¿En serio? Sí, muy en serio.

Hoy más que nunca se necesitan buenos redactores que escriban historias estructuradas, con propósito, que enganchen audiencias.

Es más, se supone que la industria de generación de contenidos oscilará los $ 320 mil millones para 2023, es decir, mañana.

¿Por qué?, porque cada vez hay más oferta de todo, esa oferta es específica y se la necesita comunicar en los términos que cada segmento espera, de ahí que es imperativo cultivar el hábito de la redacción, el mismo que se sustenta en la buena escritura, siendo la lectura la piedra angular de todo.

Si no le lee, no se redacta. Simple.

Los buenos lectores son excelentes redactores, al menos en potencia. Jamás lo contrario. Es como improvisar. Se improvisará mejor cuando se domine el tema a discutir, lo contrario son cantinfladas.

No recuerdo ciertamente si fue a finales de 1993 o principios de 1994, yo tenía planificado organizar un torneo semiprofesional de surfing, pues quería explorar qué había en la organización de eventos deportivos a gran escala. Para ese entonces ya había organizado dos, uno en 1992 y otro a inicios de 1993.

Un buen día, en la búsqueda de medios que puedan auspiciarme, escribí una carta -no email, no había en esa época-, a la directora de un diario muy influyente de Guayaquil, así como a otros.

Fui al medio de este caso e ingresé la comunicación formalmente.

Después de uno o dos días, recibí una llamada que me sorprendió...

Se trataba de la mismísima directora, alguien con fama de ser muy dura.

Ella me dijo que me esperaba en una fecha específica para conversar conmigo. El día acordado llegué con puntualidad teutona y me hizo pasar rápidamente.

Yo pensé que ella quería discutir los términos del auspicio, coberturas, frecuencias, etcétera, pero no fue así.

Realmente lo que me dijo fue: “Señor economista, he leído su carta varias veces y le garantizo que es la primera vez en mi vida que leo una comunicación sin una falta de ortografía, con sentido, cadencia, sintaxis, sindéresis, con un objetivo claro y términos específicos, le puedo garantizar que me sorprendió, por eso lo llamé personalmente. Lo del campeonato es un hecho, coordine con fulanito. Lo felicito, siga así.”

Yo me quedé frío luego de la metralleta de halagos. Pensé que quizás se había confundido...

Para terminar, me dijo: “Yo recibo decenas de comunicaciones todos los días, las leo y créame, dan pena; por eso quería conocer a quien había escrito esa carta y lo imaginé alguien mucho mayor”.

En ese entonces tenía 26 años y la verdad es que no entendí la dimensión de sus palabras.

La Era 4.0 abre un portal sin límites para quienes generan contenidos, particularmente escritos, el arte de una redacción bien hecha trasciende tiempo y espacio.

Quiero aportar con un ejemplo de negocios: si alguien maneja la redacción de manera aceptable, es creativo, no tiene faltas de ortografía, sabe conjugar verbos, combinar tiempos, artículos, pronombres, etcétera, puede hacer una buena vida del copywriting.

Si el profesional que cumple a cabalidad con esos parámetros cobra $ 400 mensuales por cuenta comercial, desarrollando contenidos ya sea para redes sociales o blogs, puede ganar no menos de $ 1.500 si dispone de varias cuentas.

No se necesita ser extraterrestre, solo si se es aceptablemente bueno y responsable, el copywriter puede vivir de esto. Esta habilidad recién empieza a ser valorada y en muy poco tiempo lo será más.

Sugiero tomar seriamente en cuenta las oportunidades que brinda la Era 4.0 para los generadores de contenido, pero ojo, para obtener buena redacción hay que leer cosas que valgan la pena, no memes.

Las oportunidades están ahí, para el que las vea y aproveche. Contar buenas historias siempre ha sido un gran negocio. (O)