Posee 72.734 hectáreas de tepuyes únicos (formación rocosa grande y elevada) que son el hogar de plantas y está ubicado en la provincia de Zamora Chinchipe. Se trata del Bosque Protector Cuenca Alta del río Nangaritza, un área vulnerable a las actividades mineras que han aumentado rápidamente.

Así lo revela el reporte el Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP, por sus siglas en inglés) #167 de la Fundación EcoCiencia. Este estudio muestra el impacto en 290 hectáreas durante el 2020, en comparación con las 30 hectáreas por cada año que eran entre el 2006 y 2016.

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Jorge Villa, especialista SIG (Sistemas de Información Geográfica) y sensores remotos de EcoCiencia, señala que el análisis vía satélite evidencia la alta actividad minera no solo del 2020, sino entre junio de 2018 hasta junio del 2022.

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“Gracias a un análisis de las imágenes satelitales, se han identificado varios sectores con actividad minera en el interior de los límites del Bosque Protector Cuenca Alta del río Nangaritza. Adicionalmente, con ayuda de información del proyecto MapBiomas, hemos podido observar que entre los años 2006 y 2016 la minería se mantuvo relativamente estable, pasando de 17 hectáreas a 22 hectáreas. A partir del 2016, dicha actividad incrementó su superficie en 13 veces en apenas cinco años”, dice Villa.

Además, entre el 2021 y 2022 se determinaron 231 puntos donde se está realizando actualmente esa actividad. También, hay 17 concesiones mineras dedicadas a la extracción de metales como oro, plata y cobre y siete zonas destinadas a minería artesanal para la extracción de oro.

En la imagen se puede identificar el número de máquinas presentes en esta zona seleccionada, así como la dimensión de las piscinas de dragado. Foto: Cortesía EcoCiencia.

De acuerdo a EcoCiencia, solo en tres casos detectados hay 545 hectáreas afectadas por la minería entre los últimos cinco años, lo que equivale a 768 canchas de fútbol profesional. En total, el 32 % del área del bosque protector es ocupado por concesiones mineras.

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“Dos de los casos se encuentran a lo largo del río Nangaritza, en las cercanías de las localidades de Miazi y Shaim, al nororiente del bosque. Un tercer caso se extiende en la quebrada Shamataka, en el interior del bosque”, dice Villa.

En el caso de la quebrada Miazi se monitorearon 113 hectáreas afectadas. El 35 % de la minería reportada está justo en el límite con el bosque y está impactando áreas del Ministerio de Defensa, la Asociación de Centros Shuar Tayunts y la Reserva Natural Maycú, detalla el informe. Y para junio de este año, con este caso, existen 24 hectáreas vulneradas.

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“El total de la actividad minera reportada, en este caso, se encuentra dentro de dos concesiones mineras en estado de exploración / explotación, que pertenecen a la empresa SurNorte S. A. Sin embargo, dichas concesiones no fueron autorizadas para este tipo de minería, por lo que potencialmente se trataría de una actividad ilegal”, revela Fundación EcoCiencia.

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En el segundo caso, Shain, hay 290 hectáreas afectadas donde el 71 % de la minería identificada está dentro del Bosque Protector. Aquí hay concesiones mineras en exploración y explotación. “La concesión minera en donde se registró el mayor incremento de actividad, denominada Cascas 2, está a cargo de la empresa Proyectmin S.A. y se encuentra en estado de exploración para mediana minería, lo que indica que las actividades serían irregulares”, dice el reporte.

Y el tercer caso es Shamataka en la parroquia Zurmi del cantón Nangaritza. Entre junio del 2018 y en el mismo mes del 2022 se detectaron 142 hectáreas afectadas. El 100 % de la minería, en este caso, se encuentra dentro del bosque.

Este Bosque Protector comparte su territorio con diez centros de la nacionalidad Shuar y se encuentra limitado por dos áreas naturales protegidas, tales como el Parque Nacional Podocarpus y la Reserva Biológica Cerro Plateado.

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Además, representa el último puente de conexión en el país que une los ecosistemas andinos con los amazónicos. Sin embargo, los bosques protectores no se encuentran dentro del sistema nacional de áreas protegidas, por lo que no es prohibida la actividad no renovable como minería.

No obstante, en el marco legal sí se incluye a los bosques protectores como parte del Patrimonio Forestal Nacional, cuya conservación es responsabilidad del Estado.

“Creemos que el primer paso es socializar las afectaciones que se están dando e incidir en los tomadores de decisiones para que puedan gestionar de manera oportuna acciones que minimicen estos impactos”, enfatiza el especialista Villa.

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En tanto, el análisis de imágenes satelitales ha permitido observar la reducción de la cobertura vegetal en los lechos del río Nangaritza. Además, una progresiva disminución de la tangara golinaranja, especie de ave única en el mundo.

“La minería ha acabado con los bosques de guarumo que estaban en las riberas del río y que probablemente les servía de refugio y alimento, ya que solían ser observadas en las copas de esos árboles”, señala el estudio. (I)