Del 10 al 14 de octubre se realizará el VIII Festival Internacional de Flautistas Perla del Pacífico, en el que participarán grandes invitados de la flauta traversa. Este año contará con la presencia de los maestros Michel Bellavance (Suiza), Katherine Kemler (EE. UU.), Miguel Ángel Villanueva (México), Itzel Melgarejo (México), Viviana Guzmán (Chile), Cate Hummel (EE. UU.), Carlos Prado (Ecuador) e Issac Ormaza (Ecuador) como director de orquesta invitado. En este encuentro también se impartirán clases maestras, talleres y conferencias para estudiantes y flautistas.

El organizador de este festival es Leonardo León, flauta primera de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG), junto con Minerva Quintana, flauta dos de la mencionada orquesta. Desde el 2014 este evento musical no ha parado, incluso durante el 2021, en plena pandemia, se realizó mediante presentaciones digitales.

El flautista Carlos Prado retoma el jazz latino con su banda para el concierto ‘Orígenes’

El guayaquileño Carlos Prado y su banda se presentaron el pasado 3 de agosto en el Centro Ecuatoriano Norteamericano, pero este festival internacional representa su regreso más destacado a los escenarios musicales de este año junto con su banda, conformada por Glen Falcones (bajo), Javier López (batería), Gustavo Blacio (percusión), Joel Icaza (piano) y Alejandro Cañote (percusión).

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Antes de su más reciente presentación en el CEN, Prado, reconocido como mejor flautista de jazz latino del Ecuador, estuvo alejado del ojo público por diversos temas, pero en especial porque decidió darle un giro a su vida, sobre todo en lo espiritual. En esta entrevista logra despojarse y hace público lo que venía padeciendo y confiesa uno que otros aspectos muy personales. “He disfrutado mi vida totalmente. Siempre me he sentido libre. Cuando empiezas en esta profesión la gente te dice ‘músico, bohemio, artista’ y es chévere si te fumas un cigarrillo o si te tomas un trago o fumas de todo. Y consumes porque la gente cercana a ti te los ofrece y es algo normal, tienes que chupar, fumar... Me gustaba sentirme bacán, sentirme bohemio, sentirme artista. Pensaba que si hacía esto yo era un artista. Eso es lo que todavía la gente en este ambiente cree”.

¿Ha sido mujeriego?

No he sido mujeriego, pero sí he tenido muchas parejas. Porque una cosa es ser mujeriego... Yo me he casado dos veces. Por ejemplo, tuve una novia que la mamá le decía: ‘Ese chico tiene mucha historia, ha tenido muchas novias, es mujeriego, ha estado con muchas mujeres’. La chica le dijo: ‘Sí ha estado con bastantes mujeres, pero qué quieres que haga, él siempre ha sido soltero’. De mi último matrimonio que duró menos de un año nació mi hija Maura (11 años). Se llama igual que mi mami. Ella vive en Alemania con su mamá -que es de nacionalidad alemana- desde hace cinco años. A lo que voy es que me gusta estar bien cuando estoy en pareja.

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Comenzó “peladito” (8 años) su romance con la flauta traversa, guiado por la concertista Libushe Hlavenka. Carlos Mauricio Prado Villamar fue portada de La Revista de EL UNIVERSO en septiembre de 2002. Nació el 18 de octubre de 1972.

¿Cómo era el Carlos de cuando tenía 30 años?

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Sabes que en esa época y hasta hace pocos años me creía rey del mundo, invencible. Te comes el mundo, te sientes fuerte, salir en la portada de una publicación del diario más importante del país, era un bacán, pues... músico, conocido, respetado, muchos amigos. Era una época bacán. ¿Qué ha cambiado? Ya no es igual todo. Recuerdo que mis mejores épocas fueron las del feriado bancario (1999) cuando muchos se fueron a la m..., pero yo en cambio estuve bien porque seguía trabajando en la música, siempre tuve trabajo. Y la dolarización (2000); yo estuve perfecto porque trabajaba y cobraba en dólares. Siempre mi música y mi carrera la llevé pensando mucho en la parte comercial. Cuando decidí ser músico fue cuando tenía 20 o 21 años. Era la época de la chupa, la farra, la bohemia. En ese tiempo teníamos una peña guitarreada en una casa diferente todos los días con mi grupo de amigos que eran Fernando Gil, Lenin Idrovo, Pancho Pinoargotti; éramos los cuatro que teníamos una fiesta todos los días en la casa de una chica distinta, porque además trabajábamos en un colegio de mujeres dando clases de música o dirigiendo los coros. Pero ahora eso ya pasó, eso ahora cansa. Esa época la disfruté en su tiempo, pero ahora todo es más tranquilo. Yo ahora me levanto a las cinco de la mañana, solito, sin despertador. Salgo a caminar 6 km diarios, voy al gimnasio, ya no estoy bebiendo nada (de alcohol), fumo cigarrillo de vez en cuando, pero nunca en público. Puedo sonreír solo porque me siento bien.

