El maltrato a los animales es una de las varias expresiones de conducta antisocial. Con mucha frecuencia, una de estas expresiones va acompañada de otras. Por ejemplo, la crueldad hacia los animales debe ser considerada un importante indicador de crueldad hacia otras personas.

Este es uno de los argumentos de la doctora Eleonora Gullone, psicóloga conductual, defensora de los animales e investigadora que se ha enfocado por más de dos décadas en bienestar infantil y adolescente, así como en interacciones humanas-animales. Ella dice que crear una cultura de bondad hacia todos los seres vivientes resultará en la reducción de la conducta antisocial y violenta en generaciones futuras, e invita a no minimizar la realidad del maltrato animal en las decisiones de orden público, prevención y tratamiento.

Ira, frustración y deseo de dominación

El biólogo y profesor Henry R. Hermann publicó en 2017 un libro llamado Dominancia y agresión en humanos y otros animales. En uno de sus capítulos explica que los actos de crueldad a los animales son síntomas de una profunda alteración mental.

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La gente que tortura a los animales no se detiene allí; la siguiente fase de muchos es maltratar a otras personas. “Los asesinos a menudo empiezan cuando son niños matando y torturando animales”.

¿En qué basa sus conclusiones Hermann? En estudios a pacientes psiquiátricos que en la niñez abusaron repetidamente de perros y gatos. Todos ellos habían tenido altos niveles de agresión hacia la gente, también.

Para los investigadores, la fascinación con la crueldad a los animales es una señal de alerta en los perfiles de asesinos en serie y agresores sexuales. “Estos son los niños que nunca aprendieron que está mal picarle los ojos a un cachorrito”.

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Ya que los abusadores buscan individuos que sean menos dominantes que ellos (Hermann basa su trabajo en la conducta social de animales y humanos), los crímenes contra animales, cónyuges, niños y ancianos a menudo van de la mano.

Los niños que dañan a los animales pueden estar repitiendo lecciones que aprendieron en casa; a menudo abusaron de ellos, y en adelante reaccionan a la ira y a la frustración con violencia.

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Esta violencia a menudo se dirige a los animales, porque son los únicos individuos en la familia que son más vulnerables que ellos mismos, escribe Hermann. “Hay conexiones definitivas entre abuso animal, violencia doméstica y maltrato a los niños”.

En algunos países, los agentes de control animal y los investigadores de violencia de género o a niños deben compartir información cuando encuentran un caso, porque cruzar sus reportes ha ayudado a realizar intervenciones tempranas.

Según el modelo de la Rueda del Poder y Control, el abuso a las mascotas es una de las cuatro tácticas que los abusadores usan para intimidar a sus parejas y familias. La rueda es una herramienta diseñada en la década de 1980 para ilustrar el ciclo de la violencia intrafamiliar. Es parte del Modelo Duluth, un programa creado en la ciudad de Duluth, Minnesota, para reducir la agresión contra las mujeres dentro del hogar.

¿Cómo denunciar el maltrato animal? Hay vías telefónicas, presenciales y virtuales; la llamada puede ser anónima

¿Por qué los animales aman aun a los malos cuidadores?

Analizar el fenómeno del amor humano es complejo; para sostener el amor entre las personas nos ha sido necesario crear institucionalidades, principios, valores y códigos sociales. Con los animales es diferente, ellos manejan otros códigos. “El amor de un perro, por ejemplo, hacia la persona, es incondicional, único y ¿el más verdadero?, especialmente en esta época de ghosting, likes y Tinder”, dice el psicoanalista Carlos Silva Koppel.

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“El ser humano ha estado rodeado de animales para acompañar su civilización y su crecimiento en ella, y entre los tantos usos está el de recibir afecto”. Eso de usar a un ser vivo para satisfacer vacíos emocionales no deja de ser “un maltrato incipiente”, explica Silva, pues quien está acompañado es el cuidador del can, “y no el can del humano”.

Del amor incondicional se tiende a abusar”, continúa el psicoanalista. “Seamos realistas, casi nadie o muy pocos, condicionan su vida a las necesidades del animal que tiene en casa. Más bien, es al revés.  De esta forma de trato que tenemos hacia ‘nuestras’ mascotas, podría haber niveles de (mal)tratos que desembocan desde humanizarlos hasta agresiones físicas y psicológicas, según los estados del humano”.

En este extremo está la crueldad hacia los animales, que se definiría como causar dolor, sufrimiento o muerte de manera intencional, “con el agravante de disfrutar de aquello; se trata de una cuestión acerca del poder sobre el otro”, y este poder es puesto a prueba, a veces desde temprana edad, hacia un ser vivo más vulnerable.

