A propósito de que hoy se celebra el Día Internacional de la No Violencia, fecha propuesta por la ONU, comparto estas historias:

Vivir es comunicar

Una fervorosa budista se esforzaba por acrecentar su amor al prójimo. Pero siempre que iba al mercado, un comerciante le hacía proposiciones indecentes.

Cierta mañana lluviosa, cuando el hombre la importunó una vez más, ella perdió el control y le golpeó en la cara con el paraguas.

Esa misma tarde fue a buscar a un monje para contarle lo ocurrido.

—Estoy avergonzada —dijo. —No conseguí controlar mi odio.

—Desde luego, no estuvo bien eso de que sintieras odio por él —respondió el monje.

—Pero vivir es comunicar nuestras emociones y sentimientos.

—”La próxima vez que te diga algo, llena tu corazón de bondad.

”Y vuelve a pegarle con el paraguas, pues él solo entiende este lenguaje.

Otro reflejo, otra historia

Caín y Abel se detuvieron a la orilla del inmenso lago. Jamás habían visto nada semejante.

—“Allí dentro hay alguien”, dijo Abel, contemplando el agua, sin saber que veía su propio reflejo.

—Caín comprobó lo mismo, y levantó su bastón. La imagen hizo lo mismo. Caín se quedó esperando el golpe, su imagen también.

—Abel contemplaba la superficie del agua. Sonrió, y la imagen sonrió. Dio una buena carcajada, y vio que el otro lo imitaba.

Cuando salieron de allí, Caín pensaba:

—“¡Qué agresivos son los seres que viven en aquel lugar!”.

Y Abel reflexionaba: —“Quiero volver allí, porque encontré a alguien de rostro agradable y con buen humor”.

Revolucionario y rebelde

Khalil Gibran dijo que hace 20 siglos, los hombres aman a la debilidad en la persona de Jesús y no entienden su poder. Jesús no vivió como un cobarde ni murió quejándose ni sufrido. Mas vivió como un revolucionario y fue crucificado como un rebelde.

Mirando cuidadosamente su vida, vemos que, aunque sabía que su muerte era inevitable, trató de darnos una sensación de alegría en cada gesto.

Él debe haber pensado mucho antes de decidir cuál sería el primer milagro a realizar.

Debe haber considerado la curación de un paralítico, la resurrección de los muertos, la expulsión de un demonio, algo que sus contemporáneos consideraban como un “acto noble”, después de todo, era la primera vez que se mostraría al mundo como el hijo de Dios.

Y está escrito, su primer milagro fue convertir el agua en vino, para animar una fiesta de bodas.

Que la sabiduría de este gesto nos inspire y esté siempre presente en nuestras almas: la búsqueda espiritual es la compasión, el entusiasmo y la alegría también.