Prado es consciente del problema que tenía con el alcohol. “Siempre fue una cuestión fuerte en mi vida. Eras bacán si te tomabas un trago y salías al escenario a tocar así, durante y después de las tocadas siempre había trago”, dice y cuenta además que había bajado de peso. “Tuve mis sube y baja”. “Me veo en fotos y digo cómo pude estar tan feo. Siempre he manejado mi vida preocupándome de mi imagen, estar bien vestido”.

El flautista, que nunca terminó sus estudios de música, comenta que leyó los libros de autoayuda de Dale Carnegie. ¿Acudió también a grupos de apoyo para superar el alcoholismo?

“Busqué varias veces y no me funcionó. Le tengo mucho cariño, mucho respeto y yo soy parte de esa familia, de ese grupo de gente. Yo puedo ir, sentarme a escucharlos porque me agrada, sobre todo porque casi todos ellos son buenas personas. Esto es una enfermedad. Yo me vi en esa cuestión de decir qué hago, yo quiero dejar esta hue...”.

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¿Está consciente de que tiene una enfermedad?

Por supuesto. Eso es el primer paso, sin reconocer eso no sirve la recuperación. En la actualidad estoy cero alcohol, limpio, y me gusta. Disfruto cada vez más mi sobriedad.

El flautista relata: "Me di cuenta de que lo que estaba viviendo no era la realidad. Esto parte del ego, la vanidad, de sentirme poderoso, tenía el ego infladote". Foto: Roxana Viscaíno/ LEXA.

¿Tocó fondo?

Muchas veces. Me di cuenta de que lo que estaba viviendo no era la realidad. Esto parte del ego, la vanidad, de sentirme poderoso, tenía el ego infladote. Creía que eso no podía cambiar, pero yo cumplo 50 años en octubre y estoy consciente de que perdí mucha gente valiosa, pero también gente que debía apartarla de mi vida. Mis amigos son contados, los de toda la vida, entre ellos Fernando Gil, Lenin Idrovo, Pancho Hidalgo, mi cuñado John Coello que me ha aguantado tanto, al igual que su esposa, mi hermana Adelina. Ellos nunca me han faltado.

¿Es decir, esta recuperación la está haciendo solo?

Sí, porque nunca me sirvió ir a los grupos de alcohólicos. No digo que no sirvan, de hecho a mucha gente les ha servido. Lo que sí me gusta es escucharlos, pero a veces iba pero luego me salía y tomaba una cerveza. Yo sentía vergüenza. Hay un paso, dentro de los doce que forman parte del programa de recuperación, en el que tienes que reconocer que existe un ser supremo. Dudaba de la existencia de Dios porque hay tanta injusticia. Yo decía si tengo ese problema existencial de no creer en Dios cómo voy a salir de esto. Aprendí que sin Dios no puedo. El Carlos de ahora es más seguro, porque cuando estás con esta vaina de que tienes este problema te convierte en un hombre inseguro porque te sientes menos, porque sabes que tienes un problema. Yo sabía que tenía problemas con el alcohol y eso me hacía sentir menos ante los demás.

Carlos Prado en la portada de La Revista de Diario EL UNIVERSO del domingo 8 de septiembre de 2002.

Prado relata que su seguridad se manifestaba solo cuando tenía la flauta en mano. “Antes no me molestaba que para una salida o una invitación me decían: ‘Oye, pero no te olvides de traer la flauta’. Pero ahora sí me molesta. ¿Me quieren a mí o a la flauta? Voy a hacer como Patricia González (risas) cuando le decían: ‘Patricia, vente, pero trae la guitarra’ y ella les contestaba: ‘Ok, yo les voy a mandar la guitarra, pero yo no voy’. En fin, siento que la flauta es una extensión de mí, la flauta soy yo. Si estoy en algún sitio tocando y me piden tomarme una foto, yo les digo: ‘Pero déjenme sacar la flauta’. Sin ella, ¿quién soy yo?”.

“La flauta me ha dado una vida cómoda”, confiesa.

¿Ha ahorrado? “No, pero he vivido siempre bien. Sigo viviendo bien, pero ahora tengo paz sobre todo. Una persona llegó a mi vida y me habló de una forma distinta de Dios. Mi lema de vida de siempre es “No le hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”.

¿En este festival de flautas veremos un Carlos Prado renovado?

Totalmente.

El público en general podrá disfrutar de los conciertos del Festival Internacional de Flautas Perla del Pacífico del 10 al 14 de octubre en el Teatro Centro Cívico (av. Quito entre Venezuela y El Oro).

Para más información de talleres y conferencias escribir al correo: festivalperladelpacifico@gmail.com.