Una montaña de colchones usados se había acumulado por más de quince años en una de las áreas del Parque Ambiental Fabricio Valverde, ubicado en Puerto Ayora, Galápagos. Los habitantes de la isla al no saber qué hacer con estos residuos los dejaban tirados en esquinas, parques, terrenos baldíos, y personal de limpieza municipal los recogía y los llevaba a dicho parque. Estos residuos permanecían allí a la espera de un gestor ambiental que los reciclara o, a su vez, se descompusieran.

Actualmente ya no existe una pila como tal y la mayoría de los colchones han sido desarmados y sus componentes separados. Las esponjas y las fibras textiles se han compactado en prensas para crear pacas. En cada paca hay entre 20 y 25 colchones. En otra zona están los soportes metálicos que tienen por dentro estos residuos.

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Estos componentes serán trasladados a Guayaquil para que la empresa Geocycle realice el coprocesamiento de estos desechos. La compañía tritura los componentes, como las esponjas y textiles, que luego son utilizados para elaborar combustible para hornos cementeros. En tanto, los resortes son utilizados para crear nuevamente acero y utilizarlo en otros procesos. Este procedimiento se da gracias a un convenio firmado entre el Municipio de Santa Cruz y la empresa Chaide.

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Henry Bayas, vocero de la Dirección Ambiental del cabildo, cuenta que el problema del manejo de los colchones usados era complejo en la isla y al llegar la actual administración municipal se registraban cerca de 1.000 y no se tenía un gestor ambiental que se encargara de estos residuos.

Este es un problema de más de quince años. Los días martes y jueves los residentes de Santa Cruz entregan los colchones en la vereda, los dejan en terrenos y el camión recolector los lleva al centro de clasificación de residuos, pero quedaban allí. Ahora por fin los sacaremos de la isla. Al momento la recolección de colchones no tiene costo”, dice.

Chaide también contrató al personal que desarma los colchones y los compacta. “Esto nos ha ayudado a acelerar el proceso”, añade Bayas. De hecho, al reducir la montaña de colchones, el personal del parque ambiental detectó que la base de la pila estaba hecha de neumáticos que fueron tapados por los colchones. Antes de este descubrimiento Galápagos había sido declarada libre de neumáticos usados. El cabildo ya está gestionando el coprocesamiento de estas llantas.

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Las pacas están conformadas con 20 o 25 colchones, dependiendo del tamaño de estos.

Raúl Estévez, gerente de Ventas e Innovación de Chaide, afirma que eligieron Santa Cruz para esta iniciativa debido a que la isla ya tenía un sistema de recolectar diferenciado y, además, por los ecosistemas frágiles que se veían afectados por el no tratamiento de estos desechos.

Un colchón tarda en degradarse entre 80 y 100 años y por eso se necesita realizar una disposición adecuada. Lo que queremos es actuar sobre los colchones que están contaminando la isla. Nos hemos comprometido a la entrega de recursos, desguazar los colchones para facilitar su traslado al continente”, indica.

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Más de 16.000 llantas usadas procedentes de Galápagos han sido recicladas en cuatro años

El ejecutivo afirma que esta iniciativa les permitirá seguir ayudando a futuro a Santa Cruz en el tratamiento de estos desechos, ya que ahora han afinado los temas de logística. Solo estaría por definir la frecuencia del retiro de los colchones usados.

Para nosotros es un proyecto a largo plazo, pero todavía no se tiene una segunda etapa definida, pero eso se hará en los próximos años”, dice. Estévez aclara que los componentes de los colchones usados no pueden ser reutilizados para la confección de los nuevos y por eso se debe buscar su coprocesamiento en otras cadenas productivas.

Para Christian Armas, administrador del hotel Silberstein, ubicado en Puerto Ayora, la iniciativa con los colchones es positiva y considera que es una gran ayuda para el sector hotelero. Indica que antes contrataban un camión para que se lleve los cerca de 40 colchones que normalmente desecha el hotel cada cierto tiempo y los depositaban en el “botadero” o cierta parte los regalaban a fundaciones de animales que los necesitaban.

Imaginemos que en una casa tiene en promedio tres colchones y ya es complicado su disposición, pero nosotros tenemos cerca de 40, ¿dónde quedaba esa basura? Por eso es positivo que exista la reutilización de estas piezas”, señala.

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Los resortes también son separados y luego compactados para enviarlos a Ecuador continental.

Esta es la primera vez que se realiza una “limpieza de colchones” a gran escala en una provincia del país. Sin embargo, en Quito y Guayaquil, Chaide también tiene un proyecto para que las personas puedan disponer de forma adecuada sus colchones usados.

Si los usuarios no son clientes de Chaide y desean que se retire su colchón debe pagar $25, independiente de su tamaño o marca. Si se trata de un cliente, tiene un descuento de $25 en la compra de su nuevo colchón si entrega el viejo.

En Ecuador existen en el mercado cerca de 14 millones de colchones que se están usando y cada año se venden un millón de estos artículos nuevos.

En Ecuador hay 14 millones de colchones que en algún momento se deben desechar y si no se le da un tratamiento como planeta Chaide van a terminar contaminando. Por lo que estamos tratando llegar a otras ciudades para evitar que los colchones terminen a botaderos, ríos y quebradas”, afirma Estévez.

Actualmente entre Guayaquil y Quito, Chaide está procesando cerca de 70 colchones usados al mes, estos tienen igual destino que los que se recolectan en Galápagos. (I)