Caminar es una acción tan habitual para muchos de nosotros, que tendemos a hacerlo en ‘piloto automático’. Cuando nos despertamos en la mañana el movimiento inmediato es ponernos a andar para poder arrancar el día.

Es bien difundido que caminar de forma metódica y regularmente ayuda a mantener un estado óptimo de salud. Entre sus indicaciones, la OMS recomienda al menos emplear 30 minutos a una actividad física, entre esas caminar. Porque facilita perder grasa corporal, mejora el estado cardiovascular y la resistencia muscular, fortalece los huesos y el sistema inmunitario y más.

Nuestro cerebro también nos agradecerá caminar más de forma planificada y periódica. Este ejercicio sencillo y económico favorece el estado de ánimo, la cognición, la memoria y el sueño, además reduce el estrés y la tensión, dice la clínica Mayo.

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Pero para aprovechar de estos beneficios terapéuticos hay que caminar con propósito y a conciencia. Meditar mientras se camina es una forma de lograrlo.

La combinación de caminata y meditación se conoce como caminata consciente o meditación caminando. Está diseñada para sincronizar cuerpo y mente mientras estamos fuera de casa. La idea no es caminar con los ojos cerrados, sino caminar conscientemente utilizando una técnica meditativa, con los ojos bien abiertos, a un ritmo que nos conviene y con nuestra atención fija en el entorno donde nos encontramos.

¿Cuántas veces no hemos escuchado ‘sal a caminar para despejar la mente’? El efecto es real, más cuando prestamos atención plena a lo que ocurre a nuestro alrededor y limpiamos así la mente de los pensamientos inútiles y, a veces, dañinos que agotan nuestra energía mental y empeoran los estados emocionales negativos (como ansiedad o depresión). De hecho, según Psychology Today, agregar meditación a una caminata breve reduce significativamente estos estados.

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Es común que las personas primero hagan una meditación sentada en un espacio privado y luego salgan a caminar inmediatamente después, para llevarse ese estado meditativo con ellos. Es una excelente manera de integrar la meditación en cualquier paseo.

Existen otros enfoques para la meditación caminando, si no desea sentarse y cerrar los ojos. Esta caminata meditativa, propuesta por Greater Good in Action, de la Berkeley Universidad de California es perfectamente adecuada para personas que viven una vida ajetreada. Se puede realizar en cualquier lugar y al ritmo que desee. Solo debe disponer de 10 minutos, sea de camino al trabajo, subiendo escaleras o en la pausa del almuerzo.

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Encuentre una ubicación. Necesita un carril que le permita caminar de un lado a otro y que sea relativamente pacífico, tanto en interiores como en exteriores. El carril no tiene por qué ser muy largo, ya que el objetivo no es llegar a un destino específico, solo practicar una forma muy intencional de caminar.

Empiece. Camine de 10 a 15 pasos, haga una pausa y respire todo el tiempo que desee. Cuando esté listo, gire y regrese en la dirección opuesta al otro extremo del carril, donde puede hacer otra pausa y respirar nuevamente. Cuando esté listo, gire una vez más y continúe con la caminata.

Los componentes de cada paso. La meditación caminando implica pensar y realizar una serie de acciones que normalmente hace de forma automática. Debe intentar notar al menos estos cuatro componentes básicos de cada paso:

a) el levantamiento de un pie;

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b) el movimiento del pie un poco hacia adelante de donde está parado;

c) la colocación del pie en el suelo, con el talón primero;

d) el desplazamiento del peso del cuerpo a la pierna delantera a medida que se eleva el talón trasero, mientras los dedos de ese pie permanecen tocando el suelo o el suelo.

Velocidad. Puede caminar a cualquier velocidad, pero lo ideal es que la meditación caminando sea lenta con pequeños pasos. Lo importante es que se sienta natural, no exagerado ni estilizado.

Manos y brazos. Puede juntar las manos detrás de la espalda o frente a usted, o simplemente dejar que cuelguen a su lado, lo que le resulte más cómodo y natural.

Centrar su atención. Mientras camina, trate de enfocar su atención en una o más sensaciones que normalmente da por sentadas, como su respiración; el movimiento de las etremidades, o su contacto con el suelo; su cabeza en equilibrio; sonidos cercanos o causados por el movimiento de su cuerpo; o lo que sea que capten sus ojos frente a usted.

Qué hacer cuando su mente divaga. No importa cuánto intente fijar su atención en cualquiera de estas sensaciones, su mente vagará inevitablemente. Es perfectamente natural. Cuando esto ocurra, simplemente intente nuevamente enfocarla en una de esas sensaciones anteriores.