No lo piense mucho. La meta para 2021 es superar el peligro del coronavirus, reforzar nuestro sistema inmunológico y no descuidar una alimentación saludable.

Es cierto que las tradiciones imponen la preparación de platos de alto valor calórico, pero siempre hay salidas inteligentes para disfrutarlos sin afectar la salud.

Los nutricionistas se decantan por trucos de sustitución y el consumo limitado de lo que antes podía ser un atracón navideño.

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Frutas, verduras y variedad la mejor opción

Llene de colores las ensaladas. Incluya remolacha, coles moradas, zanahorias y guisantes. Aderece con aceite de oliva y bájele tamaño al trozo de carne o cerdo que siempre se come.

El truco no es privarse de los sabores propios de estas fiestas, pero sí de hacer cambios más saludables como limitar las cantidades.

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La idea es mantener el espíritu de las recetas de temporada, pero sin perder el foco de lo que nos conviene consumir en estos difíciles días de pandemia.

Planificar con antelación las comidas es lo que recomienda Sara Rueda, nutricionista de BluaU de Sanitas. Rueda propone incorporar platos que provoquen una digestión más ligera.

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No hay por qué dejar a un lado las sopas, las cremas o las ensaladas. Siempre habrá un poco de holgura para consumir un poco más de grasas y dulces que de costumbre, pero sin abusar.

Con el tiempo, usted podrá tener en la mesa de Navidad sus platos de temporada y las opciones más ligeras en un mismo concepto.

Por ejemplo, coloque copas con frutas, otras con frutos secos. Acompañe los platos principales con salsas caseras y no deje de lado el aguacate, que es tan versátil y agradable.

Esto le evitará llegar a enero con sentimientos de culpa y le permitirá menos esfuerzos para lograr volver al peso que le corresponde según su edad y condición física.

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Para Ruth Richardson, directora ejecutiva de The Global Alliance for the Future of Food, el futuro de los alimentos a la luz de la pandemia de COVID-19 invita a dar un giro en los hábitos alimenticios que promueven la pérdida del hábitat.

Parte de las mutaciones y la amenaza de nuevas enfermedades zoonóticas responden a que los humanos le han tomado espacio a la vida silvestre para instalar sus procesos de producción agrícola.