Más de un año ha pasado desde el inicio de la pandemia de COVID-19 alrededor del mundo, sistemas sanitarios de varios países colapsaron por el aumento de contagios, así como las muertes por la enfermedad.

Para contener la pandemia, los Gobiernos cerraron sus fronteras y ordenaron el confinamiento de sus habitantes. Esta situación ocasionó que la salud mental recobre un papel importante, ya que se desarrollaron episodios de ansiedad, estrés y depresión en varios ciudadanos.

En Ecuador no fue la excepción esta situación. Varios estudios han recopilado los efectos del primer confinamiento en torno a rasgos de estos cuadros que pudieron afectar. En abril pasado, en la revista BMC Psychiatry se publicó el estudio “Evaluación de los niveles de depresión, ansiedad y estrés en la población general ecuatoriana durante el aislamiento social por el brote de COVID-19: un estudio transversal”, de investigadores de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES).

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En él se detalla que se recopiló información de 626 personas, de las cuales el 60,5 % eran mujeres cuya edad media era 29,6. La mitad de los encuestados eran estudiantes (50,3 %) y el 60,7 %, solteros. Dentro de los resultados se menciona que la mediana de puntuación de depresión fue de 6, aproximadamente el 17,7 % de los participantes informó niveles de depresión de moderados a grave. Igual puntuación se registró en la ansiedad, manifestada en el 30,7 % de los encuestados, que señalaron que tenían niveles de moderados a muy graves.

Irritabilidad, ansiedad, depresión, dolores de cabeza e insomnio están entre los efectos del estrés más mencionados por los especialistas. Imagen: Pexels

Los investigadores también detallan que el nivel de depresión se presentó significativamente mayor en las mujeres que en los hombres, mientras que ser soltero presentaba un mayor nivel de depresión. Igual resultado se vivió en la ansiedad.

“Nuestro estudio determinó que las mujeres tienen niveles significativamente más altos de depresión, ansiedad y estrés que los hombres, lo que tiende a ser un hallazgo común en la mayoría de los estudios en todo el mundo. Las medidas restrictivas en las escuelas y las guarderías pueden aumentar significativamente la carga para las mujeres en el hogar, lo que provoca fatiga y una reducción de su rendimiento laboral”, se indicó.

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Otro de los factores de esta situación fue el aumento de la violencia doméstica durante la cuarentena.

Jorge Gallardo, estudiante de Medicina de la UEES, ideó el estudio, que contó con el acompañamiento de Hans Mautong, quien realizaba la rural en la misma carrera; además del docente de Bioestadística Geovanny Alvarado y más especialistas.

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Ansiedad y depresión son de las patologías más comunes ahora

“Nos dimos cuenta de que las personas mayores tienden a tener un poco más de depresión, pero la mayor parte de personas, alrededor del 30 %, tenía niveles moderados a muy severos de ansiedad; este es el trastorno que más predominaba, y esto se explica y se entiende que las personas jóvenes tenían mucha incertidumbre sobre el futuro... Al hacer las regresiones, los análisis y las correlaciones nos dimos cuenta de que había una correlación inversa: a menor edad había mayores niveles de ansiedad, mayores niveles de estrés, mayores niveles de depresión, y esto de aquí lo contrastamos”, explicó Mautong.

Gallardo refirió que también se percataron de que, entre más hijos tenía el individuo, los niveles de depresión, ansiedad y estrés tendían a ser más bajos. “Vimos el análisis para ver si influía la condición socioeconómica, y en realidad no, no había correlación entre el nivel socioeconómico y los niveles de estrés”.

En total, eran siete preguntas de ansiedad, igual número para depresión y estrés, es decir, el cuestionario tenía 21 preguntas y se medía la severidad de acuerdo al puntaje que sacaba de estas.

“Las técnicas estadísticas se utilizaron para identificar que todos los componentes que determinamos tenían un grado de influencia de manera univariada: sexo, depresión; edad, depresión; número de hijos, depresión; todas estas variables las analizamos por separado... Aquí en el estudio se hizo una regresión logística ordinal para precisamente determinar las variables que más influían”, dijo Alvarado.

