El domingo 24 de noviembre en los portales de las casas de muchas familias católicas se podrán observar imágenes de Jesucristo, ya sea en pinturas o en yeso, para conmemorar la Fiesta de Cristo Rey, una de las más importantes del calendario litúrgico católico.

Esta celebración se instauró hace menos de 100 años, luego de la Primera Guerra Mundial, en medio del crecimiento del comunismo en Rusia y con ocasión del 1600 aniversario del Concilio de Nicea (año 325). Lo hizo el papa Pío XI en 1925, a través de la encíclica Quas Primas.

Sobre la jornada el papa Pío XI indicó:

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"Porque si a Cristo nuestro Señor le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; si los hombres, por haber sido redimidos con su sangre, están sujetos por un nuevo título a su autoridad; si, en fin, esta potestad abraza a toda la naturaleza humana, claramente se ve que no hay en nosotros ninguna facultad que se sustraiga a tan alta soberanía. Es, pues, necesario que Cristo reine en la inteligencia del hombre, la cual, con perfecto acatamiento, ha de asentir firme y constantemente a las verdades reveladas y a la doctrina de Cristo; es necesario que reine en la voluntad, la cual ha de obedecer a las leyes y preceptos divinos; es necesario que reine en el corazón, el cual, posponiendo los efectos naturales, ha de amar a Dios sobre todas las cosas". (Quas Primas, 34)

Fue originalmente establecida para el último domingo de octubre, antes de la Fiesta de Todos los Santos. Curiosamente en el año 1926, cuando se celebró por primera vez, ese domingo coincidió con el 31 de octubre, durante el denominado Halloween también conocido mundialmente como Noche de Brujas.

El papa Pablo VI en 1969 nombró a esta fiesta como Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo y la trasladó al último domingo del año litúrgico.

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Pese a que esta actividad fue establecida por la Iglesia católica, hoy en día algunos anglicanos, luteranos, metodistas y presbiterianos también la celebran. Por ejemplo, los protestantes de Suecia celebran esta fiesta como "El regreso de Cristo".

En Guayaquil los balcones se engalanan desde el viernes anterior a la fiesta con la imagen adornada con flores y luces. El propio día, una procesión cierra la fiesta de esta antigua tradición religiosa.

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“Esta costumbre se originó en el año de 1926, una época donde existía mucha represión a las libertades religiosas y el gobierno de turno había prohibido manifestar en público la fe, ante este hecho como demostración de rebeldía, los católicos guayaquileños colocaron imágenes de Cristo Rey en sus ventanas principales y balcones”, recordó el padre Jorge Montalvo, coordinador de la Pastoral Juvenil.