De la necesidad de fusionar el bienestar animal con el reciclaje nació la idea de Juan Sebastián Espín de elaborar juguetes para mascotas. Esta iniciativa la plasmó en su tesis de grado y el desarrollo de esta derivó en su actual emprendimiento llamado ALKU.

En su investigación descubrió que los juguetes para perros, por lo general, contienen elementos nocivos que pueden perjudicar la salud de las mascotas: “Justo pasó cuando salió la noticia sobre los juguetes para niños elaborados por una empresa mundial y cuya pintura tenía grandes cantidades de plomo y cromo. Entonces, pensé que lo mismo pasaba con los juguetes para mascotas”.

Para validar su hipótesis consultó a diferentes etólogos, expertos que estudian el comportamiento animal. Los especialistas le confirmaron que el plástico que se usa para la confección de la mayoría de juguetes es de baja gama y altamente tóxico. Además, la pintura tiene altos niveles de plomo y cromo.

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Los expertos también le recomendaron a Espín elaborar sus juguetes con plástico PET, que sirve para hacer las botellas, porque no es tóxico. “Allí dije que había una oportunidad para hacer una innovación. Investigué 8 meses y encontré que en Ecuador se fabricaba tela a partir del reciclaje de botellas de plástico”, afirma.

Para la confección de esta tela con las botellas, que son recogidas por los recicladores de base, se les quita la tapa y se las compacta. Luego pasan a una máquina que las tritura hasta que quedan trozos parecidos a esquemas. A través de la compresión, se forman los llamados pellets (pequeñas esferas) que, con calor, forman una masa que se va estirando hasta formar el hilo de botella de plástico.

Las botellas son trituradas y luego se convierten en pequeñas esferas que con el calor son moldeadas hasta obtener un hilo. Foto: Cortesía ALKU

Este hilo se lo mezcla con algodón y se teje la tela. Luego se aplica una pintura especial, libre de metales tóxicos, y se cose el juguete. El relleno no es de plumón, ya que este material también afecta a la salud de las mascotas, sino de retazos de algodón con poliéster. Por cada juguete elaborado se recicla una botella de plástico.

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“Nosotros tenemos una alianza con ReciVeci (iniciativa que impulsa el reciclaje y mejor trato para recicladores de base) que se encargan del tema de la recolección. Hasta la fecha hemos reciclado más de 145.000 botellas”, dice Espín.

ALKU, que significa perro en quechua (aunque se cambió la Q por la K por temas comerciales), trabaja con talleres textiles de Atuntaqui, Imbabura. Mujeres, cabeza de hogar, confeccionan los muñecos y por ello reciben un pago 50 % mayor al promedio. “Cuando preguntamos el valor por una prenda confeccionada nos dijeron un precio que no estaba bien (muy bajo) y decidimos hacer ese ajuste”, dice Espín.

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La economía circular no solo trae beneficios al ambiente, también genera ahorro e incluso ingresos

Los juguetes también cuentan, por recomendación de los etólogos, con un diseño ergonómico que se adapta a la mordida del perro. Además, no se venden en envoltorios plásticos y cuentan con una etiqueta totalmente reciclable.

Cuando el emprendimiento empezó, en 2016, contaban con 3 modelos y se vendían en ferias. En uno de estos eventos asistió el dueño de una de las cadenas de supermercados más grandes del país. “El dueño de Supermaxi y Megamaxi vio el producto y nos dijo que nos iban a llamar. Me reuní con ellos, me dijeron que les interesaba el producto, pero que querían ocho modelos para empezar”, indica Espín.

Los juguetes están confeccionados con materiales no tóxicos para las mascotas. Foto: Cortesía ALKU.

Actualmente hay más de 50 modelos de juguetes desarrollados, incluida la colección de “aliens Alkus”, de la cual hay un cortometraje animado. En el pico de la pandemia los fundadores de ALKU pensaron que no resistirían económicamente el golpe. Sin embargo, pasó todo lo contrario y tuvieron dos picos de ventas en marzo y junio del año pasado, ya que las personas querían que sus perros no se estresaran. Por esto, la cadena de supermercados pidió aumentar los modelos.

También hay una colección de Galápagos que incluye especies icónicas como tortugas, piqueros de patas azules y fragatas. ALKU quiso resaltar con estos modelos la necesidad de enfrentar el problema de la basura que actualmente impacta en el archipiélago.

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Los precios de los juguetes van desde los $ 3,99 hasta los $ 6,99 y se los puede encontrar en cadenas de supermercados como Supermaxi, Megamaxi, Kiwi, Gran Akí, o a través de sus cuentas en redes sociales con entregas a nivel nacional. ALKU también piensa lanzar una línea de galletas naturales en diciembre e impulsar la exportación de sus juguetes que fue frenada por consecuencia de la pandemia. (I)