A medida que el proceso de vacunación avanza en varios países, los inmunizados se preguntan si la dosis completa ha tenido efecto y si deberían hacerse una prueba para comprobarlo.

Sin embargo, los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) no son partidarios de hacer pruebas de anticuerpos en personas vacunadas para medir la respuesta inmune. “Las pruebas de anticuerpos (y otros tipos) no evalúan la respuesta inmune celular, que también juega un rol en la protección mediada por la vacuna”, publicó esta entidad en su sitio web.

No se recomienda realizar ninguna prueba posterior a la vacuna contra el COVID-19″, indica el alergólogo e inmunólogo Pablo Torres Córdova. “Si fuese necesario, o por curiosidad, debería pedirse la prueba cuantitativa de anticuerpos después de 20 a 30 días de haber recibido todas las dosis”.

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Una prueba realizada poco después de la vacuna no revelará la inmunidad al virus. “Según los textos básicos de inmunología, sabemos que la defensa contra los virus no es dada por los anticuerpos. El sistema inmune tiene varios brazos”, explica Torres. “Uno es el de los anticuerpos. Otro, el de los linfocitos T, el principal y más importante en la defensa contra los virus. Y no hay ninguna prueba de rutina que pueda valorar la actividad de los linfocitos T contra el coronavirus”.

Muchas personas buscarán la prueba después de la vacunación para comprobar que funcionó, pero podrían desanimarse al ver resultados negativos. Esto no habla mal de la vacuna, ni significa que la persona no tiene protección contra el virus. “Claro que la tiene, a través de los linfocitos T. Por eso se evita pedir estas pruebas después de la vacunación”, insiste el especialista, “porque pueden traer malas interpretaciones” y desanimar a la vacunación. (I)