Por cada punto porcentual que aumenta la inversión extranjera directa (IED) en América Latina, incluido el Ecuador, suben medio punto las emisiones de CO2. Esta fue una de las conclusiones del estudio América Latina: ¿Un paraíso de la contaminación ambiental?, publicado en la revista Tropical Journal of Environmental Science, en julio pasado.

El estudio, que analiza la relación que existe entre el desarrollo económico y la contaminación, fue realizado como trabajo de grado de Camila Freire, economista graduada de la Universidad de las Américas (UDLA) y direccionado por los docentes del mismo centro académico Karla Meneses y Gustavo Cuesta.

Se analizaron datos de 15 países de Latinoamérica, incluido Ecuador, generados entre 1980 y 2015. La investigación también demostró que mientras el producto interno bruto per cápita crezca en el 1 %, las emisiones de CO2 per cápita aumentarán el 4 %. En teoría, esto sucederá hasta que los países alcancen el punto de inflexión en su crecimiento económico como pasó con las naciones desarrolladas.

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“Sin embargo, se demostró que América Latina todavía sigue en la parte ascendente, es decir, nos seguimos desarrollando y todavía tenemos economías exportadoras y productoras de bienes primarios. En el caso de Ecuador se extrae petróleo, minería donde su carga medioambiental es alta. Si comparamos con lo que pasa en Europa, ellos ya están del otro lado de la curva y tienen economías más enfocadas a la industria, servicios, telecomunicaciones, logística, que son sectores menos contaminantes”, indica Cuesta.

Ahora, el problema radica en que si bien las naciones desarrolladas dejan de producir bienes contaminantes, invierten en países en vías de desarrollo, con escuetos controles ambientales, en industrias como el petróleo o minería para importar estos bienes a sus economías.

“América Latina para atraer capital, mayor tecnología abre sus puertas a la inversión, pero todavía no es una preocupación en la región regular la contaminación, es la región con menos cargas de impuestos ambientales. En Europa ya se discute eliminar en 15 años los autos a combustión, pero en países como Ecuador recién estamos viendo si quitamos los subsidios (a los combustibles) o no”, afirma Cuesta.

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Aunque Ecuador y América Latina, reflexiona el docente, necesitan extraer estos recursos porque no tienen capacidad, talento humano, tecnología para que en el corto plazo se exploten otros: “No podemos de la noche a la mañana exportar satélites. Una solución es que los recursos generados en industrias extractivas se reinviertan en la generación de nuevas capacidades para el desarrollo. Las rentas de estos recursos han sido despilfarradas en la corrupción o reinvertidas en estos sectores sin reducir la desigualdad y pobreza. Además, los recursos naturales son limitados. ¿Cuál es el plan B?”.

Con esta pandemia, ¿realmente los humanos le hemos dado al planeta el respiro que por décadas ha necesitado?

La investigación concluye que la IED está asociada con una mayor degradación del medioambiente y, por tanto, la región latinoamericana es considerada un paraíso para la contaminación. Además, afirma que la IED que está dirigiéndose al territorio latinoamericano podría estar enfocándose en procesos productivos altamente contaminantes: “La explotación de recursos naturales y materias primas es atractiva para la inversión extranjera, ya que estos recursos pueden ser limitados en sus países de origen y generan altos retornos al capital, debido a su escasez mundial”, señala el estudio.

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Incluso, añade la investigación, las empresas extranjeras ubicarán sus operaciones en aquellos países donde obtengan mayores utilidades y minimicen sus costos operativos, incluidos los ambientales.

Es por esto que la recuperación económica pospandemia va a jugar un rol vital en los márgenes de contaminación de América Latina. Si bien en 2020 hubo un respiro por la cuarentena obligatoria que retrasó el llamado sobregiro de la Tierra al 22 de agosto, este año este día se cumplió el 29 de julio, es decir, la humanidad agotó todos los recursos biológicos del planeta regenerados en un año, según la organización Global Footprint Network.

Y la realidad será peor si se cumplen los pronósticos de varias organizaciones ecologistas internacionales que afirman que en continentes como Sudamérica se relajarán los controles ambientales para poder alcanzar el crecimiento económico del 2019.

De nada sirvió el respiro que le dimos al planeta. De hecho, vemos que en América Latina por el objetivo de reactivar, volver a crecer, reducir los índices de pobreza y recuperar la senda del desarrollo se podrían relajar cierto tipo de medidas y habrá gobiernos que lo harán. Aunque también creo que habrá gobiernos que no lo harán y lo verán como una oportunidad para generar nuevas bases para el tema de desarrollo y ubicar reglas claras y tecnología limpia”. (I)

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