Las adenoides y amígdalas son pequeñas regiones de tejido en la parte posterior de la garganta que ayudan al sistema inmune a luchar contra patógenos que ingerimos o inhalamos. Aunque la remoción se asocia a la inflamación y las infecciones, la mayoría de las personas que acceden a esta operación hoy tienen otra causa: las complicaciones respiratorias, como por ejemplo, la apnea obstructiva del sueño.

Los pacientes con esta apnea a menudo tienen problemas para dormir debido a que estos tejidos se han agrandado, y usualmente se les quita las adenoides y las amígdalas al mismo tiempo (adenoamigdalectomía). La extirpación de las amígdalas, esas dos almohadillas de tejido que están en la parte posterior de la garganta se llama amigdalectomía.

El doctor Michael Medina, otorrinolaringólogo del Hospital Weston de Cleveland Clinic, en Florida, cita entre las razones para esta operación:

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  • La amigdalitis crónica recurrente
  • El absceso periamigdalino recurrente
  • Los trastornos respiratorios del sueño y la apnea del sueño

Hay en esta cirugía indicaciones absolutas y relativas, explica el doctor Jesús Luna, especialista en otorrinolaringología de niños y adultos. “La sospecha de tumor o malignidad en una amígdala es una indicación absoluta para retirarla. También cuando se diagnostica por cultivo y exudado faríngeo alguna bacteria como el estreptococo betahemolítico del grupo A. Esta bacteria tiene la capacidad de causar infecciones en los riñones, en los huesos, fiebres reumáticas y cardiopatías”.

El área de las amígdalas está cercana a arterias como la carótida y la yugular. Foto: Shutterstock

Si un paciente ya tiene complicaciones con el corazón o los riñones, es recomendable retirar las amígdalas para evitar que la contaminación por la bacteria se extienda y cause mayores problemas.

Las indicaciones relativas, por otra parte, tienen que ver con infecciones frecuentes de las amígdalas o si estas están agrandadas de manera que causan limitaciones para tragar los alimentos o generan mal aliento, así como dificultad para respirar, ronquidos y apnea del sueño. “Aquí la cirugía estaría recomendada para mejorar la calidad de vida del paciente”, dice el doctor Luna.

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Precauciones antes de la cirugía de amígdalas

La extracción de las amídgalas se realiza bajo anestesia general, ya que se manipula la orofaringe, en la base de la lengua, donde se origina el reflejo de la náusea. Uno de los riesgos, como los de cualquier cirugía, es la hemorragia al momento de operar, especialmente porque es una zona altamente vascularizada. “Detrás de las amídgalas hay arterias relacionadas, como la carótida y la yugular”, señala Luna. “El cirujano otorrino debe tener mucha pericia y estar calificado en la extracción, para no lastimar ninguno de esos vasos sanguíneos”.

El riesgo de infecciones también es alto, por lo que se utilizará antibióticos durante la cirugía y en el posoperatorio, y es obligatorio llevar los controles posteriores, especialmente al comer, hasta la recuperación total.

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“Los pacientes que ya sufren de alguna enfermedad de base, como puede ser hipertensión, insuficiencia renal, algunos trastornos de la coagulación como lupus y leucemia, necesitan ser valorados de manera más profunda porque ya tienen una enfermedad de base. Deben estar bien compensados al momento de realizar la cirugía”.

Luna agrega que se solicitarán los exámenes preparatorios para verificar los valores sanguíneos, se hará un RX de tórax para ver la capacidad pulmonar y el cardiólogo confirmará si la persona está apta para la cirugía.

Amígdalas con infección bacteriana (izquierda) e infección viral (derecha). La recuperación de la cirugía de amígdalas toma de 10 a 14 días. Foto: Shutterstock

El paciente debe hacer dieta absoluta un día antes de la operación, y luego de esta se alimentará solo con líquidos, seguidos de una dieta blanda. A medida que vaya cicatrizando, irá avanzando a la ingesta de alimentos sólidos húmedos, hasta volver a una alimentación que incluya proteínas como la carne.

El plazo de recuperación, en promedio, es de dos semanas, aunque hay quienes tomarán un poco menos o más de tiempo. En 10 días el tejido habrá cicatrizado en su mayor parte, y la persona podrá reincorporarse a sus actividades laborales y cotidianas, siempre que siga con sus controles médicos. Y si llega a necesitar reposo extra, se lo extenderá.

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¿Hay alternativas a la cirugía de extracción de amígdalas?

