En una escena de El irlandés: Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci.

La más reciente hazaña de Martin Scorsese, El irlandés (The Irishman) es una película que sirve como un ejemplo para todo un género de cine del siglo XX. Sí, es consabido que a Scorsese le llama la atención el lado oscuro de los seres humanos, los cuales retrata en sus producciones y en este trabajo, ese interés por los pequeños horrores morales que forman parte de la psiquis humana, está presente. Basta con recordar Mean Streets (1973), Goodfellas (1990), Casino (1995) o The Departed (2006), y El irlandés también se traduce como un recorrido intrigante e inteligente por los misteriosos mecanismos que hacen a un hombre mantenerse al margen de la ley, pero sin dejar a un lado sus propios defectos y pecados.

El filme se basa en I Heard You Paint Houses (Te escuché pintar casas) de Charles Brandt, un exinvestigador y escritor estadounidense, quien escribió sobre Frank Sheeran, un funcionario sindical relacionado con la mafia, y quien supuestamente asesinó a su amigo y controvertido líder sindical, Jimmy Hoffa.

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El guion adaptado fue escrito por Steven Zaillian y abarca unos 60 años en la vida de Sheeran y sus asociados, teniendo en el elenco central a los actores veteranos Robert De Niro (Sheeran), Al Pacino (Hoffa) y Joe Pesci (Russell Bufalino), quienes interpretan a los personajes inclusive más jóvenes usando la muy discutida ‘tecnología de envejecimiento’.

Con este largometraje –201 minutos– Netflix lo apostó todo; también fue la más arriesgada de sus decisiones, ya que, luego de altibajos, finalmente la película se la pudo disfrutar por pocos días en cines de algunos países hasta que finalmente fue subida a la plataforma de streaming para que pueda ser disfrutada desde el 27 de noviembre.

Fue con bombos y platillos anunciada esta cinta y las razones son muchas, ya que aparte de estar dirigida por Martin Scorsese, también marca el regreso del cineasta a los temas de gánsters y, además, es la producción más costosa en su filmografía.

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“Es una película extraordinaria que quedará para la historia. Martin Scorsese logró su sueño dorado al reunir (por cuarta ocasión) a estas dos leyendas del cine en una gran película. Se trata de un episodio crucial en la historia de Estados Unidos que Charles Brandt logró captar en su libro luego de la entrevista que le hizo en su lecho de muerte a Frank Sheeran”, dijo en entrevista con M2 Gastón Pavlovich, el productor mexicano que está a cargo del proyecto.

Sí, The Irishman viene de la mano con las anteriores Goodfellas o Casino, basándose en hechos reales en tiempos de posguerra. La historia va así:

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Durante el Festival de Cine de Nueva York: Joe Pesci, Al Pacino, Martin Scorsese, Harvey Keitel y Robert De Niro.

Frank es un conductor de camión de cuello blanco cuya experiencia como soldado durante la Segunda Guerra Mundial lo hace muy adecuado para convertirse en un asesino a sueldo frío, y Jimmy Hoffa es el líder sindicalista estadounidense, jefe de la Hermandad Internacional de Camioneros, que por aquella época fue el sindicato más grande de Estados Unidos.

Hoffa se había convertido en una figura con un poder equiparable al del presidente de su país, pero para poder mantenerlo necesitaba de los estrechos nexos con la mafia italiana y un hombre de confianza a quien debe encargarle ciertas tareas para realizar el trabajo sucio. Y es así como El Irlandés –como llamaban a Frank Sheeran– apareció como el tipo ideal para esa malévola responsabilidad. Fue conocido como un hombre durísimo y temible dentro de la escena criminal estadounidense en la década de los 50 y 60.

Así como se trata de la novena colaboración Scorsese-De Niro, es Joe Pesci, quien regresa a la pantalla grande en el papel de Russell Bufalino, un hombre sediento de poder, es el capo que lo controla todo y nunca se ensucia las manos de sangre. Con estos personajes, Scorsese entreteje la historia de la fuga insidiosa del gangsterismo en la estructura de poder de los Estados Unidos.

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Los verdaderos personajes

Según los registros históricos, la primera vez que Hoffa y Sheeran conversaron fue por teléfono, ya sea desde un bar o una cabina pública, nunca desde sus respectivos hogares, para evitar ser espiados o dejar rastros. “Me han dicho que pintas casas”, le dijo alguna vez Hoffa, a lo que Sheeran respondió: “Sí, señor. Y también hago trabajos de carpintería”. Para los investigadores esto era más que un mero diálogo, era una maléfica conversación en clave. El pintado de casas se refería al salpicar sangre en las paredes al asesinar a alguien. Y la carpintería una metáfora sobre construir ataúdes o para deshacerse de cadáveres sin dejar prueba alguna.

En el sitio web Milenio, el mismo Pavlovich declara que la apuesta al talento y prestigio de Scorsese obedece también al hecho de que, “Netflix se quedó con la espinita de ganar el Óscar a mejor película con Roma y esta es una oportunidad, no solo con The Irishman; están comprobando que son un estudio legítimo y le están permitiendo a esto directores encontrar una nueva casa; Cuarón fue el impulsor de este camino y ahora Scorsese”.

A propósito del tiempo que tomó materializar The Irishman, Scorsese dijo a Los Angeles Times: “La razón por la que tardó tanto fue porque no iba a volver a ese mundo. No iba a hacerlo hasta que descubriera algo de mí mismo al respecto. Lo que es eso no podría decirte. Tiene que ver con el tiempo, el cambio en la vida, la familia, los niños. Todo esto. De alguna forma, todos cambiamos. Yo mismo, tal vez Bob (De Niro) también. Después de toda la furia y toda la lucha en la vida, en última instancia, todo se reduce a dejarlo. Se trata de aprender a morir”. (A. C. J.) (E)