Las acciones ecológicas no solo han tenido la mira la contaminación que se hace en tierra sino también la marítima. El desarrollo de nuevas alternativas ecológicas para reducir las emisiones de los cruceros se han centrado en el tipo de combustible que usan así como los desechos que generan.

En el 2019, MS Roald Amundsen fue el primer crucero ecológico de expedición que navegó. La embarcación era impulsada por una tecnología que combina la movilidad eléctrica con el gas natural licuado y biogás. Las pruebas las realizaron en Noruega.

A finales de año, en Barcelona zarpó la embarcación Costa Esmeraldas con distintos itinerarios. El navío es propulsado por gas natural licuado que se recarga en la ciudad española.

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El GNL es un gas natural que se procesa en forma líquida. Es considerado el combustible fósil más limpio que hay y con su uso se reducen las emisiones de dióxido de azufre, 20% de dióxido de carbono y un 85% de óxido de nitrógeno.

Varias compañías también sacaron el plástico de un solo uso de sus embarcaciones e incorporarán navíos con este sistema de combustión. Esto no es lo único que se encuentran desarrollando también añadieron cambios en la iluminación para reducir el consumo, optimización de los diseños del casco, revestimientos, molduras, mejoramiento de los sistemas de agua, entre otros.

La Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) indicó que el compromiso de la industria es reducir el índice de emisiones de carbona en su flota en un 40% para 2030. (I)