¿Se puede mitigar en la niñez la tendencia a maltratar a los animales? Foto: Shutterstock

Esta violencia tendría que ser mitigada desde sus inicios, en los niños. Progresivamente, podría ejercerse sobre otro ser humano vulnerable. “La crueldad hacia los animales sería un acto de supremacía, una práctica de la violencia recibida, ejercicio de poder, acción desde la ignorancia, un acto utilitarista y, por último, una perversión”.

Por otra parte, la psicóloga clínica Paquita Brito Clavijo opina que no hay una ‘cura’ para la persona con la tendencia a atacar cruelmente a los animales, pues es una mente psicópata. “El psicópata no tiene (sentido de) culpa”, subraya. “Mata animales, los ahoga, hace daño a otros niños con premeditación y alevosía. Son maldades muy raras. En la adolescencia se enfrenta a las normas de vida con arrogancia, insultando a todos, amenazando. No siente remordimiento por sus acciones. No hay cómo cambiarlo”.

¿Es culpa del dueño? Quiénes suelen ser los agresores de los animales

Los investigadores de la Universidad del estado de Michigan también tienen algo que decir en este tema. Hay una correlación entre los tipos de abuso animal cometido y la relación del perpetrador con el animal y con el dueño.

El descuido (falta de alimento, agua y atención médica, exposición a las calles) y el abandono son otras formas de crueldad animal. Foto: Shutterstock

Por ejemplo, el descuido (no dar agua ni comida) tiende a ser obra del dueño del animal. Por otro lado, cuando hay patadas o uso de armas cortopunzantes, el sospechoso es usualmente un familiar o pareja del propietario, dice Laura Reese, profesora de Planificación Urbana y Regional.

Reese estudió más de 300 reportes policiales de crueldad animal en Detroit entre 2007 y 2015. Así ella y sus colegas crearon ocho categorías; saltan a la vista las peleas de perros, disparos, envenenamiento, apuñalamiento y descuido. También encontraron que para las parejas de los dueños, la frustración con la relación es a menudo la causa de la violencia hacia el animal.

“Esto no es solo un problema con los animales, es un problema humano”, señala Reese. “Por ejemplo, la gente que dispara a otros humanos muy probablemente les dispara a los animales. Las peleas de perros son un problema de seguridad pública, mientras que las mascotas que corren sueltas y muerden son un problema de salud pública. Así que atender los problemas humanos ayudará a los animales, y viceversa; solo tenemos que desafiar a los servidores públicos a pensar de esta manera”.

Para veterinarios: cómo distinguir los accidentes del abuso al animal

Un médico veterinario ve un paciente canino con heridas severas en las costillas y en la cabeza. La causa es desconocida. Sin haber visto el accidente, ¿cómo puede saber el profesional si, en vez de eso, hubo abuso?

En este apartado, los investigadores de la Escuela Cummings de Medicina Veterinaria de la Universidad de Tufts tienen algunas recomendaciones para identificar patrones en las heridas de animales.

Al distinguir entre un accidente y abuso a un animal doméstico, los profesionales podrían detectar patrones de violencia en la familia. Foto: Shutterstock

Usando datos de casos criminales de abuso animal y de 426 casos del Hospital Foster para Animales Pequeños, este equipo académico ha demostrado que los atropellamientos accidentales y los golpes contundentes no accidentales dejan diferentes tipos de heridas en perros y gatos.

Lo hicieron ya en 2016, en la versión impresa del Jornal de Ciencias Forenses. Muchos alegatos de accidentes vehiculares que dejan huesos rotos y heridas en tejidos blandos son falsos, concluyeron.

  • Los animales abusados suelen tener más heridas en la cabeza y en las costillas, así como dientes rotos y daño en las garras.
  • Los que realmente fueron atropellados tienden a tener abrasiones en la piel o heridas en las cuales la piel se separa de los tejidos, pulmones colapsados y lastimados, y lesiones de la cadera, que podrían ser resultado de tratar de huir de un vehículo en movimiento.
  • Las heridas intencionales generalmente causan fractura de costillas en ambos lados del cuerpo.
  • En los atropellamientos se lastima un solo lado del cuerpo, usualmente con fracturas en las costillas más cercanas a la cabeza.
  • Las víctimas de abuso también tienen evidencias de lesiones viejas, al igual que en los casos de maltrato humano.

“Hay poca documentación en la literatura veterinaria sobre los patrones de heridas que los humanos causan intencionalmente a los animales, y hay necesidad de mayor conocimiento”, dice la doctora Emily McCobb, autora del estudio y directora del Programa Medicina y Refugio de Tufts. (I)