La paternidad no llega con ningún manual de instrucciones, por ello en los primeros meses y años de la criatura resulta tan importante la cariñosa asistencia de alguna abuela querendona para resolver algunos misterios de la crianza infantil. Sin embargo, cualquier fuente confiable resulta valedera, como los siguientes consejos compartidos por especialistas.

1. Dosis diaria de ejercicio para los niños

Correr, trepar, retozar... Los niños pequeños suelen hacerlo solos. Y eso es bueno, porque la poca actividad es mala para la salud de los niños y los padres tienen aquí una función de modelo.

Los pequeños necesitan ejercitarse para poder desarrollarse de forma sana. Pero ¿cuánta actividad deben realizar?

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Esto depende de la edad, según señalan los expertos. Los niños pequeños de hasta tres años deberían moverse lo máximo posible. Entre los tres y los seis años, en edad de asistir al jardín de infantes, se recomiendan tres horas por día. A partir de los seis y hasta los 18 años se aconsejan al menos 1,5 horas diarias.

Incluso los movimientos simples de la vida cotidiana cuentan como parte del tiempo recomendado, ya sea de camino al colegio, montando en patineta o en bicicleta para visitar a los amigos, o jugando en el patio de recreo.

El ejercicio no solo mantiene a los niños en buen estado corporal, sino que también evita problemas de peso. Además fortalece la confianza en sí mismo, elimina el estrés y siempre suele ser divertido.

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De eso debería tratarse cuando se inscribe a un hijo en un club deportivo, de diversión y no de alto rendimiento. Si un niño no disfruta con un deporte, tal vez no sea el más adecuado para él; entonces, debería poder probar otro deporte.

Y nunca se debe olvidar que a los niños les gustan especialmente los elogios y el reconocimiento y las palabras de ánimo cuando algo no funciona.

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Los expertos observan con preocupación que cada vez más niños y adolescentes pasan demasiado tiempo libre sentados. A largo plazo, esto puede ser perjudicial para la salud.

2. Mi hijo ronca y deja de respirar, ¿cuándo lo llevo al médico?

El ronquido no es solo cuestión de adultos, también hay niños que roncan bastante fuerte. Cuando el ronquido es circunstancial, que aparece de vez en cuando, no hay de qué preocuparse. Pero si se produce tres o más veces por semana y a eso se le suma algún otro elemento llamativo, es mejor consultar a un médico.

El roncar con frecuencia y las interrupciones en el ritmo normal de la respiración durante el sueño pueden hacer aumentar el riesgo de padecer presión alta, tanto en niños como en adultos. Además, hay estudios que sugieren que el estado de ánimo, el sistema inmunitario, el metabolismo y el sistema circulatorio pueden verse afectados en forma negativa por los trastornos de este tipo.

Si un niño ronca con frecuencia debería consultarse al pediatra. Foto: Andrea Warnecke/DPA. Foto: El Universo

Los niños con algún tipo de rinitis alérgica, con alguna afección de las vías respiratorias, con tonicidad muscular reducida, amígdalas agrandadas o pólipos, sobrepeso, labio leporino y síndrome de Down son más propensos a sufrir este tipo de trastornos por las noches. Las sustancias nocivas y la exposición al cigarrillo también favorecen la aparición de estas interrupciones de la respiración o apneas y el ronquido, señala el pediatra Hermann Josef Kahl, desde Alemania.

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La apnea del sueño se da en particular en niños entre los dos y los ocho años, ya que es cuando crecen las amígdalas palatinas y las faríngeas, indican los expertos. Si bien estas breves interrupciones de la respiración durante la noche pueden estar fomentadas por el sobrepeso, por lo general están causadas por las amígdalas agrandadas o los pólipos.

La apnea del sueño se hace notar a través de diversos síntomas, como el ronquido en tres o más noches por semana, problemas respiratorios durante el sueño, el modo de dormir con el cuello demasiado estirado, la respiración por la boca, dolores de cabeza al despertar y cansancio durante el día, dice el Dr. Kahl.

En el caso de los niños, si uno nota que roncan por la noche y de día están muy cansados o tienen problemas de conducta o dificultades en la escuela, es mejor consultar al médico.

3. ¿Al niño no le gusta su nombre?: un apodo temporal puede ayudar

Normalmente, el niño va creciendo junto con su nombre. Pero ¿y si esto no es así? Si otros niños se llaman Leo, Pablo y María, pero uno fue bautizado Nepomuceno... O si Paula prefiere que su nombre suene un poco más exótico...

Normalmente, los padres se rompieron la cabeza durante meses y se esforzaron mucho por encontrar el nombre adecuado para su hijo o hija. Por eso, les duele cuando el niño o niña un día les dice: “En realidad... ¡no me gusta mi nombre!”. Pero ¿cómo deberían reaccionar entonces?

Lo mejor es responder con una invitación al diálogo, por ejemplo: “¿Así que no te gusta más tu nombre? Cuéntanos por qué”, recomienda la psicóloga Kathrin Mikan en la revista Eltern family en su edición de enero de 2022.

Si un niño sufre 'mobbing' (o acoso) en el jardín de infantes, en general es raro que esto sea a causa de su nombre, sino que tiene mucho más que ver con que el niño se destaca de manera distinta de los demás. Foto: Monika Skolimowska/DPA. Foto: El Universo

Porque es importante tomar con seriedad lo que dice el niño, explica. No se trata de banalidades, afirma, sino de una parte de su identidad.

En caso de que el niño sea víctima de bromas en la escuela o en el jardín de infancia, es necesario brindarle apoyo. Aquí resulta útil, por ejemplo, mantener una conversación con los educadores o pedagogos, para encontrar la verdadera razón del acoso, en lugar de buscar un nuevo nombre.

“Si un niño sufre acoso, en general es raro que esto se produzca a causa de su nombre, sino que tiene mucho más que ver con que (el niño) se destaca de otra manera”, indica Mikan.

Es distinto el caso, detalla, cuando el niño “solamente” quiere, con su nombre, pertenecer a un grupo determinado. La psicóloga señala que esta fase es pasajera. Y apunta que puede ser una solución buscar un apodo temporal con el cual todos estén contentos.

Peter Ernst, del Instituto Vienés de Germanística, afirma en Eltern family que, si la insatisfacción continúa, también se puede —en caso de que se cuente con él— utilizar el segundo nombre. Asimismo añade que hasta es posible modificar el orden de los nombres en el respectivo registro civil. (I)