Las personas con adicción a la cirugía plástica tienen una obsesión mental por verse “mejor”. Esto significa modificar sus cuerpos y aspectos faciales de forma extrema, al punto de la deformación. Especialistas han hallado que el origen se encuentra en las inseguridades subyacentes y los deseos por conseguir cierto aspecto específico, intentando adaptarse a un ideal de belleza autoimpuesto y que comúnmente se aleja de los cánones estéticos establecidos. Para conseguir este propósito algunas personas acuden a la cirugía para “superar” problemas psicológicos aún más profundos que sufren por diversos motivos y creen que los resolverán con el bisturí.

Este trastorno dismórfico corporal (antes catalogado como dismorfofobia) es una enfermedad de tipo mental que se caracteriza por la percepción exagerada de un defecto físico y una sobrepreocupación por la imagen corporal. Muchos hombres y mujeres piensan que únicamente se puede ser “bello” imitando las características físicas de otras personas porque gozan de fama.

En muchos casos, luego de someterse a la cirugía, dichos individuos encuentran otra razón o imperfección imaginaria para regresar al bisturí, entrando en un círculo vicioso de una segunda, tercera o cuarta operación hasta “alcanzar” o satisfacer sus cánones de belleza autoimpuestos.

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Quien era una vez Rodrigo Alves desapareció, no físicamente sino que cambió su género sexual luego de un tortuoso camino en los quirófanos. El entonces brasileño obtuvo su fama por intentar convertirse en el Ken humano, para ello recurrió a numerosas operaciones estéticas, alcanzó su objetivo, pero no contento con parecerse al compañero de la muñeca, ahora se operó hasta convertirse en una mujer transgénero llamada Jessica Alves y su objetivo ahora es parecerse a la muñeca Barbie.

Presumiendo su cambio, el año pasado fue captada en las calles de Londres luego de posar sin tapujos para los paparazzi luego de salir de Krystalized Hair Salon, un exclusivo salón de belleza para ponerse extensiones de cabello. La nueva imagen de Jessica muestra una cintura de avispa (se sacó cuatro costillas), rubia y nuevas cirugías. Jessica Alves empezó un largo camino para obtener su cambio de sexo. Actualmente tiene 37 años. “Ojalá hubiera empezado antes mi reasignación de sexo, en vez de gastar tiempo y dinero en intentar convertirme en el hombre que no quería”, reconoció a los medios de comunicación la celebridad que ahora tiene nacionalidad británica.

Se dice que Jessica ha llegado a gastar más de 650.000 euros (casi $ 800.000) en intervenciones estéticas, según los medios británicos.

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Otro personaje es el estadounidense Justin Jedlica, conocido también como ‘Ken humano’ quien ya llegó a su operación número 1.000 para tratar de llegar a la “perfección”. Para alcanzar su propósito se sometió, en varias ocasiones, a cirugías para cambiar sus pómulos, nariz, labios, mentón, el pectoral, los brazos, el abdomen, entre muchas otras partes de su cuerpo. La más reciente cirugía fue en las piernas, donde, al igual que su pecho, brazos y otras partes de su cuerpo, se implantó prótesis que él mismo diseña y las lleva a los quirófanos para que se las pongan. Esto se pudo ver en el programa Botched (televisión pagada) cuando se observó a los renombrados cirujanos plásticos Paul Nassif y Terry Dubrow dándole consejos a Justin del peligro de someterse a más cirugías.

La última operación que se hizo Jedlica (40 años) significó introducir ocho implantes personalizados en forma y volumen, cuatro en cada pierna, para modelar sus muslos y pantorrillas. Con esto se convirtió en la primera persona en el mundo en recibir tantos implantes en una misma intervención quirúrgica. Se dice que ha gastado casi un millón de dólares en todas sus operaciones.

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