La forma de escribir dice mucho de nosotros mismos e, incluso, puede reflejar ciertas patologías mentales, así como la presencia de enfermedades cardiovasculares o pulmonares.

“En estudios de grafología en centros hospitalarios (españoles) se sacaron rasgos característicos de dolencias a través de la forma de escribir. Por ejemplo, en el caso de enfermos pulmonares se comprobó el uso abusivo de puntos porque no pueden respirar y tienen que hacer muchas pausas”, indicó a Europa Press Irene López Assor, psicóloga y experta en grafología.

La experta agregó que se ha demostrado que las personas que escriben con letras «muy grandes» tienen rasgos esquizofrénicos o psicópatas.

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Y es que, a través de la escritura se puede conocer cómo es personalmente una persona, cómo se comporta con los demás, si es o no rencorosa, si tiene o no rasgos de maldad o ira, si es alegre y generosa, si tiene tendencia a la depresión, la forma en la que tolera la frustración, si posee dotes de liderazgo, si tiene o no fuerza de voluntad o, incluso, si está apegada al pasado, a los miedos o si es o no familiar.

Todo ello se observa a través del análisis exhaustivo de las letras. En este sentido, la experta comentó que la ‘t’ muestra el liderazgo de una persona, cómo es en el trabajo y ante los jefes; la ‘s’ minúscula, la fuerza de voluntad que tiene; la ‘g’, la sexualidad y la relación afectiva y sexual con la pareja’; la ‘o’, el subconsciente; y la ‘d’, la relación que mantiene con el padre.

Además, prosiguió, si las letras bailan es un signo de que la persona es más emotiva y se deja influenciar “mucho” por el ambiente; si son rígidas, significa que tiene una personalidad minuciosa y metódica; si son pequeñas que es una persona analítica y a veces “un poco ratilla económicamente”; y si es grande, pero no demasiado, que es generosa, abierta y extrovertida.

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Lo que dicen los renglones

Siguiendo con el análisis de la forma de escribir, López Assor, autora del libro ‘Grafología para la felicidad’ donde explica los métodos para analizarse uno mismo la letra, señaló que la dirección de las líneas también refleja la personalidad.

De hecho, escribir de forma ascendente muestra optimismo y alegría; horizontalmente, frialdad y ocultación de las cosas negativas; y la manera descendente, depresión.

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Pero no solo la escritura desvela estos rasgos si no que, también se pueden observar a través de la firma. En este caso, la firma muestra la parte “más íntima” y la relación con la madre. Por ejemplo, firmar con el segundo apellido denota la importancia que tiene para una persona demostrar a su madre lo que está consiguiendo en su día a día.

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Esto también se observa en el uso de los márgenes. “El izquierdo refleja el pasado, el derecho el futuro, el superior la relación con los otros y la creatividad, y el inferior la parte más material. Además, en la firma, a menos margen izquierdo más apego hay a la figura materna y a las normas clásicas de los padres.

Finalmente, la grafóloga afirmó que a través de la grafología se pueden trabajar las áreas problemáticas de una persona, aunque ha asegurado que para lograr el éxito es necesario que una amplia base terapéutica. “No solo por hacer grafoterapia vas a estar más feliz que unas castañuelas, si no que hay que tener una base terapéutica para que consigas salir adelante”, puntualizó. (I)