Los cuerpos de las cerca de 80 ovejas muertas en varias parroquias rurales de Cotopaxi mostraban un patrón de ataque desordenado y algunas partes estaban desgarradas. Esto confirmó que las muertes, que se viralizaron en redes sociales la semana pasada, fueron cometidas por perros ferales, afirma el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador (Maate).

Estas muertes exponen, una vez más, la alarmante situación de los perros que se volvieron asilvestrados o ferales, por descuido de sus dueños, en el país. Estos canes están compitiendo por territorio y presas con especies silvestres a las que también les pueden transmitir enfermedades como el moquillo y la sarna. También atacan a carnívoros pequeños, mamíferos, reptiles y anfibios.

Perros ferales fueron los que atacaron a ovejas en Cotopaxi, confirma Ministerio del Ambiente

Además, los ataques a los animales de corral provocan confusión en las comunidades rurales que empiezan cacerías contra especies como el puma. Si bien este tipo de felinos, debido a la reducción y destrucción de su hábitat, puede atacar a una oveja por falta de presas naturales, la mayoría de estos ataques son realizados por perros.

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De hecho, en el ataque de Cotopaxi la desinformación generada por las redes sociales, y de algunos medios de comunicación, hizo pensar que fue un puma el causante de las muertes.

Aunque hay comuneros que sí detectan el problema de los canes y buscan matarlos a través de carroña envenenada. Sin embargo, este procedimiento es muy cuestionado, ya que genera muertes colaterales de animales silvestres que están en gran peligro de extinción como el cóndor.

Galo Zapata, de Wildlife Conservation Society Ecuador (WCS), ha realizado varios estudios sobre perros asilvestrados en el país desde el 2009. Afirma que con el crecimiento poblacional de humanos la cantidad de perros también ha ido aumentando.

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El problema es que las personas no cuidan a sus animales domésticos y hablo hasta de pollos, vacas, ovejas. Todos están sueltos, no tienen corrales, establos y los animales que no tienen un buen manejo son presa fácil de cualquier depredador, sean perros o animales silvestres”, dice.

Perros ferales están al acecho en el Bosque Protector Cerro Blanco y en otras áreas protegidas de la Costa

Incluso los perros que tienen dueño también son parte del problema, ya que, según Zapata, no se los alimenta bien, no están vacunados o esterilizados y están sueltos, especialmente en las comunidades rurales. Es por esto que el experto no descarta la posibilidad de que el ataque en Cotopaxi fue causado por canes de las propias comunidades.

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Los perros asilvestrados necesitan su propio espacio y huyen de la gente. Mi teoría es que ese ataque en Cotopaxi fue provocado por perros de las propias comunidades, pero es solo una hipótesis”, sostiene.

Miles de perros ferales deambulan por zonas naturales del Ecuador

Zapata y su grupo de trabajo realizaron hace diez años una estimación poblacional de perros asilvestrados en ciertas zonas del país, cuya superficie ascendía a 100 kilómetros cuadrados. Los resultados arrojaron que había 1,1 canes por kilómetro cuadrado.

Estamos hablando de miles de perros. Aunque esto es una extrapolación y parte de supuestos que no son ciertos como que la densidad de perros es constante en todo lado, pero habrá sitios que son mejores para que los perros puedan vivir y en otros no. El problema es grande y actualmente atacan a ovejas, pero mañana podremos ver a grupos de perros atacando a gente como ya pasa en la India. Todavía no hemos visto la cara más fea del problema y debemos hacer algo para controlarlo”, añade Zapata.

En 2018 se conoció que una jauría de perros salvajes mató a seis niños al norte de India. Más de una docena de infantes resultaron heridos por canes ese año.

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En 2014 se publicaron unas estimaciones que afirman que hay cerca de 1.000 millones de perros en todo el planeta y, al menos, 700 millones deambulan sin supervisión, según WCS Chile. Para Ecuador se estimó que existe un perro por cada siete personas en áreas urbanas y uno por cada tres personas en zonas rurales.

Se estima que hay 700 millones de perros deambulando en todo el mundo. Infografía: WCS

Además del abandono de los perros en áreas rurales o periurbanas, en Ecuador también se observa que muchas personas llevan a sus canes a áreas nacionales como el Cotopaxi o el Antisana, pero esto es contraproducente porque, aunque el can esté bien cuidado y no cace a otros animales, a través de la orina y heces puede contagiar de enfermedades a las especies silvestres.

La presencia de perros que deambulan sin supervisión, abandonados, asilvestrados o ferales en zonas andinas del país actualmente representa una de las más graves amenazas para la seguridad de las personas que habitan en estos lugares, así como para la fauna silvestre y el ganado con el que conviven”, dice el Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino (GNTCA).

La organización también afirma que las poblaciones de perros ferales se han convertido en el principal carnívoro de estas regiones montañosas. Para especies carroñeras como el cóndor andino, los canes asilvestrados representan la principal amenaza para su conservación: “Se ha documentado científicamente que compiten por alimento, ya que estos perros acaparan las carroñas disponibles y, además, atacan a los cóndores juveniles”.

Perros domésticos asilvestrados afectan y atacan a las especies salvajes en Ecuador

La presencia de estos canes no solo se limita a la Sierra, ya que se los ha visto en sectores de la Costa como cerro Blanco, en Guayaquil, e incluso en zonas lejanas de la Amazonía como al norte del Parque Nacional Yasuní o en la reserva del Cuyabeno.

¿Cuál sería una posible solución a los perros ferales en Ecuador?

Aunque el Maate ha asegurado que trabaja en el control de especies ferales y la tecnificación del manejo en la crianza de animales domésticos, el GNTCA pide la conformación de una mesa técnica nacional que considere prioridades y propuestas para la generación de política pública que contribuya a enfrentar el problema, ya que los perros asilvestrados ponen en riesgo no solo la vida de otros animales domésticos y silvestres, sino también la vida de las poblaciones rurales.

Gustavo Manrique, ministro de Ambiente, concuerda en que se debe dar una solución real que permita enfrentar el conflicto humano-flora-fauna para que no se den situaciones “dolorosas” como la suscitada en Cotopaxi: “Estamos trabajando en un plan de manejo aunque todavía no tenemos definido los detalles y esperamos la próxima semana hablar de eso”.

Decenas de ovejas fueron atacadas por perros ferales en Cotopaxi. Foto: Archivo

A esto se suma la educación de la población para el cuidado de sus animales domésticos e incluso la implementación de chips para poder realizar la trazabilidad de la vacunación, esterilización y la información del dueño de un perro tanto en áreas rurales como urbanas, refiere Zapata.

Sin embargo, a las poblaciones actuales de perros ferales hay que reducirlas, dice el experto: “Hay que eliminarlos, no hay otra opción. Cuando hablamos de perros asilvestrados ya no estamos hablando de los domésticos. Esos perros no pueden ser capturados, rehabilitados y ser adoptados. Es una pena que lleguemos al punto de hablar de sacrificar animales, ya que ellos son víctimas de nuestra propia irresponsabilidad, pero estos perros están causando un impacto ecológico enorme”.

El método más eficiente y menos cruel para realizar este proceso sería parecido al que se utilizó para la reducción de chivos en Galápagos, donde cuadrillas de personas disparaban a los animales. (I)