El tema de hoy es dedicado a nuestra niñez, ya que pospandemia se observa en la mayoría de ellos las consecuencias del gran impacto nutricional a causa de la doble carga de malnutrición correlacionada a lo está que ocurriendo en los países pobres y en vías de desarrollo sobre el auge de la industrialización alimentaria. Al momento tanto el sobrepeso y la obesidad conviven con la desnutrición en Latinoamérica, representan un serio problema de salud pública.

Se ha validado en múltiples estudios que existe un porcentaje inadecuado de ingesta de macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) facilitado por los padres a sus hijos, se observa de forma rutinaria el consumo de una dieta monótona, de baja calidad, que conlleva a un bajo contenido de micronutrientes: vitaminas y minerales, y con tendencia a la malnutrición.

Según la Organización Mundial para la Salud (OMS), la obesidad se define como una acumulación anormal y excesiva de grasa corporal producto de la vida sedentaria y de una dieta de alta densidad calórica. Desde siempre este padecimiento propicia la aparición de trastornos metabólicos tanto en adultos como en niños. Por lo que no es bueno pensar que un niño bajo la categoría de “gordito” es saludable, pues muchos padres se alegran de tenerlos en esas condiciones o piensan que no sucederá mayor complicación por tener una corta edad, pensando en que sus órganos lo van a resistir.

La obesidad infantil puede generar múltiples complicaciones en la salud de los pequeños como la resistencia a la insulina, hiperglucemia debutando con diabetes mellitus tipo 2 desde la infancia, alteración en la presión arterial y afecciones hepáticas, por lo que es de vital importancia llevar a cabo tratamientos nutricionales para detener su progreso o cumplir con medidas de prevención de manera rápida y oportuna, tales como el consumo de alimentos sanos como frutas y verduras incluyéndolos en la lonchera escolar, ya que es vital controlar la cantidad de comida a ingerir en sus refrigerios, evitando productos que contengan altos índices calóricos y a esto se debe complementar la realización de actividad física de manera extracurricular.

Un estudiante que no se encuentre bien alimentado no puede tener un rendimiento académico adecuado. Por eso es importante que los padres de familia evalúen los alimentos que incluirán en la lonchera escolar para el buen desempeño de sus hijos, sobre todo en aquellos que han retornado 100 % a las clases presenciales.

Consejos para armar loncheras saludables

Con el fin de concienciar a los padres a evitar el exceso de peso, a continuación les otorgo pautas prácticas para armar loncheras cada día más nutritivas:

  1. Realice una programación semanal donde ofrezca alimentos energéticos de origen natural, evite lo más que se pueda alimentos envasados; con el fin de variar la fuente de carbohidrato complejo, proteína y grasas. Esto servirá para que sus compras en el mercado sean lo menos procesadas.
  2. Evite tener en su despensa alimentos con calorías vacías, en su mayoría productos ultraprocesados: cereales de caja, galletas, snack de sal, jugos envasados y golosinas. Estos no le ayudan a subir de peso con calorías positivas para su desarrollo.
  3. Evite enviar bebidas azucaradas junto a los alimentos, el agua es el líquido que no puede faltar y es suficiente. No hay necesidad de enviar una lonchera con una bebida dulce, ya que no es necesaria y es mejor reducir azúcares añadidos.
  4. Las frutas son opciones ideales de snacks, pero dependiendo de la edad del infante y forma en que se desee consumirlas será la cantidad, procurar que sean ofrecidas en su estado natural cualquiera de ellas y para que otorguen más saciedad acompáñelas de yogurt o frutos secos.
  5. Si su hijo estudia en la mañana y regresa después de las 13:00 a comer su almuerzo, el refrigerio debe ser más consistente guardando una mejor relación de proteínas y carbohidratos, por ejemplo, un sándwich de atún con vegetales + fruta + agua. Considere que, si no desayuna, se debe incluir una versión de refrigerio reforzada adaptada a las actividades del niño.
  6. Si por el contrario estudia de tarde, considere hacer un almuerzo equilibrado en carbohidratos complejos, eligiendo máximo dos a la vez como arroz y menestra acompañado siempre de vegetales, con el fin de que no le dé sueño después de almorzar y pueda estar atento a sus clases. El refrigerio de la tarde dependerá asimismo de su estado nutricional actual.

Recuerden que a pesar de que en algunas escuelas tienen entre dos hasta tres recreos, eso no significa que deben enviar obligatoriamente comida para cada recreo. Es un error tener a los niños todo el día picando. Se debe estimular esos tiempos para hacer actividades recreativas como jugar con sus amigos.

Ahora que se encuentran la mayoría de niños en retorno escolar en la Sierra y Amazonía, trate de organizar sus preparaciones armando menús por escrito con anticipación para evitar improvisar, considerando que el lunch no reemplaza el desayuno ni el almuerzo, sino que es complementario y si requiere mayor entrenamiento puede asistir al nutricionista para su adecuación acorde a la edad.

Finalmente, algunas recomendaciones para seguir evitando el contagio de COVID-19 en las escuelas. No compartir alimentos ni utensilios propios de la lonchera escolar y el lavado de manos antes y después de consumir los alimentos. Asimismo, una lonchera escolar saludable contribuye a prevenir enfermedades como la anemia.

Los cambios en hábitos de alimentación y estilos de vida constituyen parte fundamental del manejo de diversas situaciones nutricionales en niños, al seguir todas las recomendaciones descritas sin duda mejorará de manera integral la salud del infante.

M. Sc. Martha Belén Ortiz Celi, nutricionista clínica / chef en Gastronomía Nutricional, miembro de la Asociación de Nutricionistas del Guayas. @mbonutricion. Tel.: 098-460-6790. Correo: marthabelenortizc.nutricionista@gmail.com.