El canto de las ranas es singular y único, por lo que es una de las características que los científicos buscan captar con el fin de determinar que se trata de una nueva especie para la ciencia.

Es una de las señales que busca un grupo de investigadores de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) al sumergirse en la espesura nocturna de los bosques del sur del Ecuador. Ellos primero captan estos sonidos. Las ranas pueden estar sobre las ramas de los árboles (arbóreas), en el suelo, en las hojas sobre riachuelos, lagunas o quebradas o en estas, en medio de la inmensidad del follaje.

“Antes de capturarlas para poder revisarlas y hacer análisis más detallados, grabamos primero el cantar porque este es un concepto distintivo entre las diferentes especies, cada una tiene un canto único”, dice Diego Armijos, docente de la UTPL y parte del grupo académico de investigación.

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Algunas son más pequeñas que la palma de una mano, lo que dificulta la labor bajo la lluvia y humedad en largas caminatas de cinco a seis horas, ya que los ejemplares de nuevas especies están en los ecosistemas más prístinos alejados de los caminos, indica Armijos. “Están en la vegetación mejor conservada, en bosques, páramos con condiciones climáticas bien complicadas. No son animales tan abundantes. A veces dependemos de la suerte que tengamos”.

El especialista afirma que en los bosques poco explorados de El Oro, Loja y Zamora Chinchipe se hallaron 30 especies de anfibios (ranas) y cinco de reptiles (tres de lagartijas y dos de serpientes), que ya se comprobó que son nuevas para la ciencia. Solo falta completar la descripción y publicar la información en un artículo científico, lo que se hará en los próximos años. “Ya hemos hecho una revisión morfológica y esquelética de estos animales”, afirma Armijos.

Al momento con el trabajo de la UTPL ya se publicó la descripción de cinco especies nuevas de ranas desde el 2018. Y durante este año se tiene previsto publicar la descripción de tres nuevas, que son parte de las 30 de anfibios halladas.

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Las 30 se sumarían, al pubicarse, a las 653 especies de anfibios ya descritas y registradas en Ecuador, de las que 200 están en los ecosistemas del sur del país, señala Armijos.

“Es la región menos estudiada del país respecto al grupo de los anfibios. De ahí que empezamos salidas de campo a los bosques de El Oro, Loja y Zamora Chinchipe, en las que nos dimos cuenta de que había una gran cantidad de diversidad biológica por descubrir. Hallamos especies nuevas en la parte alta de la provincia de El Oro, del cantón lojano de Saraguro y del límite de Loja con Zamora Chinchipe y en zonas donde no se había ido del Parque Nacional Podocarpus (en Loja)”.

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Un equipo de la Universidad Particular de Loja (UTPL) descubrió y publicó la descripción de la nueva especie de rana (Pristimantis samaniegoi) hallada en Loja. Foto: CORTESÍA EcoSsLab-UTPL

La deforestación, los incendios forestales y la introducción de la trucha en las partes altas del callejón Interandino deja afectaciones en esta fauna nativa y en el hábitat natural. “Este pez se come las larvas de la ranas pequeñitas y no tienen un depredador natural en nuestros ecosistemas. Con este trabajo tuvimos la oportunidad de participar en la publicación de la Lista Roja de Anfibios del Ecuador, que evidenció que más del 50 % de las especies de anfibios del país están en alguna categoría de amenaza”, sostiene.

La contaminación de las fuentes de agua y los efectos del cambio climático también son problemáticas que afectan a la población de ranas del país.

La cordillera de Chilla, que se extiende entre las provincias de El Oro y Loja, la del Cóndor, en Zamora Chinchipe, los valles secos interandinos de Catamayo y Vilcabamba (en Loja) y el bosque seco de la Reserva de Arenillas (El Oro) son otro de los sitios donde hay una gran biodiversidad aún no descrita.

“La clave es ver características físicas que la hagan distinguir. Se hace una comparación con las bases de datos de las especies conocidas y basados en la evidencia de los caracteres morfológicos y del análisis genético se llega a la conclusión de que es una especie nueva”, asegura Armijos.

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Para que sea reconocida oficialmente como nueva tiene que publicarse en una revista científica, que es lo que faltaría en el caso de las 35 cuya descripción se publicará en los siguientes años.

La UTPL creó el Museo de Zoología, que alberga los ejemplares recolectados y cuenta con el aval y los permisos del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica.

Las cinco ya descritas por el equipo de trabajo del Museo de Zoología de la UTPL, en colaboración con otras instituciones del Ecuador y del mundo, son Pristimantis tiktik, Pristimantis cajanuma, Pristimantis samaniegoi, Pristimantis matildae y Pristimantis lojanus.

Felipe Serrano, director ejecutivo de Naturaleza y Cultura Internacional (NCI), sostiene que esta explosión de descubrimientos se da en áreas protegidas estatales y privadas, pero también en bosques que no están bajo ninguna categoría de conservación, lo que pone en riesgo a estas nuevas especies.

