Un zoológico de Lima busca salvar a aves marinas en peligro de extinción luego del derrame de 6.000 barriles de crudo en la costa central de Perú, atribuido al oleaje causado por la erupción volcánica en Tonga.

Más de 40 aves, entre ellas pingüinos de Humboldt, una especie en peligro de extinción, fueron rescatadas por brigadistas en estado crítico de las playas y reservas naturales de los distritos de Ventanilla en la provincia del Callao y Ancón en Lima.

Las aves bañadas de petróleo fueron llevadas al zoológico Parque de Las Leyendas, en el distrito limeño de San Miguel, donde zoólogos y veterinarios luchan por salvarles la vida y sacarles el crudo del plumaje.

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“El pronóstico de las aves es reservado, estamos esperando cómo van día a día. Estamos haciendo un esfuerzo denodado. No es una cosa habitual que esto ocurra y tratamos de hacer lo mejor posible”, dijo a la AFP la bióloga Liseth Bermúdez, del Parque de Las Leyendas.

Las aves se encuentran en un ambiente especial del zoológico y cuidadas por veterinarios que las bañan con detergentes especiales para retirarles el petróleo.

Además, las alimentan, les aplican medicina preventiva con fármacos antifúngicos y antibacterianos y las hidratan.

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“Esta (ave) que estamos evaluando ahora no está tan empetrolada, pero sí hemos visto que tiene pérdida de la impermeabilidad, baja condición corporal y está deshidratada por lo que sí amerita, como todos los animales, un control veterinario, un manejo preventivo con antibióticos, antifúngicos y una hidratación y vitaminización”, dijo la veterinaria Giovanna Yépez.

Jamás en la historia del Perú se ha visto una situación similar. No hay precedente de un tipo de derrame en la costa peruana. No creíamos que iba ser de esta magnitud”, agregó Bermúdez.

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Es de vida o muerte

Vista aérea de los equipos de limpieza que trabajan para retirar el petróleo de una playa anexa a la ciudad turística de verano de Ancón, en el norte de Lima, el 22 de enero de 2022. Foto: AFP

El biólogo Guillermo Ramos, del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), alertó que si la mancha de petróleo avanza y no se actúa rápidamente seguirán muriendo aves y animales marinos.

“Salvar a la aves es de vida o muerte. Si la mancha de petróleo sigue obviamente va a ver el peligro de más muertes. Las especies de alimentan de crustáceos, peces que ya están contaminados”, declaró a la AFP Ramos.

Indicó que esta semana brigadistas de Serfor encontraron en las playas y reservas naturales un número indeterminado de aves muertas y nutrias marinas.

En Perú más de 150 especies de aves dependen del mar para alimentarse y reproducirse. Las aves habitan en los islotes, reservas naturales y a lo largo del litoral.

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“Acá habido una afectación de todo tipo. Se ha encontrado de todo”, comentó Ramos. Entre las cinco especies de aves rescatadas se encuentran 13 guanay, tres cormoranes, 13 chuitas y seis pingüinos de Humboldt (Spheniscus humboldti).

El pingüino de Humboldt es un ave protegida por el Estado peruano, categorizada como una especie en peligro de extinción.

Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana Perú, dijo a la prensa que ciertos componentes del crudo de petróleo, como los hidrocarburos aromáticos, pueden afectar la reproducción de los animales y provocar malformaciones embrionarias, especialmente en aves, peces y hasta tortugas.

Unos 6.000 barriles de crudo se vertieron al mar el sábado 15 de enero mientras un petrolero descargaba en la refinería La Pampilla, propiedad de la petrolera española Repsol y situada en Ventanilla, 30 km al norte de Lima.

Según la empresa, el accidente ocurrió por el oleaje causado por la erupción volcánica en Tonga.

Las corrientes marinas expandieron el crudo a lo largo de la costa a más de 40 kilómetros de la refinería, afectando a 21 playas, según el Ministerio de Salud, que recomendó a la población no acudir a ellas pues tienen calificación “no saludable”.

El derrame ocurrió durante el proceso de descarga del buque tanque “Mare Doricum”, de bandera italiana, cuyo zarpe fue prohibido por el gobierno peruano a menos que se presente una carta fianza de unos 39 millones de dólares, o hasta que terminen las investigaciones sobre el vertido. (I)