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Otro artículo titulado ”Estrés percibido asociado a la pandemia por COVID-19 en la ciudad de Guayaquil, Ecuador“, que fue realizado por Romel Velasco, Jesús Cunalema, Joicy Franco y Germania Vargas, publicado en marzo pasado, señala que estudiantes y profesores de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Guayaquil registraron elevación de reportes de ansiedad, depresión y estrés.

En total se aplicaron 860 encuestas que determinaron que el género, tener familiar con enfermedades crónicas, familiar diagnosticado con COVID-19 o fallecido por la enfermedad influyen en el nivel de estrés percibido.

“El 13 % de los participantes presentó altos niveles de estrés percibido asociados con la pandemia de COVID-19, de lo que se puede deducir que, a medida que pasa el tiempo, los niveles de miedo, angustia, nerviosismo y desesperación en la población van disminuyendo debido a factores como la implementación de medidas de prevención de contagio, apoyo médico, educación sanitaria e información oportuna”.

Evaluación de manifestaciones

El terapeuta cognitivo conductual Rodrigo Polanco señala que para que un cuadro de depresión o ansiedad se transforme en un trastorno dependerá de la manifestación que está teniendo en el paciente, frecuencia y el tiempo que se está presentando, ya que generalmente lo que se presenta son eventos por un factor específico.

“Hay que mencionar también que la ansiedad es una reacción natural que tiene el organismo. Todos los seres humanos en un momento determinado de la vida o en varios momentos determinados de la vida presentamos una reacción de ansiedad que puede ser un evento social importante”, indicó.

Dos universidades analizan la situación de los ecuatorianos durante la pandemia

El psicólogo clínico Ricardo López añade que hay también predisposición genética y hasta un nivel de personalidad para la depresión. Ante la situación de confinamiento, aquellos que tenían alguna sintomatología leve se vieron agravados.

“Este factor estresante muy fuerte como fue la pandemia, como sigue siendo y más el tema del confinamiento y sumado a otros factores estresantes propios de la situación, hacen que una persona que tenía cierta vulnerabilidad desarrolle síntomas asociados con la depresión o con la ansiedad”, dijo.

Los especialistas identifican en la población joven la tendencia a tener este tipo de eventos derivados de la pandemia, debido a la incertidumbre acerca del futuro que generaban las medidas por aplicar.

Polanco, quien también es coordinador académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), reconoce que las medidas de relajación han contribuido a reducir esos niveles presentados en los momentos más difíciles, aunque en algunas personas habrá efectos emocionales pospandemia. Indica que hay que analizar la calidad del estado de ánimo de la persona, ya que en el caso de la depresión se presentan manifestaciones como desesperanza, donde ya no se espera nada de la vida y el individuo empieza a funcionar con el día a día.

“Así, solamente por cambiar el contexto, el cuadro no se va a ir. Si es un cuadro de depresión moderado, solamente con un tratamiento de psicoterapia la persona podría salir; si es un cuadro muy severo o grave o profundo, ya no solamente la psicoterapia es suficiente, tenemos que apoyarnos con tratamiento psiquiátrico”, manifiesta.

López indica que también se sumarán otros factores sobre cómo afrontó la pandemia y los recursos, ya que no es lo mismo aquella persona con todas las comodidades y un trabajo estable que aquella que no los tenía.

¿Cómo identificar los rasgos de depresión y ansiedad?

El grupo familiar es el llamado a darse cuenta de la manifestación conductual, puesto que en la persona puede pasar desapercibido. Además que se podría cubrir con una muletilla de no salir por el temor a contagiarse.

“No vamos a saber si es real o si yo estoy usando de pretexto, porque simple y sencillamente ya no me interesa conversar con nadie. La única manera sería en condiciones más favorables, donde se haga una reunión de amigos o una reunión de Zoom, ni siquiera se conecta ni habla con los amigos, con la familia, ese tipo de cosas son a las que me refiero”, añade.

