La mayoría de las enfermedades infecciosas en el mundo son producidas por virus de diferentes tipos, y que tienen su ciclo, por tanto, no necesitan antibióticos para su eliminación, señala el doctor Gilberto Rosero Morla, pediatra en Guayaquil.

A veces, estas infecciones traen complicaciones bacterianas, y allí sí es necesaria la antibioticoterapia”.

En países como Ecuador, la poca rigurosidad en verificar que haya una receta médica para vender este tipo de fármacos origina que cualquier persona los adquiera y los tome por una simple gripe o una diarrea, dando lugar a largo plazo a la resistencia bacteriana.

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Los antibióticos solo son recetados en caso de infecciones bacterianas. Foto: Shutterstock

El doctor Rosero indica que lo ideal es tener un criterio médico y basado en exámenes clínicos y experiencia para administrar un antibiótico, a la dosis correcta y durante el tiempo necesario.

El médico autorizado para prescribir antibióticos a los niños es el pediatra, quien le dará a la familia la pauta de las dosis y el tiempo en el cual administrarlas, añade la doctora Jaira Hidalgo Vásconez, especialista del Hospital Pediátrico Milenial Kids, en Quito. Ella pide tomar en cuenta varios factores:

  1. Siempre que compre un fármaco, revise el tiempo de caducidad, que sea amplio. “A veces nos podrían vender fármacos próximos a caducar o incluso ya expirados”, dice Hidalgo. Una vez abierto, este granulado no debe ser simplemente “guardado” para su posible uso en infecciones posteriores, advierte la farmacéutica alemana Gabriele Röscheisen-Pfeifer. “En todos los casos debe eliminarse el sobrante, especialmente porque los antibióticos nunca deben administrarse sin consultar al médico”.
  2. Prácticamente todo antibiótico pediátrico, sea que venga en líquido o en polvo, viene sujeto a preparación. En el empaque viene señalado cómo diluirlo. En el caso de los polvos, se mezclan con agua embotellada purificada o hervida, que se haya enfriado por completo, no tibia. “Se añade el agua hasta la marca y se agita hasta que se disuelva el producto. Esta preparación nunca puede mezclarse con jugo. “En todo caso, si el niño no tolera el sabor, puede darle después del medicamento unos sorbos de jugo”, explica Hidalgo. Tampoco complete nuevamente el producto con agua tras cada toma, porque eso diluye cada vez más la sustancia activa, dice Röscheisen-Pfeifer. Y nunca suministre el polvo puro. “Esto también lo han hecho ya algunos padres”, advierte la farmacéutica.
  3. Cada vez que vaya a darle el medicamento al niño, agite el líquido nuevamente, o podría estar dándole un contenido superficial, porque el producto tiende a asentarse en el fondo”, señala Hidalgo.
  4. Los tiempos de administración suelen ir de siete a diez y catorce días, así que mantenga el antibiótico en refrigeración. Si lo deja al ambiente, a los siete días le tocará hacer recambio de frasco, ya que los azúcares a temperatura ambiente promueven el crecimiento bacteriano. “Póngalos en la puerta del refrigerador, en una caja para que no tenga contacto con los alimentos, así durará de siete a diez días, sin problemas y sin efectos adicionales”, aconseja la pediatra.
  5. Limítese a la fracción del medicamento que le dio el médico. La cuchara que viene con el producto se presta a inexactitud. Use una jeringuilla de medición para dar la dosis exacta del antibiótico, “no aproximados”, dice Hidalgo, “porque el médico calcula la dosis basado en el peso de su niño”.
  6. Los horarios de medicación también pueden ser respetados. Generalmente, se los da después de las comidas principales. Si se toman los antibióticos con el estómago vacío pueden causar reacciones como náuseas y vómitos.
Los antibióticos suelen tener una caducidad de entre dos y tres años; fíjese al comprar que tenga el plazo suficiente para el uso que necesita darle. Foto: Shutterstock

El 90 % de los antibióticos no tienen interacción con los alimentos, salvo ciertos casos, en los que el médico le indicará qué debe hacer. Sí hay algunas intolerancias, que generalmente van de la mano del tipo de excipientes que se utilizan en la fórmula del medicamento, y esto tiene mucho que ver con la marca del producto. Por eso, Hidalgo aconseja seguir con la marca que le prescribieron, porque puede que su niño no tolere bien los componentes de otras presentaciones.

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Los eventos alérgicos, por otra parte, se presentan en forma de sarpullidos y erupciones en la piel, que empiezan en el pecho y el abdomen y luego se generalizan de manera gradual. “Muy pocas veces estas alergias son súbitas o ponen en peligro la vida del paciente. Si usted ve que aparecen sarpullidos o granitos, acuda a un centro de salud o a su médico de confianza para saber si es una reacción del medicamento o parte de la conducta de la enfermedad de base”, pues esto último se puede confundir con una alergia. (I)