El estrés se trata de una reacción natural del organismo, pero cuando se da en exceso, se puede convertir en un estado que dificulta la vida diaria, afectando de manera directa a la salud física y mental. Y así también, en los últimos años, el trabajo se ha revelado como una fuente importante de estrés.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció en 2019 oficialmente como enfermedad al estrés laboral, entendiendo este como un problema colectivo y no individual, ya que afecta a trabajadores de cualquier profesión.

Además, este tipo de estrés no solo tiene efectos sobre la salud, sino que también influye directamente en la productividad, disminuyendo el rendimiento e incrementando en muchos casos el absentismo laboral.

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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que el estrés laboral está determinado por la organización del trabajo, el diseño del mismo y las relaciones laborales. Este tiene lugar cuando las exigencias del trabajo no se corresponden o exceden de las capacidades, recursos o necesidades del trabajador o cuando el conocimiento y las habilidades de un trabajador o de un grupo para enfrentar dichas exigencias no coinciden con las expectativas de la cultura organizativa de una empresa.

Aunque el impacto de sus efectos varía de un individuo a otro, la OMS destaca que este tipo de estrés tiene consecuencias sobre la salud, tales como enfermedades mentales, cardio/cerebrovasculares, musco-esqueléticas y reproductivas.

Además, el estrés laboral causa diversos problemas de comportamiento incluyendo el abuso de alcohol y drogas, el incremento del tabaquismo, el sedentarismo, y los trastornos de sueño.

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El estrés laboral no solo tiene efectos sobre la salud del trabajador, sino que también influye directamente en su productividad. Foto: Pexels

El estrés laboral puede manifestarse en el individuo con las siguientes señales:

  • Dolores de cabeza frecuentes
  • Malestar estomacal
  • Problemas para dormir
  • Problemas en sus relaciones personales
  • Sentimiento de descontento en el trabajo
  • Sentimientos frecuentes de ira, o un carácter explosivo

La Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) ofrece los siguientes pasos para gestionar el estrés asociado al trabajo:

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Identifica aquello que te estresa en el trabajo: Mantén un diario durante una semana o dos para identificar qué situaciones te crean más estrés y cómo respondes a ellas. Registra tus pensamientos, sentimientos e información sobre el ambiente, incluyendo las personas y circunstancias implicadas, la situación física y cómo reaccionaste. Aspectos como si elevaste la voz, si decidiste ir a por un tentempié o a dar un paseo pueden ayudar a encontrar patrones entre aquello que te estresa y cómo reaccionas ante ellos.

Desarrolla respuestas saludables: En vez de intentar combatir el estrés con comida rápida o alcohol, elige opciones saludables cuando sientas que sube la tensión. El ejercicio es un gran liberador de estrés. El yoga puede ser una buena opción pero cualquier forma de actividad física es beneficiosa.

Además, busca tiempo para tus aficiones y aquello que más te gusta hacer. Ya sea leyendo una novela, acudiendo a conciertos de música o disfrutando de tu familia, asegúrate de que dejas tiempo para hacer las cosas que te producen placer.

Dormir bien también es importante para gestionar el estrés. Crea hábitos de sueño sanos limitando la cafeína por la tarde y reduciendo actividades estimulantes como ver la tele o utilizar el ordenador por la noche.

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Practicar yoga es una excelente actividad contra el estrés. Foto: Pexels

Establece límites: En el actual mundo de las relaciones digitales, es fácil sentirse angustiado ante la posibilidad de estar disponible las 24 horas del día. Establece algunos límites entre trabajo y vida personal. Esto podría significar no consultar el mail desde casa por la tarde o no contestar al teléfono horas después de terminar la jornada laboral. Fijar límites claros entre la vida laboral y personal reduce el estrés asociado a los posibles conflictos de conciliación.

Tómate tu tiempo para descansar: Para evitar los efectos negativos del estrés crónico y el cansancio laboral necesitamos tiempo para recuperarnos y volver al nivel de rendimiento anterior al estrés. Este proceso de recuperación requiere ‘desconectar’ de la actividad laboral cuando no se está trabajando. Siempre que sea posible tómate tu tiempo para descansar para poder volver al trabajo listo para ofrecer lo mejor de ti. Cuando no te sea posible desconectar al menos desconecta tu teléfono y centra tu atención durante un rato en actividades no ligadas al trabajo.

Establece algunos límites entre trabajo y vida personal. Por ejemplo, en las comunicaciones, evita contestar llamadas o mensajes laborales fuera de horas de trabajo. Foto: Pexels

Aprende a relajarte: Las técnicas como la meditación, los ejercicios de respiración profunda y la conciencia plena (un estado en el que observas de forma activa las experiencias del presente y tus pensamientos sin juzgarlos) pueden ayudar a liberar estrés. Comienza con unos pocos minutos cada día para centrarnos en una actividad simple como la respiración, caminar o disfrutar de una comida.

La habilidad de ser capaz de centrarse de forma consciente en una única actividad sin distraerte se volverá más fuerte con la práctica y descubrirás que puedes aplicarla a muchos aspectos diferentes de tu vida.

Habla con tu jefe: Los empleados saludables suelen ser más productivos por lo que tu jefe tiene en este sentido un incentivo claro para crear un ambiente de trabajo que promueva el bienestar de los empleados. Empieza por entablar una conversación abierta con tu jefe. El propósito no es presentar una lista de quejas sino comenzar con un plan eficaz para controlar aquellas situaciones de estrés que hayas identificado para poder realizar mejor tu trabajo.

Aunque algunas áreas de este plan deberían estar diseñadas para mejorar tus habilidades en áreas como la gestión del tiempo, otros elementos podrían incluir la identificación de aspectos que te hagan sentir mejor en tu puesto de trabajo como clarificar qué se espera de ti, conseguir más ayuda de tus colegas, enriquecer tu trabajo con tareas que supongan un reto o que tengan sentido para ti o hacer cambios en tu ambiente de trabajo físico para hacerlo más confortable y reducir las tensiones.

Habla con tu jefe no para quejarte, sino para armar un plan de control sobre situaciones que te estén causando estrés y que te permita realizar mejor tu trabajo. Foto: Pexels

Consigue algunos apoyos: Aceptar ayuda de amigos de confianza y miembros de la familia puede mejorar tu capacidad para manejar el estrés. En tu empresa podría existir un programa de prevención de riesgos laborales en el que se incluya un protocolo de actuación sobre el estrés laboral con información, consejos y casos en los que se aconseja la derivación a profesionales de la salud mental, si fuera necesario.

Si continúas sintiéndote sobrepasado por el estrés laboral, quizás fuera buena idea hablar con un psicólogo, que podría ayudarte a manejar el estrés y cambiar un comportamiento no saludable. (F)

Fuentes: OMS | OIT | APA | Europa Press | Medlineplus