forma parte de un protocolo de tratamiento multidisciplinario que le va a permitir la posibilidad de curarse, como sucede en el tratamiento de linfomas, de ciertas leucemias y de otro tipo de neoplasias; y si no se cura, va a tener una larga sobrevida o a cronificar la enfermedad, que es la meta actual de los oncólogos clínicos”, resume Plaza.

Sí, la quimioterapia tiene efectos secundarios, y es un error muy común consultar a personas no especialistas en este tema. Una opinión no experta puede provocar temor, aunque sea de alguien que ya pasó por esta experiencia, porque no todos los pacientes se afectan por igual, dice el doctor Plaza. En cambio, el oncólogo clínico puede avizorar los estragos que el fármaco puede tener en usted (náuseas, vómitos, alteraciones gastrointestinales, pérdida del pelo, cansancio, bajo apetito, prurito, insomnio…) y recetar adecuadamente. Además, usted puede ser uno de los afortunados que resistan sin mayor sintomatología.

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Lo importante es que no se desaliente ni deje el protocolo o la secuencia de la quimioterapia por alguna molestia o síntoma, enfatiza Plaza, porque la enfermedad puede volver con más fuerza, y disminuir las expectativas de sobrevivencia, sobrevida o cronificación del cáncer. Es muy importante que cumpla con todos los ciclos y que tenga el apoyo del equipo médico y de ser posible, del psicólogo clínico.

¿Qué es la cronificación del cáncer? Una persona puede vivir sin estar curada, cuando el cáncer se mantiene bajo control. “Hay ciertos linfomas que están cronificados y siguen un tratamiento a largo plazo; las personas pueden vivir muchos años y no morir a causa del cáncer, precisamente”. Si no es posible cronificar, su médico se concentrará en otros objetivos, como lograr una sobrevida libre de progresión.

El futuro de la quimioterapia y los tratamientos que prometen desplazarla

“En el pasado solo teníamos quimioterapia, en la actualidad tenemos dos armas más: la inmunoterapia y la terapia blanco (dirigida, diana o target)”, dice el doctor Luis Ráez. Estos tratamientos se administran o se combinan dependiendo del tipo de cáncer.

La terapia dirigida apunta a ciertos genes y está indicada en ciertos tipos de cáncer, y para determinados pacientes. Es la estrategia que se perfila para desplazar a la quimioterapia, junto con la inmunoterapia. Foto: Shutterstock

Entre los cánceres más propensos a ser tratados con quimioterapia están los sarcomas (tumores malignos de los huesos o tejidos blandos). Para ellos aún no hay muchas opciones en inmunoterapia o terapia dirigida. Ráez indica que también se utiliza la quimioterapia en el cáncer de colon, sumada a la inmunoterapia. “Y tradicionalmente, después de la cirugía de cáncer de mama, se les da a las mujeres quimioterapia”.

En cambio, la inmunoterapia está indicada para el cáncer de pulmón, y al momento hay 10 fármacos (terapia blanco) aprobados para esta enfermedad. Cuando un paciente llega, se le hace una evaluación genética para saber si califica para una de esas 10 pastillas, cada una dirigida a un gen específico, y si el paciente tiene uno de esos genes, la pastilla es muy eficiente y la probabilidad de respuesta es del 70 %, señala Ráez. “De cada tres pacientes de cáncer de pulmón, uno califica para una de ellas. Los otros dos tercios van a quimioterapia con inmunoterapia”, que son tratamientos aplicables a los pacientes en general.

“Ahora usamos cada vez menos quimioterapia, hasta el día en que la inmunoterapia se haya perfeccionado, y podamos deshacernos de la primera”, augura el médico. (I)