Ecuador es el tercer país del mundo con un mayor número de especies de anfibios (653), solo superado por Brasil y Colombia. Pero de entre las diez naciones con mayor diversidad de anfibios, el país cuenta con la abundancia más alta por unidad de área con más de 250 especies por cada cien mil kilómetros cuadrados.

Es una muestra de la riqueza natural nacional, dice Serrano. Es una biodiversidad, añade, con servicios ambientales como los alimentos, medicinas, fibras, algunos materiales de construcción, fármacos y productos industriales.

Ciertas especies originarias del sur del país han salvado a la humanidad de epidemias graves como la malaria, cuya cura provino de la corteza de los árboles de quina o cinchona, todavía presentes en los bosques de Loja. O la floreciente industria de los derivados de la tara (Caesalpinea spinosa), un árbol nativo de Loja y de los valles secos del país, cuyas semillas son uno de los productos más recientes de exportación. “En los últimos cinco años se han exportado mas de 180 toneladas. La biodiversidad es entonces un recurso estratégico fundamental para el desarrollo del país”, asevera Serrano.

Las provincias de Loja, El Oro y Zamora Chinchipe albergan escenarios naturales menos explorados. En la Reserva Cazaderos, en Loja, hay ejemplares del cocodrilo americano (Crocodylus acutus). Foto: CORTESÍA DARWIN NÚÑEZ

Los biólogos de Ecuador y del mundo mantienen una carrera contra el tiempo para registrar las especies del país, incluso antes de que desaparezcan por amenazas como la deforestación, la minería y los efectos del cambio climático.

En los alrededores del Parque Nacional Podocarpus, en la Estación Científica San Francisco de Naturaleza y Cultura Internacional, en Loja, 32 nuevas especies de plantas han sido descubiertas en los bosques nublados de esta área de investigación en los últimos 20 años, refiere Serrano.

Esto incluye nuevas especies para la ciencia, así como “nuevos registros del país”. Entre ellas destacan varias plantas epífitas, pero también árboles únicos como la meriania de San Francisco (meriania franciscana), denominada así por los botánicos que la descubrieron (Carmen Ulloa y Juergen Homeier) en honor al río y la estación científica donde la hallaron.

A pocos kilómetros de la estación científica, en los páramos que dividen Zamora Chinchipe de Loja se destaca también el lugar denominado Abra de Zamora, donde científicos del Laboratorio de Ecología Tropical y Servicios Ecosistémicos de la UTPL han encontrado un total de doce nuevas especies de anfibios.

Entre ellas, las ya descritas, como la rana de Samaniego (Pristimantis samaniegoi) y la rana de Matilde (Pristimantis matildae), cuyo nombre es en honor a la mujer lojana que ejerció por primera vez el derecho al voto en Latinoamérica.

Hacia el sur del Parque Nacional Podocarpus en la Reserva Natural Numbala, administrada por Naturaleza y Cultura Internacional (NCI), el mismo grupo de biólogos de la UTPL halló, durante el año pasado, cinco especies de anfibios consideradas nuevas para la ciencia que están en proceso de descripción (dentro del grupo de las 35 por publicar).

También hay poblaciones de especies conocidas, pero amenazadas, como el cocodrilo americano (Crocodylus acutus) y el mono aullador de manto dorado (Allouatta palliata aequatorialis), ubicadas en la Reserva Cazaderos de NCI en Loja.

Darwin Núñez explica que se registraron alrededor de 97 cocodrilos a lo largo de 35 kilómetros del río Puyango y la quebrada Cazaderos, probablemente la población continental más importante reportada en el país.

Además, se reportó el hallazgo de doce grupos del mono aullador de manto dorado en los bosques secos de la reserva, con un total de 119 individuos, especie que está en peligro de extinción.

Financiar la conservción a través del turismo es una opción

Abra de Zamora, ubicado junto al Parque Nacional Podocarpus, es uno de los sitios estratégicos del sur del Ecuador. Foto: CORTESÍA EcoSsLab-UTPL

Hay vertientes, cascadas, lagunas en medio del bosque seco, nublado, amazónico, andino y los páramos que albergan la biodiversidad de flora y fauna del sur del Ecuador.

Parte de este territorio está resguardado en las área protegidas estatales como el Parque Nacional Podocarpus, Yacuri, la Reserva Ecológica Arenillas, las Reservas Biológicas de El Quimi y Cerro Plateado y el área comunitaria Marcos Pérez de Castilla (entre Azuay y Loja).

A estos sitios se suman los que están protegidos de forma privada como la Reserva Buenaventura, Jorupe, Utuana, Cazaderos y La Ceiba. Estas dos últimas son de Naturaleza y Cultura Internacional.

Armijos afirma que los municipios de la zona también han acogido el interés de conservación de su riqueza natural. “Lo que ayuda a consolidar todas estas figuras de protección en la región como la reserva de los guayacanes”.

La alternativa es generar proyectos de ecoturismo en la zona para generar infraestructura que permita atender al mayor número de turistas posibles. (I)

Un ejemplar de cocodrilo americano durante la noche en la Reserva Cazaderos, en Loja. Foto: CORTESÍA DARWIN NÚÑEZ