Había pasado frente al local de Prot Inn más de una docena de veces desde su apertura hace ya dos años, pero nunca me detuve y siempre seguí de largo a otra de las varias opciones que se pueden encontrar para comer en La Piazza del km 1 en la avenida Samborondón. Reconozco que no muy convencido, pero con ganas de probar algo distinto y conocer qué es lo que ofrecen en esta cafetería, en donde sus elaboraciones son 100% libres de azúcar, sin lactosa y no usan harinas refinadas, esta vez entré decidido a vivir la experiencia.

Al pasar la puerta encontré unas pocas mesas, todas ocupadas (eso me gustó, es señal de que a la gente le gusta lo que hacen), con dudas y sin saber cómo funcionaba la mecánica para hacer mi pedido, es decir, si debía pagar primero o esperar para sentarme, me acerqué a la caja. Fue entonces cuando descubrí que este lugar se conectaba con Free Life, otro local de comida saludable que está contiguo y con el que comparten los espacios para comodidad de sus clientes.

Free Life basa sus recetas en la premisa de una alimentación con ingredientes libres de gluten, altos  en proteína y bajos en grasa, para así atender a vegetarianos, veganos y quienes buscan bajar de peso por recomendación médica o porque quieren cambiar su estilo de vida. Tiene un área en la que se pueden comprar productos y también una nutricionista con quien es posible establecer una dieta adecuada para cada caso. 

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Del menú de Prot Inn seleccioné dos sánduches, el de cerdo mechado ($ 6) y el de salmón ($ 7,90). Son preparados en unos redondos panecillos de harina integral que pasan por la plancha para que lleguen a la mesa tostados y crujientes. El primero tenía una buena porción de carne y una mezcla interesante, que no había probado antes, de aguacate con remolacha, y para dar un toque ahumado le ponen pequeños trozos de cebollas caramelizadas que además agregan dulce a esta sabrosa combinación.

El sánduche de salón también incluía aguacate, pero esta vez majado con queso ricotta, lo que le daba una textura como de mayonesa en la que se encontraban alcaparras que sumaban acidez al bocado. No estaba mal, pero no fue mi favorito, pienso que es un poco simple y le falta algo más de pescado. 

Me gusta cuando uno mismo tiene la opción de armar su propio plato, así que de Free Life ordené un bol (la base cuesta $ 5 y se suma el costo de la proteína que se pida) full vegetariano con espinaca en el fondo, champiñones, arroz integral, fréjoles, aguacate y falafel. Las porciones de cada ingrediente no son muy grandes, aunque sí bien preparadas y la combinación de todas seguro deja contento a cualquiera.

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Para beber puse en la mesa dos limonadas, una de cada local. De Prot Inn, una orgánica que venden envasada con marca propia y tiene té de moringa, jengibre, menta, hierba buena. De Free Life, una fresca preparada al momento con albahaca y al igual que la otra, con endulzante natural. La ganadora fue la de moringa, tiene mejor y más agradable manejo de acidez y con sus otros sabores mucho más presentes. 

Además de la rica propuesta gastronómica, me gustó mucho el concepto de estos dos negocios que decidieron unir esfuerzos hace ya algunos meses para atender la necesidad cada vez más creciente de personas que buscan comer bien, pero sobre todo saludable.  (O)

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