Una revisión de estudios sobre el SARS-CoV-2 fue recogida en la revista especializada The Lancet donde se analizó la dinámica viral de este virus junto al SARS-CoV y el MERS-CoV, así como la duración de la diseminación viral e infecciosidad.

A diferencia de sus antecesores, el COVID-19 tendría un periodo de contagio más temprano lo que lo vuelve mayor diseminador en comparación con las enfermedades anteriores que necesitaban hasta una semana para tener una carga viral máxima.

Especialistas y médicos de todo el mundo han recomendado a la población mantener las medidas de bioseguridad como mascarillas, lavado de manos y el distanciamiento físico para frenar el contagio del virus que ya ha afectado a más de 50 millones de personas en el mundo así como ocasionó el confinamiento de gran parte de la población. Así como se ha resaltado la importancia de la detección temprana de casos y el aislamiento domiciliario.

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En total se recogieron 79 estudios (5.340 personas) sobre el SARS-CoV-2, 8 sobre SARS-CoV y 11 sobre el MERS-CoV.

De acuerdo a los datos, la duración máxima de eliminación del ARN del virus que ocasiona el COVID-19 fue de 83 días en el tracto respiratorio superior (nariz, boca, faringe y laringe), 59 en el tracto respiratorio inferior (tráquea, bronquios y alvéolos), 126 días en heces y 60 días en el suero.

"Ningún estudio detectó virus vivo después del día 9 de la enfermedad, a pesar de las cargas virales persistentemente altas, que se infirieron a partir de los valores umbral del ciclo. La carga viral de SARS-CoV-2 en el tracto respiratorio superior pareció alcanzar su punto máximo en la primera semana de la enfermedad, mientras que la de SARS-CoV alcanzó su punto máximo entre los días 10 y 14 y la de MERS-CoV alcanzó su punto máximo en los días 7-10", se especificó.

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Justamente una de las observaciones que hace el estudio es que al parecer la infección del virus parece tener una vida corta pese a la prolongada eliminación de su ARN. Ante esto aclara que la presencia del ARN no es sinónimo de infecciosidad. Además manifestaron que el mayor riesgo de transmisión ocurre unos días antes y dentro de los primeros cinco días después del inicio de síntomas.

"Nuestro estudio muestra que las prácticas de aislamiento deben iniciarse con el inicio de los primeros síntomas, que pueden incluir síntomas leves y atípicos, síntomas típicos anteriores del COVID-19 como tos y fiebre. Sin embargo, dados los posibles retrasos en el aislamiento de los pacientes, incluso la estrategia de detección temprana y aislamiento podría no ser completamente eficaz para contener el SARS-CoV-2", indicaron los investigadores.

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Los datos fueron extraídos de base de datos de publicaciones en Medline, Embase, Europe PubMed Central, medRxiv y bioRxiv así como artículos de investigación entre enero de 2003 y junio de 2020. (I)