Los fármacos para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) han dado “buenas evidencias” de que también podrían servir para algunos síntomas de la enfermedad de Alzhéimer, como los cognitivos y la apatía.

Un estudio británico que publica Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry se centra en los fármacos noradrenérgicos, entre los que están los antidepresivos y los compuestos que tratan el TDAH.

Estos medicamentos se dirigen al neurotransmisor noradrenalina, también llamado norepinefrina, que es liberado por una red de neuronas especializadas y es fundamental para muchos procesos cognitivos, como la atención, el aprendizaje, la memoria o la preparación para la acción.

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En una fase muy temprana del alzhéimer se produce la alteración noradrenérgica, que contribuye a los síntomas cognitivos y neuropsiquiátricos que caracterizan la enfermedad, lo que sugiere que el sistema noradrenérgico sería un buen objetivo para el tratamiento farmacológico.

El equipo liderado por Imperial College de Londres revisó una veintena de ensayos clínicos entre 1980 y 2021 en los que se utilizaron fármacos noradrenérgicos para mejorar potencialmente los síntomas cognitivos y/o neuropsiquiátricos en personas con enfermedades neurodegenerativas.

Los resultados de diez de estos ensayos se agruparon para la cognición global: orientación/atención, memoria, fluidez verbal, lenguaje y capacidad visoespacial.

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“Esto demostró un pequeño, pero significativo, efecto positivo de los fármacos noradrenérgicos en la cognición general”, medida en la escala Adas, que sirve para evaluar la gravedad de las alteraciones cognitivas del alzhéimer, señala la publicación.

Los resultados de ocho ensayos se agruparon para los síntomas conductuales y neuropsiquiátricos, la agitación y la apatía, y mostraron un “un gran efecto positivo” de los fármacos noradrenérgicos sobre la apatía.

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“Es muy probable que la readaptación de los fármacos noradrenérgicos establecidos ofrezca un tratamiento eficaz en la enfermedad de Alzheimer para la cognición general y la apatía”, según el equipo, que considera que “hay razones de peso” para realizar más ensayos clínicos específicos.

Pero advierte de que se deben tener en cuenta varios factores, como la selección adecuada de determinados grupos de pacientes y la comprensión de los efectos de las dosis de los fármacos individuales y sus interacciones con otros tratamientos. (I)