Este reportaje se inicia con un hecho no popular: no soy una amante de los gatos. Quizás aún no he sido atrapada por ese encanto que hace que lo dominen todo, pero lo cierto es que la popularidad y el alcance de estas mascotas no dependen de nuestro afecto por ellas. Incluso para quienes tenemos un hogar sin gatitos, en nuestros celulares y redes sociales se vive otra realidad: ¡están por todas partes! Stickers de Whatsapp, videos en Twitter, en Instagram y, por supuesto, los memes que tan creativamente se ajustan a cualquier momento o situación actual para sacarnos una sonrisa. Si el perro es el mejor amigo del hombre, el gato es el mejor amigo de la Internet.

Esto lo sabe muy bien Smudge, quien se volvió viral en todo el mundo gracias a su actitud de desprecio e indiferencia por la desesperada mujer que, debido a la magia del fotomontaje, parece gritarle.

Él permanece inamovible y siempre tendrá una respuesta muy afilada para cualquier argumento o reclamo. Esa postura hechizó definitivamente a los humanos siempre en búsqueda de alguien que represente ese sarcasmo (y humor) que a veces queremos insertar en nuestras conversaciones instantáneas. ¡Muchos chats no serían igual de divertidos sin Smudge!

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Aunque las escenas del famoso meme ocurrieron en dos contextos diferentes (la imagen de la mujer histérica proviene de una escena de The Real Housewives of Beverly Hills y el gato está realmente reaccionando a los vegetales sobre su mesa: los odia porque prefiere la carne), el juego resulta gracioso porque refleja ese comportamiento felino que los caracteriza. A diferencia de los perros, ellos no expresan su afecto de formas tan evidentes y tradicionales y hasta pueden parecer antipáticos. Recordemos aquí al también famoso Grumpy Cat, que lamentablemente falleció en mayo del 2019, pero cuya expresión facial (con mirada endurecida) alborotó la red por el 2013.

¿Pero cuál es el origen de este rasgo que tanto nos hace reír? ¿Son realmente amargados, egoístas y lejanos? Una clave sobre la imagen actual de los gatos puede venir, en primera instancia, de cómo fueron domesticados, afirmó la BBC. Fue un proceso mucho más gradual en comparación con la domesticación de los perros y los gatos lo lideraron.

Salem (Sabrina, la bruja adolescente), Hello Kitty y Maneki-neko (el de la suerte).

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Su relación con los humanos fue, desde el principio, más distante que con los perros, que sí los ayudaban a cazar y con quienes compartían el botín de caza. Pero en el caso de los gatos, las primeras sociedades agrícolas simplemente toleraron su presencia porque eran buenos cazadores de ratones, sin exigirles nada más. A los perros se les enseñó a ser sociables, leales y obedientes, algo que nunca se enseñó realmente a los gatos y, por eso, los expertos creen que los felinos domésticos simplemente han mantenido muchas características de sus ancestros, los gatos salvajes, que eran criaturas solitarias.

Gato polidáctil de la residencia-museo de Hemingway (Florida).

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Un estudio de la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido, descubrió además que los perros aprendieron a imitar la expresión de los bebés, que despierta en los humanos el deseo de protegerlos, y mucho más si son cachorros. El cambio, se tradujo en el desarrollo de un músculo que les permite elevar la parte interna de la ceja (algo que no podían hacer sus ancestros, los lobos).

Este es un truco evolutivo que ha permitido que se refuerce el vínculo entre la gente y los canes. ¿Cuál es la mala noticia para los gatos? No tienen ese músculo. Como resultado, la mirada de un gato puede parecer fría y poco amistosa. ¿Pero les importa no lucir cariñosos? ¡Para nada!

De dioses a reyes de la red

La devoción de los humanos por esta especie tuvo su punto más alto en el antiguo Egipto, donde los gatos eran considerados una representación de la diosa Bastet, hija de Ra, dios del Sol y quien fue adorada como una diosa de la guerra y también de la fertilidad (foto abajo).

Un reportaje de National Geographic recuerda que para honrar a esos preciados animales, las familias egipcias adineradas los vestían con joyas y los alimentaban con golosinas dignas de la realeza. Cuando morían eran momificados y, como señal de duelo, los dueños se afeitaban las cejas y continuaban llorando hasta que volvieran a crecer. Además, eran tan especiales que quienes los mataban, incluso por accidente, eran condenados a muerte.

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Quizás ese misticismo que los envuelve sea la clave para haber logrado extender su dominio hacia otras manifestaciones culturales más recientes. ¡Y hasta con más poderes sobrenaturales! Como el caso de Salem (el de Sabrina, la bruja adolescente). Cantantes como Taylor Swift y Katy Perry también los han tenido como íconos; Ernest Hemingway acogió en su hogar a los pequeños de seis dedos; Hello Kitty y Garfield han cautivado ya a varias generaciones; y casi todo negocio tiene a su propio Maneki-neko, la figura japonesa conocida por la creencia de traer buena suerte a su propietario. ¡Incluso esta misma revista se cierra con Gaturro!

Y, claro, en cuanto la humanidad comenzó a habitar y a interactuar en un entorno virtual, por supuesto que también iban a dominar ese territorio (“gatos” es uno de los términos más buscados constantemente en Google).

La plataforma YouTube aún guarda el récord del video de Nyan Cat (la animación de un gatito en píxeles que volaba por un cielo estrellado mientras dejaba un rastro de arcoíris a su paso) y que en 2011 fue uno de los más vistos. Y gracias a esos felinos, a inicios del 2019 también se nos antojaron unas ricas "anvorguesas’’ (si nunca lo vio, una búsqueda rápida en Google lo introducirá al término). Sí, es imposible verlos a todos, son demasiadas imágenes que, con la mano en el corazón, representan una potencial y gigantesca pérdida de tiempo, aunque también resulta muy difícil quitarles los ojos de encima o quedarse sin compartirlas.

No se necesita ser un genio para conquistar la red o el mundo entero, quizás solo baste con ser un gato.