Decidirse por la cirugía depende de cuál sea la causa que está afectando al paciente. Si tiene infecciones a repetición, primero se le dará tratamiento farmacológico, pero si aun así no hay reacción, se le recomendará la cirugía. La garantía de esta, dice el doctor Luna, es que ofrece beneficios inmediatos. “El paciente operado siente el alivio de toda la sintomatología”. Siempre es importante tener en cuenta que el cirujano sea de preferencia otorrinolaringólogo, y que lo operen en un sitio en el que cuenten con buenos equipos. “La comunicación entre usted y su cirujano es fundamental”.

Mientras tanto, un estudio desarrollado durante 10 años por la Universidad de Flinders, en Adelaide, Australia, propone que reducir las amígdalas a una mínima expresión resulta en mucho menos dolor y sangrado que una cirugía total. La publicación en la revista New Zealand Journal of Surgery examinó a 608 niños que recibieron cirugía entre 2008 y 2018.

Los que fueron operados con la técnica de reducción, que deja una pequeña porción de las amígdalas intacta, regresaron a sus actividades después de un promedio de 4,6 días, en comparación con los 11,1 días que les tomó a sus pares que pasaron por una amigdalectomía total. También fueron ocho veces menos propensos de tener un sangrado tan grave que tuvieran que ser readmitidos en el hospital.

“Una cirugía total expone los músculos de la garganta, causando dolor y sangrado. Remover del 90 al 95 % del tejido, y dejar intacto el resto, en forma de una pequeña luna creciente, permite que el niño vuelva a la escuela más pronto”, expresó la colíder del proyecto, Sara Attard. A esto se le llama una reducción subtotal de amígdalas. Empezó a aplicarse en los países escandinavos y ahora es una práctica común en Estados Unidos. La amigdalectomía total es una de las cirugías pediátricas más comunes en ese país, según la Sociedad Americana de Anestesiólogos, que afirma que se realizan más de 530.000 de estas operaciones cada año.

¿Por qué las enfermedades de amígdalas parecen ocurrir con más frecuencia en niños?

Debido a que los niños no tienen un sistema inmunológico completamente maduro, tendrán un mayor riesgo de infecciones recurrentes de las amígdalas, señala el doctor Michael Medina. Algunos de los síntomas frecuentes cuando hay una enfermedad de las amígdalas es la aparición de pus, fiebre, dificultad para tragar aunque sea líquidos o la propia saliva, y glóbulos blancos elevados en un análisis de sangre combinado.

La apnea del sueño es común entre niños y adolescentes. La cirugía de amígdalas puede ser una solución a este problema. Foto: Shutterstock

La enfermedad de las amígdalas puede confundirse con la faringitis viral, y tal vez también con el reflujo gástrico que causa dolor en la garganta y con los problemas nasales mal controlados.

¿Qué tan eficaz es la extirpación de amígdalas y adenoides grandes en los niños? En la mayoría de los casos de apnea del sueño, esta será una solución. La apnea obstructiva del sueño, uno de los trastornos de la respiración, es común en niños y adolescentes y puede estar asociada a presión arterial elevada y a cambios en la estructura del corazón, de acuerdo a la Asociación Americana del Corazón, en una declaración publicada en 2021.

En los adultos, dice Medina, hay varios niveles de bloqueo y se necesitará una evaluación completa, ya que tratar solo las amígdalas (para resolver un trastorno del sueño) probablemente no sea suficiente.

¿Cómo tener unas amígdalas sanas? El doctor Medina sugiere prevenir, manteniendo una buena higiene oral regular. Por ejemplo:

  • Lávese las manos con frecuencia, especialmente antes de tocarse la nariz o la boca.
  • Evite compartir comida, bebida o utensilios con alguien que está enfermo.
  • Reemplace su cepillo de dientes regularmente, y después de haber sido diagnosticado con una infección viral o bacteriana.

Los virus y bacterias que infectan las amígdalas son altamente contagiosos. Se pasan al besar o al compartir cubiertos, comida o bebida. También al acercarse a alguien que está enfermo, o al llevarse las manos a la nariz a la boca. Es posible inhalar pequeñas partículas en el aire cuando la persona tose o estornuda. Los síntomas más severos se irán en tres o cuatro días, pero si la infección se vuelve recurrente, puede que su médico le ofrezca pensar en la cirugía.

Dado que uno de los factores de riesgo es tener de 5 a 15 años, la Clínica Mayo sugiere que usted enseñe a los niños a detener la propagación de una infección a otros.

  • Manténgalos en casa cuando estén enfermos.
  • Pregunte al doctor cuándo pueden volver a la escuela o a visitar a la familia.
  • Enseñe a sus hijos a toser o estornudar con la protección de un pañuelo o en el hueco del codo.
  • Ínstelos a que se laven las manos inmediatamente después. (I)