Aunque quizás pocos lo sepan, cada 27 de junio se celebra el Día Internacional de las Gafas de Sol, debido a que, a más de ser un accesorio que combina con nuestra vestimenta, también nos protegen de los rayos ultravioleta (UV), que pueden entrar a nuestros ojos y dañar zonas como el iris, cristalino, córnea, párpados, etc.

A esto se suma el que, cuando nuestros ojos están expuestos por un largo período a los rayos UV, estos pueden ocasionarnos enfermedades como cataratas, pterigión, queratitis, degeneración macular e incluso cáncer. “Así como los rayos UV queman la piel del cuerpo, también pueden dañar los ojos, pues pueden llegar a ingresar a la lente y la retina. Cuando se realizan actividades al aire libre, aún si no está haciendo sol, es mandatorio usar gafas certificadas con protección de rayos UV, para evitar daños en nuestro sistema visual”, indica Alejandro Lalama, jefe de optometría de óptica Los Andes.

El experto señala que existen varios parámetros a tomar en cuenta al momento de adquirir gafas, ya que no todas ofrecen la protección apropiada para nuestros ojos.

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A continuación, algunos datos a tener en cuenta:

1. Hay gafas que no protegen contra los rayos UV

Aunque posean lentes oscuros, eso no es garantía de que realmente protegen los ojos de los rayos UV, ya que es posible que no cuenten con filtros UV, lo que vuelve a las gafas aún más peligrosas que no llevar nada. “Según la iluminación que recibe nuestro ojo, la pupila se dilata o se contrae para dejar pasar la luz. Si usamos una gafa oscura, que no tiene protección de rayos UV, lo que estamos haciendo es abrir la pupila para permitir la entrada de más radiación a nuestros ojos, exponiéndolos a un daño mayor”, asegura Lalama.

Gafas y lentes baratos comprometen la visión

El especialista señala que los efectos de este tipo de radiación no se notan de inmediato, pero estos avanzan y llegan a ser irreversibles. Algunos signos de alerta de que los ojos están siendo sobreexpuestos a la radiación, son fotofobias (intolerancia exagerada a luz) anormales y dolores de cabeza intensos.

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2. Los filtros UV se desgastan

Las gafas, al igual que otros accesorios, tienen un tiempo de vida útil, esto debido a que los filtros que poseen para proteger los ojos se desgastan luego de 3 o 4 años de uso. La recomendación es cambiarlas luego de ese período.

La vida útil de los marcos y monturas dependerá del trato y cuidado que tenga la persona en la manipulación de las gafas. Hábitos como colocarlas en la cabeza, no guardarlas en sus estuches, o sacárselas y ponérselas continuamente acortan su vida.

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3. El precio no está relacionado con la calidad

Aunque se cree que mientras más costosas sean las gafas, serán de mejor calidad, lo cierto es que no siempre es así. “El precio de las gafas no tiene relación con la protección UV que brindan. No es necesario tener unas gafas muy costosas para cuidar los ojos de los daños producidos por la radiación”, indica.

4. No todas las gafas son de la misma medida o talla

Al momento de comprar gafas es importante buscar que sean de la talla y medida adecuadas, ya que esto permitirá que se ajusten apropiadamente al rostro de la persona.

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En la varilla de las gafas están sus medidas exactas: diámetro de lente, ancho del puente nasal y longitud de la varilla, en ese orden. El diámetro se refiere a la distancia horizontal del lente en su punto más amplio. El ancho del puente es la parte que une los dos lentes y se apoya en el tabique nasal, esta medida suele variar entre 14mm y 24mm. La varilla es lo que mantiene las gafas en la cara, y su extensión no debe ir más allá de la oreja, pues puede causar molestia y dar la sensación de que está floja.

También debe considerarse la altura del lente, es decir, cuánto mide de arriba hacia abajo. Esto difiere según la marca, no obstante, el tamaño estándar está entre 32 y 38 milímetros.

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5. ¿Cómo influye el color del lente?

Puede creerse que los lentes oscuros son los que brindan la mejor protección, pero en realidad el color no influye en el bloqueo de los rayos UV, sino que únicamente en el contraste y la percepción de los colores.

Hay ocasiones en las que el color del lente está relacionado con el defecto visual que la persona padece. Los marrones, por ejemplo, son los recomendados para personas con miopía o astigmatismo. Los verdes, en cambio, para pacientes que sufren de hipermetropía.

El uso de gafas con lentes naranjas o amarillos es recomendado para utilizarlos en condiciones de baja luminosidad, como niebla o para conducción durante la noche, pues favorece el aumento de los niveles de contraste. No es recomendable usarlos en días soleados.

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El experto recomienda tener cuidado al usar gafas con lentes que viene en color azul o rosa, pues estos tonos alteran la percepción de los colores, lo que resulta peligroso al conducir. Para esta actividad, la recomendación es usar lentes color marrón, o verde en el caso de practicar deportes.

Otra opción son los polarizados, populares entre navegantes y pescadores, ya que cuentan con un filtro adicional para bloquear no solamente la radiación UV, sino también la luz del sol que cae en determinada dirección. Esto elimina los reflejos y permite una mayor visibilidad. (I)