En el caso de la ansiedad se debe identificar el factor o contexto. López explica que el individuo no llega a tener el control de alguna situación.

“El tema del control es una ilusión, porque al final nosotros no tenemos el control de absolutamente nada... Es la adaptabilidad, y la persona que se quedó enganchada de tener el control de la situación en esta pandemia la está pasando muy mal, porque hay muchos factores que salen de sus manos”, expresa el profesional, quien también cuenta con una especialidad en Psicología Clínica y Terapia Cognitiva Conductual.

Polanco aconseja a quienes por sí solos se han dado cuenta de que atraviesan un cuadro, ya sea de depresión o ansiedad, que continúen con el proceso terapéutico, ya que una vez que se tiene el alta se mantiene un contacto ocasional.

“Poner mucha atención: si estoy muy reactivo, si estoy muy irritable, si tengo mucha incertidumbre hacia el futuro, cosa que antes no tenía, si es que sigo teniendo objetivos de vida, si es que sigo teniendo interés en ciertas cosas, si sigo viendo la funcionalidad de hacer estas cosas, si realmente funcionan como un liberador, como una válvula de escape... qué sé yo; este tipo de situaciones, poner atención en cómo estoy funcionando a nivel emocional en el día a día”, añadió.

Consecuencias en parte de la población

Polanco señala que a nivel social puede haber múltiples manifestaciones a causa de estos cuadros: “La misma reactividad como sociedad, una sociedad muy agresiva, individuos extremadamente irritables que todo quieren arreglar con violencia”.

Esto a su vez puede llegar a ser derivado de alguna situación de estrés postraumático que se vivió y que hoy toma relieve.

“El tema del estrés postraumático lo vamos a ir viviendo poco a poco... Otro cuadro que he visto mucho es el de la biorregulación emocional, porque justamente las personas no supieron manejar el tema de las emociones”, dijo López.

Herramientas de acercamiento a la salud mental

Desde el inicio de la pandemia, varias organizaciones pusieron en funcionamiento distintos centros de atención telefónica para usuarios que registraban signos de ansiedad o depresión ante la pandemia del COVID-19.

Una de ellas fue el Ministerio de Salud, a través de la línea 171, opción 6, donde en los primeros siete meses recibió más de 200.000 consultas, informó en esa oportunidad la entidad.

Dispensarios médicos como Redima y universidades también replicaron la idea para involucrarse en la salud emocional a causa del primer confinamiento por el COVID-19. La UEES expuso los resultados de un estudio sobre la línea de ayuda telefónica, que en el primer mes realizó 597 intervenciones.

“La ansiedad y la depresión reflejadas en el grupo de síntomas detectados en la línea de ayuda, sustentados por un sinnúmero de publicaciones, reflejan un escenario social complejo”, se precisó.

Otras iniciativas también comenzaron a gestarse en los últimos meses. Una de estas fue Calm Chat, proyecto que surge de un grupo de ciudadanos que buscaban brindar un aporte a la sociedad en el contexto de la pandemia.

Roxana Ramos, coordinadora de la iniciativa, explica que la herramienta funciona a través de la aplicación WhatsApp, donde se puede facilitar la interacción con las personas. Además indica que son una asistencia de primeros auxilios psicológicos de la situación que están viviendo.

La persona debe escribir al 0990050583 para ser contenida emocionalmente; no se le pide el nombre. Se delega el caso a uno de los voluntarios (profesionales en Psicología o estudiantes de últimos años) para que pueda responder a la situación. La atención es de lunes a viernes, de 15:00 a 23:00.

“Lo que se trata de hacer es brindar un momento de calma en el momento de crisis. Ya cuando identificamos que la persona necesita un proceso más largo, le explicamos que tenemos el servicio de terapia psicológica, pero no es que va a volver con el mismo voluntario”, precisó Ramos.

Al sistema ECU-911 se podrán comunicar aquellos cuya salud mental pone en riesgo su vida, como son la ideación suicida grave, intento de suicidio, ataques de pánico, entre otros.

En lo que va del 2021, el sistema ha receptado 201 emergencias por suicidio. (I)