La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica e inflamatoria del sistema nervioso central que representa la afección neurológica discapacitante no traumática más común en adultos jóvenes. En otras palabras, es una enfermedad neurodegenerativa.

“Desafortunadamente se presenta en la etapa de más productividad de las personas, pues se diagnostica en personas entre los 20 y los 40 años”, precisa la neuróloga Brenda Bertado, coordinadora de la Clínica de Enfermedades Desmielinizantes del Centro Médico Nacional Siglo XXI (ciudad de México).

Según Bertado, en el mundo existen 2,5 millones de personas que viven con este padecimiento y en México hay unos 20.000 pacientes con esta enfermedad.

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Esta dolencia es autoinmune y lleva al sistema inmunológico a destruir la vaina de la mielina, que es la que recubre las neuronas y favorece la conducción de los impulsos nerviosos.

Al estar destruida se provocan lesiones en el cerebro y, dependiendo de la región afectada, se pueden causar fallas irreversibles en órganos o en la función cerebral, lo cual genera discapacidad a quien la padece.

Según una encuesta realizada por la asociación Unidos Combatiendo la Esclerosis Múltiple, al menos 33 % de los pacientes en México ha presentado deterioro de la enfermedad desde su diagnóstico, y debido a ello ha aumentado su nivel de discapacidad.

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El diagnóstico y tratamiento a tiempos son claves

Para muchos, en un principio, es complicado llegar al diagnóstico de su enfermedad, debido a que los síntomas no son demasiado claros.

Hace cinco años Ricardo Cruz fue diagnosticado con la enfermedad. “Un día a las 3 de la mañana estaba dormido y me despertó un dolor de cabeza muy fuerte y mucha ansiedad. Me volví a dormir, pero cuando desperté ya en la mañana, al salir de la cama puse el pie en el suelo y no sentí el frío del piso”, señaló.

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Al acudir al especialista le diagnosticaron un accidente isquémico, que ocurre cuando se detiene el flujo de la sangre a una parte del cuerpo, pero al mantener los síntomas, su hermana, que es genetista, le dijo que podría tratarse de esclerosis múltiple.

“Un neurólogo confirmó el diagnóstico y con ello empezó el tratamiento”, precisó.

Para la doctora Bertado, el problema del diagnóstico de esta enfermedad es que los signos de alerta pueden ser diversos, desde pérdida de la visión, disminución motriz, pérdida de control de esfínteres, fatiga, entumecimiento y sensación de choques eléctricos.

Por ello, la especialista recomienda acudir al especialista para poder recibir un diagnóstico certero

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Con el tratamiento, confesó Cruz, si bien mejoraron un poco los síntomas, todavía seguía sin hablar bien, comer o cargar algo, además de que le produjeron diversos efectos secundarios.

Tras dos años de tratamiento, Cruz probó un nuevo medicamento que le ha ayudado a mantener el control de su enfermedad y le ha dado la oportunidad de realizar actividades cotidianas que permiten su pleno desarrollo en la sociedad.

El medicamento, que consiste en tomar 20 pastillas por año en un lapso de dos años, le ha devuelto prácticamente la normalidad.

“Una de las cosas que nos pasa a quienes vivimos con esta enfermedad es que dejas de sentir tu cuerpo. Por eso, cuando empecé a volver a sentir fue maravilloso”, concluyó.