Starlink es un proyecto de satélites que busca crear una red global de internet de banda ancha y alta velocidad a los lugares donde el acceso ha sido difícil, caro o totalmente ausente. Elon Musk, fundador y director general de SpaceX, es quien dirige esta operación para poner cientos de estos satélites en órbita.

La primera vez que Musk hablo sobre este proyecto fue en el 2015; entonces señaló que una constelación de naves espaciales en órbita terrestre baja podría proporcionar velocidades de datos mucho más altas con mucho menos retraso en comparación con los proveedores de servicios de Internet satelital geosincrónicos tradicionales.

Desde entonces, SpaceX ha obtenido permiso de la Comisión Federal de Comunicaciones de EE. UU. para desplegar casi 12.000 satélites del tamaño de un escritorio hasta mediados de 2027, según detalla Business Insider.

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SpaceX lanzó un programa de prueba beta pública en el norte de EE. UU. y Canadá en 2020 con el internet de Starlink; la acción fue elogiada, ya que la mayoría de beneficiarios carecía de acceso al servicio de internet de alta velocidad antes de Starlink.

El internet satelital actual funciona gracias a grandes naves espaciales que orbitan a más de 35.000 kilómetros, una distancia tan grande que provoca que exista una tardanza mayor en el envío y la recepción de datos. Sin embargo, los satélites de Musk se encuentran a unos 550 kilómetros y, en consecuencia, transmiten información más rápido.

Los satélites Starlink se desorbitan solos al final de su vida útil y se queman en la atmósfera terrestre en un periodo de uno a cinco años; tienen cuatro antenas muy potentes que le otorgan de una gran capacidad de rendimiento y que pueden redirigirse rápidamente.

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Estos aparatos están compuestos por paneles solares y sistemas de propulsión alimentados por criptón. Además, tienen un sensor que detecta los escombros para evitar que colisionen con ellos.

No obstante han surgido inquietudes por la posible creación de desechos orbitales y los impactos continuos en la astronomía por la gran cantidad de satélites de este proyecto.

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La aparición de estos nuevos satélites en el cielo ha generado una gran controversia entre los astrónomos aficionados y la comunidad astronómica por igual. De hecho, la Royal Astronomical Society (RAS), la American Astronomical Society (AAS), la International Astronomical Union (IAU) y el National Radio Astronomy Observatory (NRAO) han publicado declaraciones oficiales sobre Starlink y otras constelaciones propuestas de acceso a internet proporcionado desde la órbita.

El problema básico es que cuando los satélites orbitan la Tierra, atrapan y reflejan periódicamente la luz del Sol, particularmente cuando salen de la sombra de la Tierra y entran en la luz solar directa (que tiene lugar durante su fase de "elevación de la órbita"), detalla Europa Press. Es en este punto cuando los satélites activan sus propulsores para elevar su altitud cada pocas semanas para asegurarse de que no experimenten la descomposición orbital. Starlink se despliega a una órbita tan baja como 550 kilómetros de altitud.

SpaceX informó meses atrás que la compañía estaba trabajando en asociación con varias organizaciones para implementar una serie de cambios. Están probando un satélite experimental que es menos reflectante que los modelos anteriores, que se llama apropiadamente "DarkSat". Esta clase de satélite aprovecha una matriz en fase oscura y antenas parabólicas para reducir el brillo en un 55% estimado. (I)